Miguel Ángel Pichetto fue concejal, intendente, diputado, presidente del Senado y va de nuevo a una elección argentina, como candidato a diputado. Asegura que mañana gana Patricia Bullrich y que ni siquiera se ha planteado un triunfo de Javier Milei como hipótesis.
Con una larga trayectoria en la política argentina, Miguel Ángel Pichetto fue concejal, intendente (alcalde), diputado, senador, presidente del Senado e, incluso, candidato a la vicepresidencia, junto con Mauricio Macri. Hoy es el auditor general de la nación y postula nuevamente a una diputación, “al Congreso, que es mi lugar, en el que siempre estuve”, como señala, recordando los 26 años en total en que fue parlamentario.
Aunque casi toda su vida fue militante del Partido Justicialista (PJ), hoy tiene una visión crítica del peronismo de izquierda, encarnado en el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández, lo que le impidió, en su momento, ser el puente entre la oposición y el gobierno.
Eso tampoco le impide ser un ácido crítico de la dupla que gobierna el país trasandino, los kirchneristas Alberto y Cristina Fernández, corriente que dice que tiene una “mirada siempre vinculada a los 70, a que vamos a hacer la revolución”.
Ad portas de la elección presidencial de mañana, donde apoya a la candidata Patricia Bullrich (exministra de Seguridad de Mauricio Macri), se manifiesta confiado en que ella triunfará, calificando a la actual administración de “una catástrofe” y asegurando que “estos cuatro años han sido muy malos para la Argentina”, a tal grado que –a su juicio– el presidente “hoy está en un marco de irrelevancia total, pero toda su gestión ha sido irrelevante”.
Por supuesto, también tiene ácidas palabras para el candidato del oficialismo, el titular de economía Sergio Massa, a quien moteja como “el ministro de economía del deterioro y de la inflación”.
Sobre las encuestas, que sitúan a Bullrich (de Juntos por el Cambio) en tercer lugar, dice taxativamente que estas nunca le han acertado en Argentina.
Parte importante de su carrera la vivió en la Provincia de Río Negro y, por ende, conoce de cerca la presencia de organizaciones mapuche radicales, las que califica “de una construcción, es un esquema totalmente minoritario”.
Al preguntársele su posición al respecto, señala que “mi posición es de rechazo, no al pueblo originario porque… pero, a ver, estaban incorporados a la vida del país. La vieja Constitución del 53 los había incorporado mediante la religión y la educación. Los Jones Huala que ustedes tienen ahora con el pedido de extradición, vivían en San Carlos de Bariloche, estaban incorporados a la vida de la ciudad de Bariloche, no eran extremistas ni estaban haciendo actos de violencia, quemando, digamos, bosques en la zona de Nahuel Huapi, o en la zona de Mascardi, pero ahí lo que pasa también es que aparecieron los dirigentes montoneros, los viejos dirigentes montoneros.
-¿De qué año estamos hablando?
-Ahora le estoy hablando, no hace muchos años. En Bariloche vive Fernando Vaca Narvaja, un dirigente importante de Montoneros, segundo de Firmenich. Vive un exguardiamarina de apellido Ubrien también…
-¿Y ellos están involucrados en…?
-Ellos están allí y están ayudando, asesorando, han armado una estructura legal para acompañar el reclamo mapuche. En realidad, el mapuche es originario de la Patagonia chilena, de La Araucanía. Ha tenido muy poca gravitación y relevancia en la zona de los bosques de Bariloche, mínima. Y a la gente que legítimamente era pueblo originario, la ley y la Constitución le hicieron un reconocimiento, no a estos grupos que se denominan mapuche o se autoperciben mapuche. Muchos de ellos vienen de la provincia de Buenos Aires y bajo el argumento de la causa mapuche cometen delitos de alta violencia. Acá lo que ha habido es una claudicación del gobierno de Alberto Fernández, una validación por parte de organismos secundarios de la vida institucional del país, el Instituto Nacional Indígena, el INADI, todos estos organismos vinculados a los derechos humanos, que le han dado a esta causa un valor que en la Argentina no tiene. Distinta es la realidad chilena, donde el 10% estimativamente, corríjame si no soy preciso, de la población tiene un origen mapuche y está en La Araucanía. Y así tienen también problemas de violencia, como la han tenido en todo este tiempo. Y hay una mirada que es muy preocupante, que debe preocupar a ambos Estados, tanto a Chile como a la Argentina, que es la mirada separatista.
