
Directora teatral: “Que vuelva a ocurrir una revolución pingüina es solo cuestión de tiempo”
María José Pizarro dirige “Clase”, una obra de Guillermo Calderón, que ha sido nuevamente montada al cabo de casi dos décadas y podrá ser vista hasta el 14 de septiembre. En ella, en plena toma estudiantil, un profesor y una alumna quedan encerrados en una sala.
Un montaje de actualidad, a la luz de las recientes tomas y enfrentamientos en liceos de Santiago, se exhibe actualmente en el Teatro Mori Bellavista.
Se trata de “Clase”, una obra de Guillermo Calderón, que ha sido nuevamente montada al cabo de casi dos décadas (fue estrenada en 2008), y podrá ser vista hasta el 14 de septiembre, dirigida por María José Pizarro.
Protagonizada por Renata Lorca y Vicente Almuna, la obra —a cargo del Colectivo CTM— se instala en plena toma estudiantil. En medio de este contexto de agitación política, un profesor y una alumna quedan encerrados en una sala. Ella, la única que no se ha sumado a la protesta, insiste en disertar sobre un tema que considera crucial.
Él, frustrado por años de desilusión profesional y personal, ve en esta jornada la oportunidad de sacar a la luz sus emociones contenidas. El resultado es un choque generacional cargado de tensiones, sueños frustrados y una búsqueda común por imaginar un futuro distinto.
“Clase se vincula de manera muy natural con el trabajo que venimos desarrollando como compañía, porque compartimos un interés profundo por lo social y por las temáticas que interpelan directamente a la realidad chilena. Nuestra metodología siempre ha estado ligada al teatro físico, al uso del cuerpo como primera capa de narración, y en esta obra esa búsqueda sigue presente, aunque aquí el texto es el gran protagonista”, comenta Pizarro a El Mostrador.
“En mi trabajo anterior he explorado historias que ponen en tensión la memoria, la política y la intimidad, y Clase reúne todos esos elementos: es un texto que, a pesar de haberse escrito hace más de 15 años, dialoga con el presente, con nuestras luchas y decepciones, y nos permite seguir preguntándonos por el país que queremos construir”.

Pizarro llegó a la dirección del montaje por una invitación de Teatro Mori.
“Querían remontar obras emblemáticas estrenadas en la sala a lo largo de este tiempo y, dado que tengo una estrecha relación con el espacio —pues en los últimos años casi todas mis obras se han presentado allí—, me ofrecieron dirigir esta pieza y acepté encantada”, cuenta.
Consultada sobre los principales desafíos para montar esta obra, cuenta que el más importante “fue la propia obra”.
“Vi el montaje original y también una reposición con reemplazo, y recuerdo el impacto que provocó, tanto por las actuaciones como por el texto. Desde ese momento la vara quedó muy alta, ya que es una pieza muy recordada y que hoy es considerada un clásico chileno contemporáneo”, cuenta.

Maria José Pizarro. Crédito: Nicolás Calderón.
Estar a la altura
Pizarro cree que, a pesar de haberse estrenado en 2008, “el público de teatro la sigue teniendo muy presente, por lo que la inevitable comparación era el reto mayor: no se trataba de hacerlo mejor, sino de estar a la altura de lo que fue su primera versión”.
Además, como dramaturga, Pizarro dice valorar “profundamente la palabra y el trabajo de otros autores”.
“Por eso, no modificamos nada del texto original: me gusta abordar los clásicos tal como fueron escritos, sin reversionarlos, tomando lo que el dramaturgo dejó para construir una nueva puesta en escena desde ahí”, explica.
“Admiro mucho su obra; es un referente para mí y monté su texto con el mayor respeto posible”.
Relevancia
La directora además destaca la revelancia de este montaje.
“Lo hermoso de los textos que no mueren es que siguen vigentes; hay algo en ellos que siempre nos hace volver. Creo que eso ocurre con Clase, una obra que parece una premonición de lo que hemos vivido en los últimos 15 años”.
Pizarro argumenta que el texto no solo habla de educación, sino también de revolución, “y nosotros vivimos una hace muy poco”.
“Por eso siento que sus palabras golpean hondo en quienes seguimos soñando con un Chile mejor. Intentamos, de muchas maneras, conseguir el video original para guiarnos, pero no lo encontramos. La acción sigue ocurriendo en una sala de clases, como lo indica el texto, y nuestro mayor cambio fue incorporar recursos multimedia, una herramienta con la que venimos trabajando desde hace años como colectivo”.
Actualidad
Otro tema es cómo dialoga la obra con el contexto actual, entendiendo que los movimientos estudiantiles no tienen la misma potencia que hace algunos años, y que hay un presidente y ministros que son ex dirigentes estudiantiles.
“Que vuelva a ocurrir una revolución pingüina es solo cuestión de tiempo, de acumular más rabia. Si te fijas, las demandas estudiantiles siguen siendo prácticamente las mismas”, analiza Pizarro.
“Durante los movimientos anteriores se lograron algunos cambios menores, pero la crisis de fondo sigue intacta y, en cualquier momento, puede volver a estallar. Hoy incluso hay colegios nuevamente en toma. La educación es el pilar de toda sociedad, y lo más triste es ver que, aunque muchos de nuestros líderes actuales fueron dirigentes estudiantiles, el sistema es tan perverso que ni siquiera ellos pueden transformarlo a fondo”.
Ex dirigentes estudiantiles
A Pizarro le resulta “profundamente decepcionante ver los registros del pasado, con (Gabriel) Boric y (Camila) Vallejo llenos de fuerza, y hoy observarlos desde el otro lado, como si nunca hubieran encabezado una revolución”.
“Es triste… pero Chile, a veces, es triste”, apostilla.
En la puesta en escena aparecen imágenes de Boric, Vallejo y (el ex diputado Giorgio) Jackson en su etapa de dirigentes.
“Hay quienes lo notan y se entristecen, como nosotros; otros se dejan llevar por la belleza del texto y por cómo sus palabras siguen resonando a pesar del tiempo”, afirma.
“Nuestra propuesta es sencilla pero funcional. Como colectivo, trabajamos desde el teatro físico, utilizando el cuerpo de las actrices y actores como primera capa de narración, y eso también es muy bello de presenciar. En esta obra transitamos por ese espacio sin quedarnos estancados, porque para mí el mayor valor de Clase está en la fuerza y la belleza de su texto, y eso es lo que buscamos resaltar por sobre todo”.
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