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Las señales del calentamiento oceánico en el tornado de Puerto Varas

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¡Hola! Cómo no partir la edición de esta semana de Juego Limpio con el evento extremo en Puerto Varas. Como pocas veces, se han obtenido tantos registros audiovisuales sobre las características puntuales de este fenómeno en Chile y, por cierto, del desastre que dejó a su paso, aunque en escala de intensidad es considerado como F1, vale decir, moderado.

  • La observación antecede a una pregunta inevitable: ¿qué tan frecuentes son y serán en nuestro territorio?Y, también, ¿qué tanto influye el calentamiento oceánico, producto del cambio climático, en la intensidad de la tormentas? El climatólogo Roberto Rondanelli nos ayudará a despejar algunas de estas interrogantes, no sin antes enfatizar que las conclusiones no pueden ser categóricas, debido a que la información disponible es aún escasa y parcial.
  • En otro tema, expondremos las reflexiones de dos miembros del Observatorio Ciudadano que advierten de los peligros de una retórica que buscaría debilitar la normativa ambiental en Chile, así como la acción de las organizaciones ambientales.
  • En Juego Limpioahondamos en la decidida apuesta en Chile por el hidrógeno verde y en las dudas que persisten sobre si será en el mediano plazo efectivamente la joya energética del futuro.
  • Un necesario reconocimiento a Marcelo Rodríguez, un apicultor del sur de Chile, es otro de los temas de esta edición, después que su historia fuera difundida en diversos idiomas por la FAO.

Además, en nuestras breves medioambientales te cuento sobre el cierre del Foro para la Conservación del Mar Patagónico en la Plenaria 2025; el lanzamiento, el próximo 2 de junio, del mapa del agua de la nieblauna plataforma interactiva gratuita que identifica zonas con alto potencial para capturar agua mediante atrapanieblas; sobre los yacimientos de hidrógeno blanco, una fuente de energía limpia, abundante y prácticamente inagotable, que podría abastecer al planeta durante más de 170 mil años; y, finalmente, sobre el innovador proyecto chileno liderado por Rodrigo Navarro, que convierte al chacay –una especie invasora del sur de Chile– en una oportunidad para la reforestación y el cuidado ambiental.

Ahora sí, ya estamos listos para iniciar la cuenta regresiva para Juego Limpio.

4, 3, 2, 1… ¡Arrancamos!

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Tornados en Chile: un evento extremo con pocos datos

Como a todos, los registros del tornado F1 que azotó a Puerto Varas hace unos días nos dejaron sorprendidos. Imágenes desde fuera y dentro del fenómeno revelaron en casa y en 4k el poderío de los vientos, que generalmente solemos ver en otras latitudes.

Frente a esta experiencia surge una pregunta ineludible: ¿estamos viendo en Chile fenómenos meteorológicos intensificados por el cambio climático? Tras consultar con el investigador del CR2 Roberto Rondanelli y revisar recientes estudios en el país, podríamos inferir en Juego Limpio que la evidencia aún es parcial, que los expertos piden cautela, pero que hay señales que podrían vincular el calentamiento global con un aumento en la intensidad de estos eventos extremos.

Vamos por parte. ¿Qué es lo primero que hay que tener en cuenta para buscar respuesta a estos fenómenos en Chile. Un reciente estudio, titulado “Estacionalidad de tornados en el centro-sur de Chile”, del 30 de diciembre de 2024 y publicado en Geophysical Research Letters por la climatóloga Victoria Caballero-Morán y Rondanelli, lo anticipan de entrada.

Dicen que, antes del brote de tornados de 2019 en la zona central de Chile, existía muy poco conocimiento sobre la ocurrencia de este tipo de eventos en el país, a pesar de la gran cantidad de evidencia y testimonios. Un análisis más detallado de los registros de tornados y trombas marinas muestra que estos fenómenos siguen un patrón estacional, con una frecuencia máxima a finales del otoño, concentrados en la segunda mitad de mayo y la primera mitad de junio.

Y la segunda evidencia, registrada en el estudio “Los tornados del 30 y 31 de mayo de 2019 en el centro-sur de Chile: sensibilidad a la topografía y la temperatura de la superficie del mar (TSM)”, publicado por Julio C. Marín y otros autores en 2021 en la revista ScienceDirect, sostiene que “las temperaturas de la superficie del mar afectan la severidad de las tormentas al aumentar la inestabilidad atmosférica”.

