Irak post Sadam: ¿democracia y libertad?
En un mundo absolutamente monetizado, la discusión sobre la etapa post guerra ha privilegiado la cuestión del financiamiento y la administración del Estado iraquí. En el sangriento epílogo de la primera guerra privatizada, como se le ha llamado, las corporaciones victoriosas tienen dificultades para ponerse de acuerdo en los posibles escenarios.
Es insólito, los tanques norteamericanos están a punto de tomar Bagdad y todavía los aliados no tiene un acuerdo de cómo administrar un país controlado militarmente y cómo deben articular la pócima mágica de la "reconstrucción".
Primero fracaso en el frente diplomático, después tropezó en el frente de guerra, y ahora Occidente no da con un diseño para el futuro de Irak. Es decir, un desastre completo. El problema central es que esta guerra ha sido decidida y manejada por el mundo corporativo que, en el fondo, tienen el control de países como EEUU y el Reino Unido. Después de tanta retórica sobre globalización Washington y Londres, han caído en su propia trampa y, ahora, no saben como hacerla funcionar a Irak. La derrota de las metodologías occidentales para enfrentar problemas en esta zona, una vez más será olvidada en el desierto por despreciar las facetas esenciales de la cultura e idiosincrasia iraquíes.
Occidental supuso que tenía ganada la partida al contar con mejores argumentos: la democracia y la libertad. Occidente construye su ideario expansivo convencido de que, en ninguna otra parte del mundo, el ser humano goza de dichas condiciones y que su implantación debe hacerse por todos los medios disponibles, incluido el recurso de la fuerza militar.
En Irak, tenía la oportunidad de hacerlo, evitando una guerra, pero no lo hizo. La guerra está a punto de concluir; en realidad la operación militar más desigual de la historia: una coalición poderosa de fuerzas para copar un territorio, un país sin fuerza aérea contra una alianza que basa su poderío en el aire.
La razón por la cual los cuatro frentes donde se discute la etapa post Sadam -EEUU, Europa, ONU y mundo corporativo/privado- no hay un acuerdo, es que no se debate sobre qué tipo de democracia y de libertad se debe ofrecer a Irak. Occidente no sabe cómo demostrar que "su modelo" es superior al que tenían antes.
Y el problema puede residir en que, en el fondo, no hay nada que ofrecer en estas "áreas". Este mundo corporativo solo puede hablar de "pesetas", como refiere un periodista portugués al meollo del problema de Irak post Sadam.
Paradojalmente, bajo la operación para derrocar a Sadam -publicitada como "Libertad y Democracia"- Irak se ha unido como nunca. Al menos así lo cree un arabista célebre Said Aburrish. En el fondo, el tema es cómo instaurar un sistema democrático, pero que los iraquíes comprendan y conciban como propio, y no impuesto. Un dilema que no se resuelve con billones de dólares, obviamente.
¿Divorcio imperial?
En la reunión de anteayer en Camp David, Bush y Blair no llegaron a ningún acuerdo sustantivo. Apenas una "aprobación de Bush" -¡a lo que ha llegado el mundo!- para que se reinicie el programa «Food for Oil» en Irak para revertir el desastre humanitario que ya comenzó.
El Presidente de EEUU y el Primer Ministro inglés se unieron para la guerra, pero el hecho de representar dos modelos imperiales diferentes, debería mermar su unidad al diseñar el futuro de Irak.
Blair tiene los días contados como promesa de líder europeo, que efectivamente lo era; en el plano local, la única posibilidad de que salve su carrera de líder laborista, ya diezmada, es reculando de su rol de "embajador de Bush", como lo llaman sotovoce la mayoría de los periodistas británicos presentes en la zona de guerra.
