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“Me ha tocado un destino digno de novela”: U. de Chile da Medalla Rectoral a autora Isabel Allende CULTURA Crédito: U. de Chile

“Me ha tocado un destino digno de novela”: U. de Chile da Medalla Rectoral a autora Isabel Allende

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Presentará el miércoles su novela más reciente, “Mi nombre es Emilia del Valle”, en el Teatro Oriente de Providencia, un evento gratuito para el cual se agotaron todas las entradas disponibles en menos de un minuto.


La Universidad de Chile otorgó este martes la Medalla Rectoral a la escritora Isabel Allende (Lima, 1942).

La distinción fue entregada por la rectora Rosa Devés, quien destacó que la homenajeada “ha contado las historias de quienes fueron silenciados y ha dignificado las vidas de los oprimidos a través de la narración”.

Allende, que se encuentra de visita en Chile, llegó hasta la Casa Central y dictó una conferencia magistral donde abordó su historia y las temáticas que invaden las tramas de sus libros.

Consagrada como la escritora viva más leída de la literatura en español, la escritora llegó hasta la Casa Central para recibir el premio, un reconocimiento que la Universidad de Chile le concedió por su extensa trayectoria y su aporte a la literatura. Sus 28 libros, traducidos a más de 40 idiomas, con historias que abordan temáticas como la memoria nacional y la igualdad de género.

Antes de la ceremonia, la escritora fue recibida por las autoridades universitarias en el despacho de la Rectoría. Crédito: U. de Chile.

La ceremonia se realizó en el Salón de Honor y fue presidida por la Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés. En ella participaron la prorrectora Alejandra Mizala; el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Blanco; las ministras Macarena Lobos y Carolina Arredondo; la contralora universitaria, Magdalena Gandolfo; los vicerrectores Claudio Pastenes, Pilar Barba, José Correa y Josiane Bonnefoy; así como decanas y decanos, senadoras y senadores universitarios, miembros del Consejo de Evaluación, rectoras y rectores de otras universidades y miembros del cuerpo diplomático.

“En tiempos en que la libertad de expresión y la palabra auténtica conllevan cada vez más riesgos, a la vez que paradójicamente la tecnología nos ofrece más canales de comunicación que nunca, el hablar y contar libre de Isabel Allende, acompañado de una humanidad inagotable, es lo que hoy queremos relevar especialmente”, afirmó la Rectora Devés para abrir la ceremonia.

Su escritura, donde las mujeres nunca dejamos de ser protagonistas y donde la imaginación y la creatividad vuelven trascendente lo cotidiano, es un antídoto frente a la tentación de guardar silencio para evitar posibles agravios. Con humor, ternura y una mirada crítica, sus libros son ejemplo de expresión valiente”, agregó.

La rectora Devés destacó cómo la obra de Allende coincide con la misión que se propuso la U. de Chile con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado: profundizar la educación en y para los Derechos Humanos y la democracia.

“Isabel Allende nos muestra un camino, porque ha sabido ponerse en el lugar de otros y, especialmente, de otras. Ha contado las historias de quienes fueron silenciados y ha dignificado las vidas de los oprimidos a través de la narración. Dar voz y ofrecer un lugar, eso es lo que su literatura hace con fuerza y belleza. Esa es también la responsabilidad de la Universidad de Chile como universidad pública”, apuntó.

Agradecimiento

“Agradezco de todo corazón esta medalla inesperada que me honra y me alegra”, afirmó por su parte la escritora, quien anunció que usaría sus palabras para “responder a un par de preguntas que me hacen a menudo: por qué escribo y por qué sigo escribiendo a mi edad”.

“Son preguntas estrafalarias, porque si yo fuera panadera, a nadie le importaría por qué hago pan, ni tampoco me preguntarían por qué sigo amasando. ¿Por qué escribo? Porque si no escribo, se me seca el alma y me muero. Porque la materia prima es infinita y gratis: el aire está lleno de historias. Cada persona tiene una vida que yo quiero conocer y contar. Y porque nada me da más placer que hilvanar palabras”, dijo.

La escritora fue presentada por la directora del Departamento de Literatura de la U. de Chile, Carolina Brncic, quien destacó que “el conjunto de su obra se ha convertido en expresión de las desigualdades sociales de nuestro continente, de las atrocidades cometidas por las dictaduras del Cono Sur y del drama del exilio, utilizando los recursos que la crítica ha considerado propios de la nueva novela histórica, la ficcionalización y ampliación de la historia, el registro de identidades marginalizadas y de la vida íntima de los sujetos históricos”.

A través de cartas, crónicas y diarios, Isabel Allende reconstruye la historia de una estirpe o la vida de un personaje, instalando para ello la subjetivación de la perspectiva individual, casi siempre de mujeres, recuperando memorias de personajes no siempre nombrados ni relevados por la historiografía”, señaló.

En sus palabras, la profesora Brncic expresó que “las ficciones de Isabel Allende beben de lo real y se abren al desborde de la imaginación. En sus narraciones expone las experiencias y luchas de sus protagonistas por conquistar y ejercer su autonomía, resquebrajando los moldes sociales y los contextos opresivos entre los que usualmente se encuentran”.

Crédito: U. de Chile

Escribir para vivir, vivir para escribir y escribir hasta el final

La carrera de Isabel Allende comenzó en 1967 de la mano de su trabajo periodístico en la Revista Paula, donde publicó por años la columna “Civilice a su troglodita”, en la que abordaba de forma pionera temas relativos al feminismo y la igualdad de género.

Tras el derrocamiento del gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende en 1973 y el comienzo de la dictadura militar, abandonó el país y se fue al exilio en 1975 a Venezuela.