Sobre cómo el calentamiento oceánico incrementa la energía disponible para tormentas intensas, Rondanelli explica para Juego Limpio que el vapor de agua desempeña un rol clave: “La humedad atmosférica facilita uno de los ingredientes principales, que es la inestabilidad. Pero también en el proceso de formación de los tornados es esencial que el aire no esté muy seco”.

Esto se debe a que una atmósfera cargada de humedad favorece la conexión entre las tormentas y la superficie terrestre. “Si el aire cerca de la superficie está muy seco, sucede que es posible que la tormenta nodriza que da lugar al tornado se desconecte de la superficie y ocurre un ‘tornado fallido’, es decir, un tornado que no se desarrolla o que no logra tocar tierra”, aclara.

La idea de que el cambio climático podría llevar tornados a regiones que antes no los experimentaban suena lógica, pero es aún incierta. Rondanelli aquí se muestra enfático: “Es muy especulativo suponer que el cambio climático vaya a alterar las zonas de formación de tornados”.

El motivo tiene que ver con la complejidad de los procesos atmosféricos. “Si bien (el cambio climático) trae aparejadas temperaturas mayores cerca de la superficie y más vapor de agua (ambos efectos aumentan la inestabilidad), también es posible que el aumento de la temperatura en altura disminuya la inestabilidad, sobre todo en zonas subtropicales como el centro de Chile, por ejemplo”.

A la incertidumbre científica se suma un desafío incluso más básico: la falta de registros. “Sabemos que la zona austral de Chile es una zona en que potencialmente ocurren muchas trombas y tornados, sin embargo, el tornado más austral que tenemos registrado en la base de datos ocurrió en Chiloé”, señala Rondanelli, aludiendo a los hallazgos de la climatóloga Victoria Caballero-Morán.

Esa disparidad entre el potencial real y los eventos reportados puede deberse a la baja densidad poblacional o a la escasa sistematización de observaciones. “Esto indica que posiblemente la distribución espacial de los tornados depende también de los pocos registros de personas que los han visto y que tenemos disponibles”, añade.

En resumen, aún no se puede afirmar con certeza que el cambio climático esté provocando más tornados en Chile. Pero los ingredientes clave –temperaturas más altas, mayor humedad y atmósferas inestables– sí están cambiando.

“Aún hay mucho que entender de la dinámica de los tornados en estas condiciones de clima cambiante”, concluye Rondanelli.

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¿Están bajo ataque las ONG ambientales?

La tensión entre la indispensable protección del medio ambiente –que enfrenta una triple crisis con el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación– y el también indispensable desarrollo económico, está presente y en constante aumento desde el mismo instante en que se tomó conciencia de que el éxito –en la mayoría de las materias– conlleva costos en algunos casos más altos que los beneficios; y que, en sentido inverso, una sobrecautela inhibe el crecimiento, afectando a la sociedad en su conjunto.

Esta tensión, que hasta cierto punto es necesaria porque es parte del debate democrático, ha ido subiendo el volumen hasta llegar a la sordera, como ha pasado en Estados Unidos con la administración Trump, que ha limitado los fondos en investigación científica, promovido el negacionismo y hasta censurado el uso del concepto “clima” de los organismos públicos, considerándola una narrativa apocalíptica. Restricciones –digámoslo– que atentan contra el sentido común.

Aunque con diferencias significativas, Chile en caso alguno está ausente en este debate. La discusión local podría simplificarse en el concepto de la “permisología”, que hace solo un par de semanas escribió un nuevo capítulo con la difusión de todo un inserto periodístico que aumentó la tensión.

En concreto, el pasado 16 de mayo, El Mercurio dedicó un extenso reportaje en su suplemento Crónica para el Futuro a cuestionar el rol de las organizaciones de la sociedad civil –especialmente las ONG ambientalistas– en los procesos de evaluación ambiental y desarrollo de proyectos de inversión en Chile. La publicación, presentada como un diagnóstico sobre los “obstáculos” al crecimiento económico, fue duramente criticada por especialistas y defensores de derechos humanos, quienes acusan una estrategia deliberada para deslegitimar a actores clave de la democracia ambiental.

