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Sin poder abrir y no calificando a ninguna ayuda: Restaurante Kilómetro 0 no pudo sobrevivir la pandemia y cierra sus puertas Gastronomía

Sin poder abrir y no calificando a ninguna ayuda: Restaurante Kilómetro 0 no pudo sobrevivir la pandemia y cierra sus puertas

Uno de los socios del emblemático restaurante de Isidora Goyenechea relata cómo confió en que podría mantener el trabajo de más de 10 años y sortear la crisis provocada por el coronavirus. Pero sin poder abrir por no contar con terraza, pagando los altos costos de arriendo del lugar y sin calificar a los créditos Fogape, todo se complicó. Cuestiona además la gestión de Sebastián Sichel en Banco Estado, y la visión del ex ministro de Hacienda Ignacio Briones para apoyar a la industria gastronómica.


Antonio Fernández es uno de los socios de Kilómetro 0, el emblemático bistró ubicado en Isidora Goyenechea, en Las Condes. Hace un tiempo, en entrevista con El Mostrador, advertía que la pandemia estaba cerrando muchos negocios y el mundo gastronómico estaba seriamente afectado. Tampoco había mucha oportunidad con los créditos Fogape ni las medidas económicas para salvar al sector.

El lugar emplazado en el subsuelo del Hotel W se había transformado por años en uno de los favoritos de empresarios y políticos. Pero la crisis sanitaria lo afectó duramente, por no contar con una terraza. Lo intentó con el delivery pero no fue suficiente. Al igual que  muchos actores de esta industria se encuentra en la quiebra por llevar más de un año y medio sin poder abrir.

«Partiendo el 18 de octubre con el estallido social, nos llevó a que los números fueran muy malos, teníamos cerrado, teníamos toque de queda, con marchas de los ciclistas los fines de semana, no se podía entrar, por lo tanto desde octubre en adelante empezó el problema serio para nosotros», advierte.

A pesar de eso siguió intentando sobrevivir con muchas dificultades para poder pagar los arriendos y gastos comunes, que significaba por lo menos solo en esos gastos más de 20 millones de pesos mensuales para funcionar.

«El restaurante funcionó por 10 años, siendo exitoso, donde entraban más de 10.000 personas solo al restaurante en el mes. Lo que hacía que para el edificio, la inmobiliaria y los fondos fuera muy positivo porque eso llevaba a que visitaran el hotel W, tiendas anexas, etc.», menciona.

Una luz se vio al principio de marzo de 2020, cuando lograron estabilizarse y comenzar a recuperarse. «Pero no alcanzamos a llegar al 15 cuando el 18 ya finalmente nos dan el palo de gracia y nos dicen que tenemos que cerrar», recuerda Fernández.

Tanto para Kilometro 0 como la industria gastronómica en general fue un momento incierto. «Yo siempre he sido súper positivo por lo tanto pensé que esto podía durar un par de meses, quizás resistíamos y seguíamos para adelante, pero desgraciadamente esto no acabo rápidamente, llevamos más de un año en el mismo problema», afirma.

Avanzada la pandemia, las medidas sanitarias y la planificación del Plan Paso a Paso permitió una reapertura parcial en algunos locales, pero no en Kilometro 0. «En un restaurante donde en ese minuto el atractivo era que estaba en piso menos uno, lo cual lo hacía muy interesante, con una altura de 28 metros. En el minuto que apareció la pandemia todo lo que fuera menos uno o encerrado, termino por morir», explica.

«Nos pusieron las cuarentenas, nos cerraron y nunca pudimos abrir, hubiéramos podido abrir y afortunadamente no lo hicimos, exactamente 20 días durante este año y un mes, cuando estuvimos en fase 3, que podríamos haber abierto con un 25% de aforo, un restaurante  que tiene 500 metros cuadrados, no es rentable abrirlo», agrega.

Como se mantuvieron cerrados, la situación se fue haciendo cada vez más complicada, porque no se podía pagar el arriendo ni los gastos comunes. «Mi gran esfuerzo se hizo, para tratar de tener a la gente lo mejor posible, mandándolos al AFC  sin despedirlos, pagando lo que pudiera, porque la verdad caja no había. Hicimos delivery, pero se acabó, porque, efectivamente al yo deber arriendo la inmobiliaria, me cortó la luz y es lo que correspondía», confiesa Fernández.