Allí escribió su primer libro, La Casa de los Espíritus, fue publicado en 1982 y desde entonces empezó una exitosa carrera como escritora de ficción y de no ficción.

Hoy, Isabel Allende se ha convertido en una de las escritoras más exitosas a nivel global. Entre los reconocimientos que ha recibido destacan el Premio Nacional de Literatura 2010 y la Medalla Presidencial de la Libertad, la distinción civil más importante de EE.UU., que le otorgó el entonces Presidente Barack Obama en 2014.

En 2018 recibió la Medalla de Honor del National Book Award (un símil al Premio Nacional de Literatura de EE.UU.), específicamente por su contribución al mundo de las letras estadounidenses.

Crédito: U. de Chile

Conferencia

Tras recibir la distinción este martes, la escritora dictó una conferencia magistral en la que abordó los temas que trata en su literatura: el por qué de la escritura, el feminismo y la equidad, la identidad local y la memoria, tanto la mágica como la nacional.

En sus palabras, la escritora recordó sus inicios escribiendo en Paula, donde a veces dudaban de la veracidad de sus artículos y donde descubrió “el poder de la palabra”.

“Aprendí que la escritura no es un fin en sí mismo, es un medio de comunicación y nunca lo he olvidado. No escribo para mí, escribo para mis lectores”, contó.

“El ambiente en la revista era delicioso. Informar, desafiar los prejuicios, cambiar la cultura machista, mostrar la realidad de Chile y cómo nos divertíamos. Los planes para el futuro que tenía se desbarataron en 24 horas el 11 de septiembre de 1973”, rememoró.

Sin embargo, Isabel Allende aseguró que no se queja.

“Me ha tocado un destino digno de novela. En general, la vida tiene algunos momentos luminosos y otros muy oscuros, pero el tiempo entre medio es gris y no deja huella. A mí me ha ocurrido mucho de bueno y de malo, éxito inesperado y amor siempre. También muertes, pérdidas, separaciones y lágrimas, desorden y confusión (…) He tenido que comenzar de cero más de una vez y en cada ocasión he ajustado mi historia. Me presento, me explico y un nuevo yo surge. El hecho de escoger cómo voy a contar mi vida, qué voy a destacar y qué voy a omitir es una forma de ficción“, afirmó.

También repasó la elaboración de La Casa de los Espíritus, que nació inicialmente como una carta para su abuelo que estaba muriendo en Santiago.

“Quería decirle que recordaba todas las anécdotas que me había contado y que no serían olvidadas después de su muerte. La carta fue creciendo, le salieron tentáculos. Se convirtió en una criatura glotona, voraz, que iba devorando todo a su paso. Ya no parecía una carta, era otra cosa. Mi abuelo no alcanzaría a recibirla, pero eso, lejos de disuadirme, me dio alas. Podía escribir lo que quisiera sin temor a ofenderlo. No alcancé a asustarme ante la magnitud de lo que estaba haciendo. Una página tras otra, la historia se fue perfilando, sin un plan, sin nada. Escribía en la cocina, de noche, con la seguridad y la confianza del ignorante, sin tener idea de lo que en verdad estaba haciendo. Nunca más he vuelto a tener esa sensación de absoluta libertad. Un año más tarde, tenía más de 500 páginas en el mesón de la cocina. Era mi primera novela”, contó.

Para escribir sus libros, la escritora estudia cuidadosamente el contexto histórico en el que se desarrollará la trama y dice que ese ejercicio de estudiar el pasado le ha permitido “ver el presente con cierta perspectiva e imaginar el futuro”.

A veces parece que la humanidad retrocede. Este es uno de esos momentos. Es tanta la injusticia, la crueldad y la estupidez, que perdemos la esperanza. Pero no es cierto que andamos en círculos, como perro pillándose la cola. Andamos en espirales. En cada vuelta aprendemos algo. Todo cambia, todo es temporal, y el gran arco de la historia es hacia más progreso, más conocimiento, más inclusión. La humanidad evoluciona, pero lo hace a tiritones“, afirmó.

Para responder a la pregunta de hasta cuándo seguirá escribiendo, Allende aseguró que “mientras tenga memoria y capacidad de atención”.

“Todavía puedo retener en la cabeza 360 páginas de la novela en proceso y recordar exactamente en cuál de esas páginas está la frase que busco. Todavía puedo estudiar una montaña de documentos para investigar un tema sin más ayuda que café retinto. Al cabo de casi medio siglo escribiendo, he aprendido algo sobre mí misma, porque cada libro es un ejercicio de introspección: todavía siento curiosidad por el resto de mi viaje en esta vida. No he concluido la exploración de la memoria y del alma”, relató, y compartió que actualmente se encuentra trabajando en un nuevo libro de memorias que repasará la década más reciente de su vida.

“Mediante el mágico proceso de escribir esta memoria, pretendo transformar la desilusión de un divorcio en aventura y el acecho tenaz de la vejez en liberación. ¿No es esa la alquimia de la literatura, como dijo William Gass? Transmutar los acontecimientos banales y los dolores inevitables en verdad poética, mediante el paciente proceso de contarlos. Con un soplo de la imaginación y un arabesco de la pluma, o unos toques en el teclado, pretendo revitalizar mis recuerdos y dar chispa y brillo a la lucha cotidiana. Escribir para vivir, vivir para escribir y escribir hasta el final“, cerró.

Isabel Allende, radicada en Estados Unidos desde 1988, volvió a Chile luego de seis años de ausencia. Como parte de la agenda de su visita, la escritora presentará el miércoles su novela más reciente, “Mi nombre es Emilia del Valle”, en el Teatro Oriente de Providencia, un evento gratuito para el cual se agotaron todas las entradas disponibles en menos de un minuto.

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