La UNESCO declaró el 17 de mayo como el Día Mundial del Reciclaje para recordar la estrategia de Reducir, Reutilizar y Reciclar, cuyo objetivo es reorientar el comportamiento de la sociedad para mejorar el medio ambiente.
Hoy, cuando celebramos otra fecha del Día Internacional del Reciclaje, es importante recordar los beneficios que esta acción conlleva, ya sea que se recicle a nivel personal o industrial. Entre los más importantes, destacan la preservación de recursos naturales, la reducción del volumen de residuos y la contaminación que este genera, el ahorro de energía y la reducción la contaminación del agua, suelo y aire.
Para reciclar correctamente, lo primero es entender que nuestros residuos o basura se clasifica en orgánicos, inorgánicos y peligrosos. Los orgánicos se refiere a todos los desechos de origen biológico que alguna vez estuvieron vivos o fueron parte de un ser vivo, como hojas, ramas, cáscaras y residuos de la preparación de alimentos en el hogar. Los inorgánicos son los desechos no biológicos de origen industrial o de algún otro proceso no natural.
Entre ellos se encuentran el plástico, las telas sintéticas, el papel, las pilas, el vidrio y el metal. Y como su nombre lo indica, los peligrosos son aquellos que pueden representar un peligro potencial para el planeta (de origen biológico o no), como el material médico infeccioso, los residuos radiactivos, los ácidos y las sustancias químicas corrosivas.
“En el reciclaje domiciliario juegan un rol clave los recicladores de base, quienes han sido pioneros en crear sistemas de recolección, manteniendo una cadena de valor por iniciativa propia”, señala Cristóbal Villar, gerente comercial de Typack-Recipet, mayor recicladora de botellas PET del país, y a su vez fabricante de envases de PET reciclado.
Ellos han tenido numerosos nombres a través de su historia, como hueseros, cartoneros, botelleros, entre otros, y han relevado la importancia de reciclar antes de que esta acción fuera conocida o se crearan empresas para gestionarla. “En Chile hay cerca de 60.000 personas (60% mujeres) que realizan la labor de reciclador de base, desarrollando la gestión de residuos domiciliarios y algunos industriales; recolección, separación, acopio y venta de los residuos en forma directa con valorizadores o intermediarios. De hecho, se estima que en algunas comunas son responsables de hasta en el 50% del reciclaje domiciliario”, agrega el ejecutivo.
Los plásticos se clasifican del uno al siete, número que aparece encerrado por un triángulo, generalmente en la base o etiqueta del envase.
PET (1): Con un alto nivel de reciclabilidad, es el plástico delgado y transparente propio de las botellas de bebidas y agua, además de los envases de frutas o clamshells, envases de torta y también bandejas de carne. Se reconoce porque en el centro de la base tiene un punto de inyección.
HDPE (2): Es el plástico grueso y opaco típico de los envases de detergente. Se caracteriza por tener una línea que atraviesa todo el contorno del envase. También tiene un alto nivel de reciclabilidad.
PVC (3): Plástico rígido utilizado en los envases de limpiavidrios y similares; es fácilmente identificable porque al doblarlos el pliegue toma un color blanco. NO es reciclable.
LDPE (4): Con un nivel de reciclabilidad medio, es un plástico suave y flexible que al romperse se estira como elástico. Es el de las bolsas.
PP (5): Se diferencia entre PP delgado y PP rígido, y tienen distintos niveles de reciclabilidad. El delgado es el típico de las bolsas de snacks, no se estira, se rasga fácilmente y NO es reciclable. El PP rígido es el utilizado en la fabricación de contenedores de alimentos (pote y tapa), es firme, grueso, puede ser transparente o de color, y su nivel de reciclabilidad es medio.
PS (6): Plástico rígido pero frágil, es el utilizado en la fabricación de los cubiertos desechables, Prácticamente no se puede reciclar, y se quiebra fácilmente.
OTROS (7): Quizás el que más daña el medio ambiente, y que lamentablemente más se produce. Es un plástico multicapa que cuesta romper y que se fabrica con dos o más tipos de plástico; por ese motivo NO se puede reciclar.
– Elegir un lugar o un contenedor exclusivo para el reciclaje.
– Separar los residuos en bolsas o cajas, así será más fácil sacarlos o llevarlos a los Puntos Limpios o centro de acopio de reciclaje.
– Las latas (que pueden ser de bebida, cerveza o conservas) se deben lavar y dejar secar. Luego aplastarlas para reducir su volumen.
– Los cartones y papeles se deben ordenar bien, amarrarlos si es posible. Ojo que no deben tener residuos grasos, por eso las cajas de pizzas o hamburguesas NO son reciclables.
– Los vidrios también se deben lavar y dejar secar, y aquellos rotos NO se deben reciclar. Tampoco se reciclan ampolletas, tubos fluorescentes y espejos no pueden reciclarse.
– “Los plásticos PET (envases de agua, bebida o jugos, entre otros) se deben enjuagar, quitar las etiquetas, dejarlos secar y aplastar. Los otros plásticos (como envases de shampoo o detergentes) también se deben enjuagar, pero no mezclar con las botellas de PET, ya que son plásticos diferentes”, finaliza Cristóbal Villar.
Diferentes organizaciones y autoridades han hecho un llamado a tomar conciencia sobre esta realidad, que puede aportar considerablemente a la crisis medioambiental que actualmente estamos viviendo, bajo la lógica de reducir, reutilizar y reciclar.