Si Blair quiere recuperar su estatus de político promisorio y triunfante, no lo hará con una victoria a lo Pirro en esta guerra, si no intentando un reacercamiento a las posiciones de Europa, continente que pese a estar inmerso en el mundo corporativo, pragmático y monetizado, le ha costado dos guerras estar donde está. A Europa no la va a dividir una guerra regional; Europa no va ha echar por la borda lo que le ha costado 40 años construir. Y ha sido, precisamente, el premier inglés a quien se culpa de mostrar que la unión tan trabajosa lograda tiene fisuras profundas.
Sin embargo, la Comunidad Europea está profundamente dividida en esta etapa del conflicto y su participación en la reconstrucción de Irak no está contemplada por las corporaciones de EEUU.
La mayor parte de los contratos de reconstrucción de infraestructura en telecomunicaciones, energía y obras viales ya están en manos de empresas norteamericanas, según el Internacional Herald Tribune del 25 de marzo. EEUU no se moverá de su posición: la estabilización, normalización y transición de Irak serán encabezadas por un General de sus FFAA.
La participación de la ONU en el Irak post Sadam, que EEUU había considerado antes del estallido de la guerra, fue la zanahoria para Kofi Annan. Ahora que la guerra está por concluir, se le dará el garrotazo. No es ningún secreto que en la administración Bush existe una gran resistencia para que la ONU entre a tallar antes de que ellos lo decidan. O sea, a partir del quinto año, cuando los contratos ya estén todos repartidos.
"Las corporaciones privadas que han financiado esta guerra no están dispuestas ha que se despilfarren los recursos a través de una burocracia que pone el acento en la ayuda humanitaria, construcción de un sistema democrático, y no estimula el despegue económico para que Irak se autofinancie con el petróleo", nos dice un consultor trabajando en un esquema de privatización de toda la región.
La ayuda humanitaria inmediata y los recursos no están siendo llegando con la velocidad esperada, mientras el desastre aumenta. El programa "Food for Oil" tomará semanas, y tal vez meses en reestablecerse. Con el daño en la infraestructura, no menos de un año le costará retomar su eficiencia anterior.
La ayuda humanitaria está entrampada. Los recursos disponibles dependen, precisamente, de la voluntad de las corporaciones que están financiando la caída del régimen de Sadam.
La tensión en las agencias bajo la égida de la ONU aumenta a medida que se constata que se están quedando fuera del plan de reconstrucción, el cual fue diseñado considerando su participación, pero no a nivel de las decisiones. Blair fue a Camp David para resolver este problema y regreso con las manos vacías.
Food for Oil, episodio II
La Unicef reportó que solo en Basora hay 100.000 niños en riesgo de muerte debido a infecciones y falta de atención sanitaria. Tendencia que seguirán las ciudades de Nassiriyah, Najaf y Bagdad. Con la apertura del frente del norte, las ciudades de Mosul y Kirkuk también caerán en la espiral de la degradación. Este negro panorama excluye los problemas a largo plazo que dejará la guerra en el plano de la salud mental de la población.
La reinstalación del programa "Petróleo por Alimentos" demuestra que la organización de esta primera etapa de la guerra estuvo a cargo del funcionario más inadecuado de la administración Bush: Donald Rumsfeld. Una especie de Milosevic sentado en el Pentágono, cuya ansiedad por acabar con Husein ha provocado el mayor daño humanitario. Rumsfeld debería ser llevado a alguna Corte Internacional que funcione para responda por esta deliberada falta de planificación.
Sin embargo, la mayoría de los medios, hasta ahora, se han hecho los lesos poniendo el acento en "cosas más constructivas". "No es tiempo de señalar culpables en esta etapa, es tiempo de resolver el obstáculo presente", dice un periodista enganchado con los aliados. Claro, siempre es así.
El problema es que Rumsfeld seguirá su itinerario porque es el principal representante de este modelo de guerra privatizada donde el interés primordial es liberar a Irak para transformarlo en otra zona de privatización lo antes posible: la democracia y la libertad vienen, casi automáticamente, cuando llegan las finanzas. Ese es el supuesto.
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