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Daniel Meurois, escritor francés: “Los humanos estamos acostumbrados a caminar a golpe de látigo” CULTURA Créditos: Cedida

Daniel Meurois, escritor francés: “Los humanos estamos acostumbrados a caminar a golpe de látigo”

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Álvaro Mera
Por : Álvaro Mera Abogado. Colaborador Cita de libros de El Mostrador
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Daniel Meurois, escritor y explorador de la “Memoria Akáshica”, explica en su entrevista cómo accede a información del pasado a través de lo que describe como una “proyección en cuerpo astral”.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Daniel Meurois, escritor y explorador de la “Memoria Akáshica”, explica en su entrevista cómo accede a información del pasado a través de lo que describe como una “proyección en cuerpo astral”. Afirma que sus libros, como “El Libro Secreto de Jeshua” y “Akhenaton”, no son producto de la imaginación sino de experiencias vivenciales intensas. Meurois sostiene que la “Memoria Akáshica” es un campo energético que guarda todas las experiencias y pensamientos a lo largo del tiempo. Además, reflexiona sobre la importancia de la humildad en la espiritualidad.
Desarrollado por El Mostrador

El escritor residente en Quebéc, Daniel Meurois, habla acerca sus libros  “El Libro Secreto de Jeshua”, “Así curaban ellos”, “Akhenaton”  y otros,  en que expone  su experiencia como buceador en la “Akasha”, la que define como un espacio de ilimitada capacidad de almacenamiento de memorias, pensamientos y sentimientos. Traducidos y editados en España por editorial Ishtar y disponibles ahora en Chile por editorial en Alma Libros, que los distribuye directamente y en algunas librerías del país. 

Su forma de acceder a la información del pasado,  a través del  “ viaje a por  los registros Akáshikos”, si bien practicado por algunas personas terapeutas-canalizadoreses poco usual. ¿Podría explicar más en detalle cómo es esto en su caso? ¿Es el fruto de una búsqueda suya o  alguien que se la entrega (caso de Xico Javier)?

–En primer lugar, me gustaría dejar claro que mi enfoque y mi trabajo no son los de un novelista. Son el resultado de una experiencia vivencial intensa que excluye cualquier intervención de la imaginación. Contrariamente a lo que algunos podrían pensar, mis escritos no son el resultado de una larga serie de canalizaciones, sino de un gran número de consultas a lo que se conoce como la “Memoria Akáshica” universal. Es muy importante entender esto. Así es como empezó todo… En 1971, experimenté espontáneamente el fenómeno de la descorporación y luego el de la “proyección en cuerpo astral”, aunque no sabía nada de este tipo de cosas. Inevitablemente, mi vida y mi visión del mundo se vieron radicalmente modificadas. Fue en el seno de esta práctica, que ahora domino desde hace mucho tiempo, donde descubrí rápidamente no sólo la constitución energética del ser humano, sino también la del Universo. Esto último me resultó enseguida especialmente fascinante. Siempre de forma espontánea, tomé conciencia de la existencia, dentro de esta sutil “anatomía cósmica”, de un campo vibratorio de una profundidad y una riqueza fabulosas.

Se trata de un “Campo de Energía Viva” que funciona a la manera de un “disco duro” inconmensurable, análogo al de una especie de hiperordenador creado por la propia Naturaleza, la Fuente o la Divinidad, según el término que más nos convenga… Digo inconmensurable en la medida en que tal Campo de Energía registra y conserva con una precisión asombrosa todo lo que ocurre en cualquier espacio donde se exprese la Vida. Este Campo de Energía constituye, por tanto, la Memoria total de todo lo que se ha “actuado, pensado, oído, visto, tocado, sentido y experimentado” en este mundo y en otros desde… el principio de la Creación, si es que alguna vez lo hubo.

Por supuesto, quienes no estén familiarizados con la noción de “Memoria Universal” tendrán la tentación de pensar que se trata de una teoría esotérica sin fundamento que alimenta una forma de “misticismo desenfrenado”. Sin embargo, no es así, ya que Akasha, término sánscrito que define tanto la Luz primordial como el Sonido primordial, es objeto de una amplia investigación durante varias décadas por parte de investigadores en física cuántica. Por lo que a mí respecta, ciertamente no soy un físico, ni mucho menos, sino un hombre de campo, un “explorador de los campos de la Conciencia”, un “investigador de lo Sagrado”. Es precisamente la experiencia que ello implica lo que me ha permitido penetrar profundamente en lo que desde hace tiempo llamo “la Memoria del Tiempo” y que considero una de las manifestaciones más asombrosas de la Presencia de lo Divino en toda la Creación.