Decidieron esperar un poco más para seguir tratando de funcionar «pero no se pudo. En cuanto a lo que se debía en ese minuto, quizás debimos haber hecho un acuerdo, haber cerrado antes, pero uno lo da por descontado de que si lleva seis, siete, ocho o diez meses cerrado… Yo no cerré a mí me cerraron por obligación, a mí el Estado me dijo tienes que cerrar y yo supuse que además la inmobiliaria que me cobra el arriendo y los gastos comunes me iba a decir, como están cerrados no le vamos a cobrar, pero bueno no pasó eso y se siguieron emitiendo las facturas de arriendo mes a mes. Todos los meses cerrados, se podrá entender que 22 millones de pesos mensuales, bueno en 10 meses ya hay 220 millones».

La imposibilidad de seguir funcionando no solo afectó a Kilómetro 0, sino a la gran mayoría de los locales del emblemático edificio. «Desgraciadamente se cerró el restaurante Gracia, que estaba al lado de nosotros, se cerró también el Mundo del Vino que era una tienda icono acá. Estamos nosotros cerrando, por lo tanto este edificio quedo prácticamente vacío. El Hotel W estuvo mucho tiempo también sin funcionar, con carritos cuando se podía vender en la terraza de afuera y nada más. Por lo tanto hoy día este es un edificio donde yo diría que el 70% o 80% metros cuadrados del retail están cerrados».

-No es el único restaurante que ha cerrado. Les Assassins, Squadritto, entre una veintena de locales en la Región Metropolitana han cerrado, además está los de regiones. Frente a esto, ¿sintieron algún tipo de ayuda del gobierno y el Estado para enfrentar esta situación.

-La verdad es que un principio, como yo soy optimista, efectivamente yo postulé a todo lo que se podía postular, a los créditos Fogape por el Banco Estado, por mi banco privado, se hicieron todas las gestiones que habían que hacerse, se presentaron los papeles que había que presentar, me llamaron diciendo que estaba preaprobado… pero bueno, hoy día ya han pasado 13 meses y ya perdí la esperanza, porque nunca tuve un crédito ni ninguna ayuda del Estado.

En su minuto seguí al presidente del Banco Estado, Sebastián Sichel, le creí bastante y pensé que esto sería posible, pero finalmente no lo fue, me demostró que estos créditos son ayudas, pero no para el que la necesita. El que la necesita es el que está complicado y si no le van a dar la plata al que está complicado y se la van a dar al que tiene 10 puntos y todos los papeles limpios, no nos sirve de nada eso.

Segundo, el ministro Ignacio Briones en su minuto, y lo dijo él claramente, que muchos iban a quebrar y que no estaba para ayudar a gente que no podría pagar, por lo tanto la industria de la gastronomía se vio perjudicada desde el día uno con estas ayudas.

Finalmente no nos ayudaron, hoy en día hay no sé más de 50 restaurante que no pueden pagar y están organizando sus deudas, pero bueno es lo que nos tocó, nadie nos ha ayudado especialmente, se han hecho grandes esfuerzos, se han juntado grupos y otros con tal de salvar esta industria, pero la verdad es que si uno habla incluso en privado con alguno de los bancos les decía que para la industria de la gastronomía no hay ayuda, porque a lo mejor no lo podían pagar.

Ahora si estos créditos tenían 80% de aval del Estado, lo más lógico es que finalmente se los dieran a la gente que lo necesitaba, pero no fue así. Hoy estoy como toda la industria, reinventándome y viendo que voy a hacer para seguir adelante.

Estoy reorganizando, se va a pagar todo lo que se tenga que pagar, los proveedores se han portado excelente porque entienden la situación, si les tengo que pagar en tres o cinco años se les pagará, pero acá nadie se va a bancar ni se ha dejado de pagar porque se quiso dejar de pagar, nos tocó lo que nos tocó y esperamos levantarnos, para estar en el mercado funcionando. Hay que recordar que durante más de 10 años desde que partimos, siempre se pagaron todos los compromisos y funcionamos bien, como un aporte al edificio. Nos toca la parte difícil y bueno tendremos que salir adelante de alguna manera.

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