
Claudia Piñeiro, escritora argentina: “La verdad siempre está puesta en juego”
La destacada autora publicó este año la novela de ficción “La muerte ajena”, Piñeiro reflexiona en torno al trabajo sexual y los cruces entre periodismo, literatura y política en América Latina.
La escritora argentina Claudia Piñeiro encontró como punto de partida un hecho policial real: la caída de una joven brasileña en un edificio del barrio de Recoleta, en Buenos Aires. El caso fue ampliamente difundido en los medios y se habló de un posible suicidio, aunque hasta hoy no se ha esclarecido del todo.
A partir de este hecho destacada autora publicó este año la novela de ficción “La muerte ajena”, Piñeiro reflexiona en torno al trabajo sexual y los cruces entre periodismo, literatura y política en América Latina.
Sin apegarse al caso real el libro cuenta la historia de una exitosa periodista de radio que recibe una mañana la noticia de que una joven cayó de un quinto piso en un barrio residencial de Buenos Aires. Por otro lado, el dueño del departamento es un conocido empresario, sobrino de un militar condenado por crímenes de guerra cometidos durante la dictadura militar argentina. Este trágico suceso obliga a la protagonista a confrontar su pasado familiar, marcado por el abandono de su padre .Durante la investigación, lo que más la conmovió fue la figura del padre de la joven.
“Daba la sensación que no tenía ni idea de a qué se dedicaba la hija, pero nunca lo vi decir nada peyorativo. Lo que estaba haciendo era buscando que la justicia no se durmiera y hubiera un esclarecimiento del hecho, cosa que hasta ahora no sucedió”, expresa la autora en conversación con El Mostrador.
“La muerte ajena” aborda las tensiones que existen entre lo privado y lo público y explora las oscuras tramas de poder y deseo, la vida de las trabajadoras sexuales y la complejidad de unos lazos familiares marcados por los distintos relatos, la subjetividad, las ocultaciones y los supuestos.
“Fue la primera vez que hay un disparador que es un caso real, aunque después yo me aparto totalmente del hecho policial para escribir”, dice.
En su relato, la tragedia personal y la impunidad institucional se transforman en una trama que interpela al lector sobre el modo en que la sociedad juzga a las mujeres y los silencios que rodean sus vidas.
Claudia Piñeiro se ha consolidado como una de las voces más relevantes de la literatura argentina contemporánea, con una obra que cruza el policial con la crítica social.

Prostitución, plataformas y nuevas formas de subsistencia
Ese hecho inicial llevó a Piñeiro a reflexionar sobre la prostitución y sus mutaciones en los últimos años, especialmente en los sectores de clase media.
“Después de la pandemia hubo un quiebre de las utopías: muchos varones se dedicaron a las criptomonedas o al juego online, y mujeres a cuestiones relacionadas con el trabajo sexual, no necesariamente la prostitución, a veces OnlyFans o el chat sex”, señala.
El fenómeno, dice, se vincula a una precarización extendida y a un cambio cultural que atraviesa a los más jóvenes. Allí, la literatura se transforma en una reflexión sobre problemáticas contingentes.
Para la autora, además, el tema se enlaza con un debate interno en el movimiento feminista.
“En Latinoamérica lo entendemos distinto que en España, donde hay una pelea muy fuerte entre abolicionistas y regulacionistas. Acá, por una cuestión de subsistencia y falta de trabajo, somos menos terminantes”, afirma.
Uno de los ejes centrales de la novela es la construcción de la verdad. Piñeiro decidió contar la historia a través de tres narradores no confiables, que presentan distintas versiones de los hechos.
“La verdad siempre está puesta en juego. No es solo un objeto mirado desde distintos puntos de vista: es la realidad misma lo que se mueve, y no sabemos dónde está”, explica. Ese recurso le permite explorar cómo las sociedades construyen sus relatos colectivos, cómo se filtra la mirada subjetiva y hasta qué punto las certezas pueden desmoronarse. La novela, así, dialoga con un presente atravesado por las noticias falsas, la polarización y la crisis de credibilidad de los discursos públicos.
La preocupación por la verdad lleva inevitablemente a Piñeiro a reflexionar sobre el periodismo contemporáneo. “El periodismo está muy complicado para ser ejercido, hay problemas de censura y de precarización. Se nota mucho quién lo ejerce bien y quién lo ejerce mal”, sostiene.
No es casual que sus novelas, aunque ficcionales, tengan un pulso de crónica social. Desde los femicidios hasta la corrupción política, pasando por los dilemas de clase y religión, su escritura funciona como una radiografía de las tensiones de la Argentina actual.
“Mis novelas son muy contemporáneas. Seguramente siempre están atravesadas por lo que pasaba en ese momento en la Argentina, en el mundo, en el lugar donde yo estoy”, manifiesta.
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