Tras más de cincuenta años de incesante experimentación en este campo, he llegado a comprender que la gigantesca Memoria Akáshica en la que me sumerjo regularmente está formada por una miríada de estratos o frecuencias vibratorias, cada uno de los cuales se nutre constantemente de las experiencias de todos los seres conscientes de sí mismos a lo largo de los tiempos, de vida en vida. Me explico: parece que cada ser pensante está equipado con una especie de videocámara total que graba continuamente todo lo que hace, ve, oye, huele, toca, piensa y siente en el transcurso de cada una de sus existencias, y que la película completa que esto genera se vierte automáticamente en un auténtico “depósito virtual con almacenamiento ilimitado” que le es propio, en el corazón del Akasha. En términos actuales, una especie de “Nube” o “Cloud”.

El Campo Akáshico global estaría, por tanto, constituido por tantos “discos de memoria individuales” como formas de vida pensantes autónomas han existido y existen. También actuaría como un ¨Servidor” universal accesible a ciertas personas equipadas con una especie de código de acceso individual (un sonido armónico) resultante de una misión de Servicio a la humanidad.

Desarrollando este enfoque, estos conocimientos y estas facultades a lo largo de las últimas décadas, he podido investigar en numerosas ocasiones la realidad cotidiana de la comunidad esenia de hace dos mil años (Memorias de un esenio, Visiones Esenias), la de Jesús (El libro Secreto de Jeshua. tomo 1 y tomo 2) de algunas mujeres discípulas de Cristo (El testamento de las Tres Marías, El Evangelio de María Magdalena) y luego restituir en su autenticidad algunas grandes figuras espirituales que han marcado nuestra humanidad. Pienso en particular en el faraón Akhenaton (Akenatón), en Francisco de Asís (El secreto de Asís) y en el discípulo Juan (Los Apocalipsis de Juan), en cuyos itinerarios pude penetrar en sus respectivos aspectos no revelados… Y más recientemente, en la fascinante vida oculta de María, la madre de Jesús (Tras el velo de Meryem).

Polémicas aparte, espero que todos estos libros puedan ser vistos como regalos a la nueva humanidad que cada vez más esperamos y anticipamos.

En cuanto a Xico Javier, no he leído ninguno de sus libros y no conozco su trayectoria. En la época en que viví todos los acontecimientos relatados en “Relatos de un viajero por el mundo astral” y luego “Tierra Esmeralda”, ni siquiera sabía que existía.

Así como esta forma de viajar hacia atrás le ha permitido ver tiempos antiguos, ¿Ha hecho el ejercicio inverso? ¿Qué le deparará a la humanidad en lo porvenir?

– Tuve la idea de hacer el ejercicio inverso, pero es ilusorio. No funciona, ¡Y afortunadamente no funciona! A lo único que puedes acceder en un estado de conciencia que yo describiría como expandido es a visiones que expresan probabilidades. De hecho, el futuro está constantemente movimiento, ya que el libre albedrío de cada uno de nosotros lo moldea en cada momento.

-¿Y las profecías?

Las profecías son… puestas en escena por la Divinidad para ponernos en movimiento. Pero ¿para qué? Precisamente para que ejerzamos nuestro libre albedrío. Nosotros, los seres humanos estamos acostumbrados a caminar a golpe de látigo. Es un poco triste decirlo, pero es así. Si no tenemos ciertos plazos delante, nos dormimos. El miedo no enseña, por supuesto, pero sin embargo nos pone en movimiento, lo que a veces puede resultar indispensable.

-¿Significa esto que El “nos” miente dentro de las llamadas profecías?

Desde luego que no. Se nos presentan hechos que se sitúan en el ámbito de la alta probabilidad en momentos concretos, como para animarnos a reaccionar cogiendo el toro por los cuernos. Con nuestras acciones, tenemos la oportunidad de contrarrestar lo que parece ser una fatalidad, pero que en realidad es sólo una verdad puntual. Estamos cambiando nuestro futuro no sólo cada día, sino a cada instante. Es por eso que las movilizaciones de conciencia y sus consecuencias concretas, son importantes. También por eso el principio de profecía es utilizado por Hermanos Mayores, por Mensajeros. Observando desde arriba nuestra manera de funcionar, intentan predecir nuestras reacciones.

En lo personal, ¿Por qué optó por ir a vivir fuera de Francia a Canadá hace ya varios años? ¿Es cierto que escribe sus libros con pluma? ¿Por qué?

–Dejé Francia hace unos treinta años por razones que tienen que ver con mi vida privada. No fue Canadá -y más concretamente Quebec- lo que me atrajo especialmente. Podría haberme ido a la India, cuya cultura siempre me ha fascinado, pero ejercí mi libre albedrío y seguí lo que ahora veo claramente como mi destino, que es mi vocación de profesor y escritor. Mi vida no es lineal, pero sí internamente coherente.

