
El pronóstico de José Gabriel Palma sobre la economía chilena: «Se viene un año complicado, de desaceleración fuerte»
El economista chileno pronosticó que para este 2020 vendrá un crecimiento mínimo, impulsado principalmente por el sector exportador. «La derecha creía que todo dependía de las expectativas, pero ganó (Sebastián) Piñera y no pasó nada. Además, no se puede descartar otra reacción de descontento si pasa poco o nada respecto del proceso constituyente en marcha».
«Está claro que se viene un año complicado, de desaceleración fuerte sobre una economía que ya venía muy desacelerada». Esa es la estimación que hace el economista José Gabriel Palma, quien consideró que la economía chilena se ha visto golpeada «por la imposibilidad de que muchos empleados llegasen a sus trabajos» debido al estallido social.
En una entrevista con el diario El País de España, Palma pronosticó que para este 2020 vendrá un crecimiento mínimo, impulsado principalmente por el sector exportador. «La derecha creía que todo dependía de las expectativas, pero ganó (Sebastián) Piñera y no pasó nada. Además, no se puede descartar otra reacción de descontento si pasa poco o nada respecto del proceso constituyente en marcha».
En tanto, el economista tendrán efecto en la inversión. «Por ejemplo, la llegada de capitales extranjeros se va a desacelerar, aunque en Chile la inversión exterior en ámbitos verdaderamente productivos son mínimas».
«Lo que pasó fue una sorpresa»
Para José Gabriel Palma, si bien fue una sorpresa el estalido social que sacudió a Chile desde el 18 de octubre, consideró que «había señales importantes que se ignoraron, como que en la última elección presidencial más de la mitad de la población no votase, ni siquiera en segunda vuelta».
También crecía el rechazo al abuso generalizado. Los chilenos tienen mucha paciencia y aguantan mucho más allá de lo que deberían, pero cuando se les agota salen con todo. La rapidez y la virulencia del estallido tienen que ver con eso, con que se aguantó durante demasiado tiempo: las protestas estallaron prácticamente por nada -una subida del Metro de centavos de dólar-, pero había un descontento social latente por la arbitrariedad sistemática. Como decía uno de los eslóganes de los primeros días: ‘No son 30 pesos, son 30 años'», explicó.
En esa línea, el profesor titular emérito en la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge y profesor de la USACH, sostuvo que lo que ha pasado en los últimos 30 años. «No ha sido una cuestión de falta de crecimiento, sino de un nivel de abuso que ha llegado a ser insoportable. Para la mayoría, las pensiones privadas son de hambre y el sistema no tiene solución; la salud pública es de vergüenza para un país como Chile, igual que la educación pública para los grupos de bajos ingresos».
Palma agrega que «se regalaron las infraestructuras y los recursos naturales a privados. Cuando dejas un mercado desregulado y un Estado que va por detrás solucionando problemas de forma pasiva, los sectores corporativos grandes distorsionan los mercados a su favor: se reduce la competencia, no se diversifica la economía y empiezan los abusos por precio y mala calidad de los productos y servicios que prestan. A todo eso se suman los salarios: la mitad de los trabajadores chilenos no gana lo suficiente como para sacar de la pobreza a una familia de cuatro personas. Chile está en un nivel de ingreso en el que no debería permitir esas situaciones. Y es un país que se cree que está a las puertas del desarrollo».
«El modelo está agotado»
Para José Gabriel Palma, el modelo chileno «ya está agotado (…) El sector servicios solo crece por el aumento del empleo de bajos salarios y el sector exportador, que es puramente extractivo, ha topado techo solo le interesa crecer en países vecinos. Ese modelo no va a dar, en adelante, más allá de un 2% o 2,5% de crecimiento».
El economista consideró que «sí o sí» hay que industrializar el sector exportador, especialmente el cobre y la madera. «De Chile salen al año más de 1.000 barcos con cobre concentrado, un material que tiene solo un 30% de contenido de cobre. El resto es escoria, así que el principal producto que Chile exporta es, por volumen, basura. Imagínate la polución inútil que genera su transporte. Es un absurdo; no tiene sentido».
«Chile es una de las economías relativamente menos diversificadas del mundo y sin intervención pública directa ese cambio no se va a producir. Vamos camino de medio siglo de neoliberalismo y no hay ninguna indicación, cero, de que haya interés en el sector exportador en diversificarse. El Estado chileno es subsidiario, se centra en solucionarle los problemas que va dejando el sector privado y en sofocar el descontento y no mira hacia adelante. Chile no necesita más Estado en el sentido de la cantidad: necesita un Estado que sea capaz de generar una nueva política de desarrollo. Ya se cerró un ciclo y el Estado debe llevarlo hacia uno nuevo, liderando al sector privado y yendo, en definitiva, al fondo del problema», recalcó.