En una columna de opinión del Observatorio Ciudadano, Felipe Guerra, doctor en Derecho, y Tanya Hirsch, periodista especializada en investigación de datos, advierten que lo ocurrido no es un caso aislado, sino parte de una ofensiva más amplia, similar a la que viene ocurriendo en distintas latitudes. Según los autores, se busca instalar la narrativa de que las ONG “ralentizan” el desarrollo, omitiendo los efectos de malas prácticas empresariales, planificación deficiente o incumplimientos legales.

“Bajo el lenguaje de la ‘permisología’ y la ‘obstaculización’ se busca instalar la idea de que quienes exigen evaluaciones rigurosas, participación informada y respeto a los derechos indígenas son un lastre para el desarrollo”, afirman.

En dicha columna, los autores advierten que este tipo de coberturas no solo erosionan la imagen de las organizaciones sociales, sino que también buscan preparar el terreno para justificar proyectos de ley regresivos. La columna termina con una advertencia clara: en contextos donde se erosiona la democracia, acallar las voces críticas no solo debilita el debate público, sino que atenta además contra los derechos fundamentales.

Industria de la oposición

Si estar, sin embargo, en veredas completamente opuestas, hay voces no menores que explican que en la sobrerregulación ambiental en Chile podrían estar también las bases donde se instala la ofensiva comunicacional contra los organismos de defensa del medio ambiente. Una de estas voces, que centra su crítica en lo que bautiza como una narrativa de la “oposición”, es la del ecólogo Fabián Jaksic, figura clave en la formulación de políticas ambientales en Chile y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018.

Jaksic lanza una crítica directa al sistema ambiental que ayudó a construir, al que acusa de caer en una sobrerregulación que frena el desarrollo sostenible. Para Jaksic, la proliferación de normas, trámites y consultorías ha generado una burocracia que inmoviliza proyectos antes de evaluarse técnicamente, alimentando una “industria de la oposición” más enfocada en encontrar fallas que en proteger el entorno. En su visión, la regulación actual no garantiza mejores resultados ambientales y perjudica iniciativas que podrían beneficiar al país si se evaluaran con criterios técnicos más equilibrados.

En ese contexto, menciona el caso de Magallanes y los proyectos de hidrógeno verde, los cuales –según advierte– enfrentan un bloqueo que considera injustificado. Jaksic aboga por un enfoque pragmático, centrado en la tecnología, la restauración activa de especies y la priorización de objetivos climáticos.

Rechaza el dogmatismo ambiental, que –afirma– paraliza la transición energética urgente que Chile necesita para alcanzar la carbono neutralidad. “Con tecnología podemos superar las consecuencias. Pero con dogmatismo no vamos a avanzar”, resume el académico, insistiendo en que el ser humano debe seguir estando en el centro de las decisiones ambientales.

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Chile posiciona en Países Bajos la joya energética del futuro

Hay muy pocas publicaciones en que el hidrógeno verde no se presente como la joya energética del futuro y en que Chile no busque posicionarse como uno de los líderes mundiales en su producción. Aunque, hasta ahora, solo sea en el papel.

Hace unos días, el ministro de Energía, Diego Pardow, reafirmó ese compromiso en el World Hydrogen 2025 Summit & Exhibition, realizado en Róterdam, Países Bajos, donde encabezó la delegación chilena y sostuvo reuniones estratégicas para promover inversiones y alianzas internacionales.

Durante la inauguración del pabellón chileno, Pardow lo dejó clarito: “Ser parte de este tipo de citas mundiales es fundamental para mostrar el avance de la industria del hidrógeno verde que estamos desarrollando en nuestro país”.

Las señales son claras: Chile quiere consolidarse como exportador clave de H₂V. Con recursos solares en el norte y eólicos en el sur, y con proyectos ambiciosos en regiones como Magallanes, el país tiene las condiciones técnicas. Sin embargo, más allá del optimismo diplomático y empresarial, distintos actores del mundo eléctrico y energético hacen presentes interrogantes críticas: ¿es económicamente viable esta apuesta?

