Durante casi 40 años Sonia Bermúdez trabajó como médica forense para la Unidad de Medicina Legal del estado fronterizo de La Guajira, en el norte de Colombia.
En los años 80 llegaban a la morgue de la ciudad de Riohacha cadáveres de habitantes de la calle que nadie reclamaba y víctimas del conflicto interno de Colombia que eran irreconocibles.
Las autoridades solían disponer de estos cuerpos en una fosa común, donde eran enterrados desnudos y sin ataúdes. Fue así como Bermúdez decidió crear, hace ya tres décadas, una fundación para construir su propio cementerio privado, donde acoge gratuitamente a las personas que mueren en el abandono y la pobreza.
Se llama Gente Como Uno y lo forman nichos de cemento de dos o tres pisos de altura en las afueras de la ciudad de Riohacha.
Cuenta Bermúdez que últimamente muchos de los cuerpos que acaban aquí enterrados son de migrantes venezolanos cuyas familias no tienen cómo pagar un entierro. En lo que va del año ya ha sepultado a 30 personas del país vecino.
Manuel Rueda, colaborador de BBC News Mundo, viajó a Riohacha para visitar este singular cementerio.