Sí, es cierto que llevo casi treinta años escribiendo todos mis libros con una pluma. Una pluma de verdad. Para mí, es un gesto importante porque hay una especie de magia en el momento en que sumerjo esa pluma en el tintero y en el momento en que la pongo sobre una hoja de papel para trazar las palabras. Hay uno o dos segundos que, para mí, son sagrados.

El incierto panorama mundial actual, con guerras comerciales y de las otras, contrasta con el mensaje de alegría y agradecimiento de las enseñanzas espirituales que Ud. transmite, desde los esenios a Jesús, desde Akhenaton al Tibet, ¿Cómo es posible vivir esto en un mundo cada vez más violento, contaminado, deforestado y empobrecido?

–Para mí, la única respuesta es tomar altura. Es una respuesta clásica, por supuesto, pero no resuelve la cuestión, porque conduce inmediatamente a otra: ¿Cómo tomar altura en un mundo que nos pesa con su dureza, su absurdo y su complejidad?  Así que yo diría que sólo el camino de la vida puede enseñarnos, poco a poco, a deshacernos del peso de nuestras escamas.

No existe una receta para madurar la conciencia.

Por lo que a mí respecta, pienso tener en mente constantemente el aspecto totalmente ilusorio de todo lo que constituye nuestra experiencia individual y colectiva. El Principio de Maya no es una bella idea filosófico-metafísica. Comprenderlo nos da la clave de la liberación. Todos vivimos en un universo virtual, y sin duda tengo la suerte de ser plenamente consciente de ello, aunque -de vez en cuando, por supuesto- como todo el mundo, pueda quedar atrapado por esta virtualidad.

Sus libros traducidos al español, gracias a editoriales como Ishtar, son conocidos por un público cada vez mayor, que lee sus relatos, mensajes e información que extrae del Akasha. ¿A qué atribuye este interés?

–Creo que este interés está ligado a la situación de emergencia en la que se encuentra la humanidad, porque esta emergencia estimula la apertura de la conciencia. Es lo que he llamado un poco antes ¨los latigazos¨ que mucha gente necesita.

Estoy convencido de que, como especie, somos análogos a los lectores de un gran libro que llegan a la conclusión de uno de sus capítulos y se disponen febrilmente a pasar página para descubrir el siguiente, decisivo para comprender la trama.

Parte de este interés se debe también a la eterización natural de nuestro universo local y global. Sí, creo que en eso estamos, con cada vez más personas llamadas a dar un prodigioso salto adelante, necesariamente a través del aprendizaje de la dimensión temporal, hacia una redefinición de lo que llamamos realidad… y de lo que somos.

También me gustaría subrayar que, a lo largo de mis libros, siempre he intentado cuidar la calidad de mi escritura. No es la búsqueda de una escritura estética porque sí… Simplemente creo que mi trabajo consiste en transmitir la belleza del Orden Divino de la Vida con las palabras más edificantes y sagradas posibles. Estoy convencido de que en los 45 años que llevo escribiendo, quienes me leen son cada vez más sensibles a esto, y que esto amplifica el mensaje.

¿Qué puede decir a las personas que han tenido una experiencia parecida a la suya y que desean canalizar estas capacidades?  ¿Realiza Ud. talleres donde enseña a viajar por el Akasha, o terapias individuales basadas en este tipo de canalización? 

–Lo primero que puedo aconsejar es el cultivo de la humildad. De hecho, no es la acumulación de unas cuantas habilidades psíquicas lo que convierte a alguien en un “iniciado” algún tipo de maestro en espiritualidad. Estas habilidades no inducen automáticamente la sabiduría y el amor que caracterizan cualquier desarrollo espiritual real. Tengo que decir que siempre me entristece enormemente el número de personas que, aquí y allá en las redes sociales, afirman haber dominado a voluntad todos los talentos psíquicos del mundo. Está bastante claro que muchos de ellos son farsantes que abusan de la credulidad de los que buscan ayuda. Los controlan mental y financieramente y hacen un gran daño a los auténticos enfoques espirituales. Por desgracia, el campo de la terapia energética está lleno de este tipo de falsificadores. Así que tenemos que estar muy atentos.

Hay que ser consciente de que no puede enseñar a la gente a viajar por la Memoria Akáshica. Es una facultad que se otorga a muy, muy pocas personas. Por eso nunca he organizado un taller sobre el tema y nunca lo haré.

¿Qué mensaje le deja a sus lectores y a quienes aún no conocen la literatura de Daniel Meurois.?

–Es muy sencillo… Se trata de alimentar la esperanza, la luz y la verdad del corazón en aquellos con quienes la Vida nos da la oportunidad de encontrarnos. Eso es lo que provoca la metamorfosis.

 

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