Durante una conversación que sostuve con actores clave sobre hidrógeno verde, la duda seguía estando en los costos. Dependiendo del país y del acceso a energías renovables, la producción de hidrógeno verde cuesta entre US$ 3 y US$ 7 por kilo. En comparación, el hidrógeno gris –obtenido a partir de gas natural sin captura de carbono– cuesta solo entre US$ 1 y US$ 2. Incluso el hidrógeno azul –que incluye captura parcial de CO₂– sigue siendo más competitivo, con precios entre US$ 1,50 y US$ 3.

Hace unos meses, precisamente, dimos cuenta en Juego Limpio –en el artículo “Amoniaco verde: de ángeles y demonios”, que puedes ver aquí– de lo que advertía Michael Liebreich, cuando dijo que en Magallanes el costo podría mantenerse en alrededor de US$ 5/kg por décadas, lo que lo dejaría fuera de competencia sin subsidios externos.

¿Entonces por qué insistir? La clave estaría en las políticas globales de descarbonización. Las grandes economías se han comprometido con metas ambiciosas: Europa exigirá que el 42% del combustible de aviación sea renovable al 2035; China planea instalar 4,2 GW de capacidad de H₂V; y Estados Unidos y la UE ya están destinando miles de millones de dólares en subsidios verdes.

Como ha explicado Marcos Kulka, director ejecutivo de H2 Chile, “el hidrógeno verde no será competitivo por precio en el corto plazo, pero será indispensable para industrias difíciles de electrificar, como la minería, el acero, el cemento o el transporte marítimo”.

Desde Róterdam, el director de ProChile en Países Bajos, Osvaldo Marinao, dio en el clavo al sostener que el éxito dependerá de varios factores: subsidios internacionales, políticas climáticas robustas, eficiencia tecnológica y una logística de exportación sólida.

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Marcelo Rodríguez: el guardián del bosque que conquistó a la FAO

Desde la comuna de Los Álamos, en la Región del Biobío, un hombre ha logrado lo que pocos pueden mostrar: restaurar un ecosistema nativo devastado con las abejas como aliadas. Marcelo Rodríguez, ingeniero forestal, apicultor y líder gremial, ha sido reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como un referente internacional en el marco del Día Mundial de las Abejas.

En Juego Limpio queremos resaltar su historia, la que no es solo la de un apicultor apasionado por sus colmenas. Es la historia de alguien que decidió enfrentar la crisis climática desde su propio territorio. En su predio, donde antes el bosque nativo comenzaba a deteriorarse, hoy se levanta un ecosistema funcional, gracias a la restauración de especies autóctonas y a la incorporación de prácticas apícolas sostenibles.

“Es una experiencia digna de destacar, ya que es una fiel demostración de convertir el bosque en medio de vida sostenible a través del trabajo con las abejas y la producción de variados productos”, señaló Eve Crowley, representante de la FAO en Chile. La entidad internacional no solo ha difundido su historia en varios idiomas, sino que la ha vinculado con su programa de pagos por resultados, como el proyecto +Bosques, desarrollado junto a la Corporación Nacional Forestal (Conaf).

Este proyecto, enmarcado en la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales (ENCCRV), apunta a la gestión sostenible de más de 25 mil hectáreas de bosque nativo en Chile. Se trata de una política pública apoyada por el Fondo Verde del Clima, que busca reducir la vulnerabilidad ante el cambio climático, al tiempo que promueve medios de vida dignos para comunidades rurales.

  • La apicultura, en este contexto, no es solo una actividad económica. Es un pilar ecológico.Las abejas no solamente ayudan a aumentar la biodiversidad del bosque, sino que aseguran la regeneración natural de especies nativas, manteniendo el equilibrio entre flora y fauna. Esa conexión entre restauración ecológica y desarrollo rural sostenible es, precisamente, lo que la FAO busca visibilizar con su reconocimiento.

En tiempos en que la crisis climática exige respuestas concretas, la historia de Marcelo Rodríguez ofrece una hoja de ruta. Su ejemplo demuestra que, con conocimiento técnico, compromiso personal y respeto por el entorno, es posible revertir la degradación ambiental y construir un modelo económico sostenible desde el territorio.

No es casual que su trabajo haya sido reconocido a nivel internacional. Es una señal clara de que el futuro de los bosques también puede construirse desde abajo, colmena a colmena.

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Breves medioambientales que importan

En esta edición: el cierre del Foro para la Conservación del Mar Patagónico en la Plenaria 2025; el lanzamiento el próximo 2 de junio el mapa del agua de la niebla; los yacimientos de hidrógeno blanco que podrían abastecer al planeta durante más de 170 mil años; y el innovador proyecto de Rodrigo Navarro, que convierte al chacay –una especie invasora del sur de Chile– en una oportunidad para la reforestación.

  1. “Conservar el mar, más allá de las fronteras”

El evento “Conservar el mar, más allá de las fronteras”, organizado por el Foro para la Conservación del Mar Patagónico en la Plenaria 2025, concluyó con un llamado claro a fortalecer la cooperación regional y el compromiso multisectorial, como base para enfrentar las amenazas que afectan al océano.

Se reafirmó la importancia de una gobernanza marina sustentada en el conocimiento científico y la participación activa de la sociedad civil, destacando además el respaldo unánime a la candidatura de Valparaíso como sede técnica del Tratado BBNJ, a modo de símbolo del liderazgo del Cono Sur en conservación oceánica.

Autoridades y expertos coincidieron en que el éxito de este acuerdo global dependerá de la capacidad de los países para trabajar más allá de sus fronteras, integrando ciencia, política, educación y ética ambiental en una nueva cultura de conservación.

  1. El mapa del agua de la niebla

Ante la crisis hídrica que afecta a Chile desde 2010, científicos del Centro Desierto de Atacama de la Pontificia Universidad Católica lanzarán, el próximo 2 de junio, el mapa del agua de la niebla, una plataforma interactiva gratuita que identifica zonas con alto potencial para capturar agua mediante atrapanieblas, tecnología desarrollada en el país hace 70 años.

El proyecto, liderado por Virginia Carter y Camilo del Río, incluye más de 20 estaciones de monitoreo desde Arica hasta el Maule y se apoya en el modelo predictivo AMARU, que cruza datos climáticos y sensores remotos para guiar decisiones técnicas y comunitarias.

Ya se han obtenido resultados prometedores en lugares como Alto Hospicio y el modelo busca replicarse a nivel global, capacitando además a comunidades locales en la construcción de estos sistemas como estrategia concreta de adaptación a la escasez hídrica.

  1. Hidrógeno blanco, ¿la solución del mundo?

El hidrógeno natural, también llamado hidrógeno blanco, se perfila como una fuente de energía limpia, abundante y prácticamente inagotable, que podría abastecer al planeta durante más de 170 mil años sin generar emisiones contaminantes.

A diferencia del hidrógeno producido a partir de hidrocarburos –responsable de un 2,4% de las emisiones globales de CO₂–, esta forma de hidrógeno se encuentra atrapada en el subsuelo y podría revolucionar el futuro energético si se logra su explotación eficiente.

Investigadores de las universidades de Oxford, Durham y Toronto han identificado, en Nature Reviews Earth & Environment, las condiciones geológicas clave para localizar estos yacimientos, lo que podría facilitar su exploración y ofrecer una alternativa verdaderamente sostenible al actual modelo basado en combustibles fósiles.

  1. Rume Chacay: una oportunidad para la reforestación

Rume Chacay es un innovador proyecto chileno liderado por Rodrigo Navarro, que convierte al chacay –una especie invasora del sur de Chile– en una oportunidad para la reforestación y el cuidado ambiental. A través de productos como Map Chacay, un sustrato vegetal, y Cují Chacay, un aserrín sanitario ecológico para mascotas, la iniciativa no solo reutiliza esta planta dañina, sino que también promueve la restauración del ecosistema mediante la plantación de especies nativas como el coihue y el canelo.

Reconocido por su impacto positivo y apoyado por programas como “Inicia Sostenible”, de Corfo, el proyecto está en expansión nacional, combinando economía circular, innovación y restauración ecológica.

PRESENTADO POR:

Hemos llegado al final de Juego Limpio y recuerden que, si tienen algún comentario, duda o información que quieran compartir, pueden escribirme a juegolimpio@elmostrador.cl.

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