-El concepto del Wallmapu…
-Sí, del Wallmapu, del Estado nuevo, de un Estado mapuche dentro del territorio chileno y dentro del territorio argentino, que cruzaría toda La Araucanía, todo lo que es parte del sur de Neuquén, de Río Negro, el corazón de Río Negro y el sur de la Provincia de Buenos Aires. Un verdadero disparate que, bueno, es alentado por algunas ONG inglesas y holandesas, holandesas, raro, pero holandesas. En la reforma de la Constitución donde aparece el concepto de “pueblo originario” y las futuras demandas al Estado argentino, en el artículo 75, inciso 19, las que bregaron fuertemente por estas incorporaciones son estas ONG que venían de Europa y estuvieron en la constituyente, tanto en Paraná como en Santa Fe.
-¿Cómo ve su papel volviendo al Congreso, dependiendo de quién gane la presidencia?
-Siempre he trabajado para la gobernabilidad en la Argentina. Si los caminos son de racionalidad y de responsabilidad, creo que la Argentina necesita construir políticas de acuerdo, políticas que permitan sacar el país adelante, un modelo capitalista, productivo. Argentina tiene recursos muy importantes en minería. Uno cuando analiza la producción minera chilena, lo que exporta Chile, que es casi 44 mil millones de dólares, que tiene una fuerte incidencia en el PBI, y Argentina no llega ni al 10%… Bueno, algo está mal en Dinamarca. No hemos desarrollado la minería, que tiene una potencialidad extraordinaria. Somos dueños de los minerales del cambio climático: del litio, del cobre, bueno, tenemos que poner en valor el oro, la plata, de todo lo que hay en la Patagonia argentina, en el norte argentino.
-Y, Miguel Ángel, me imagino que, bueno, usted va por su candidata…
-Estoy convencido de que va a estar en el balotaje y esa es otra historia.
-¿Y si Milei llega a la presidencia?
-No, ese escenario no lo tengo, como hipótesis no lo tengo, por lo tanto no voy a contestarle, lamento no contestarle. No lo tengo como hipótesis.
-¿Ni siquiera como una reflexión hipotética? ¿Podría practicar lo que él dice que quiere hacer, como terminar con el Banco Central o dolarizar?
-Yo creo que no es viable. La propia Constitución establece la inviabilidad de la propuesta dolarizadora y de la eliminación de la moneda.
-Entre otras propuestas que suenan…
-Sí, otras son más disparatadas, que se ha ido corriendo. En el debate se ha ido moderando: ya no es la libre portación de armas, aunque creo que esas propuestas le daban más sentido a lo que él era, independientemente.
-¿Usted piensa que Argentina va a ser gobernable si sale Milei?
-En términos, digamos, de la posibilidad concreta de gobernar, tiene dificultades. Y tiene una gran fragilidad institucional, porque lo único que garantizaría la gobernabilidad es el triunfo de Patricia Bullrich. ¿Por qué? Porque ya Juntos por el Cambio tiene una presencia gravitacional en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. Ha sumado además gobernadores que son triunfos recientes. Hay 10 provincias que vamos a gobernar desde Juntos por el Cambio. Más allá del número de intendencias… esa representación parlamentaria, más un equipo formado con un programa, con ideas, es lo que le da previsibilidad al gobierno de Patricia Bullrich. El gobierno de Unidos por la Patria, llamado hoy, que es el kirchnerismo…
-¿Le da posibilidad a la candidatura de Massa? ¿Le ve gobernabilidad si saliera?
-Bueno, la base que tiene en el Congreso el peronismo es importante. Todavía hoy tiene en alguna Cámara, como la de Diputados, cierta mayoría, pero es un modelo agotado, no tiene ninguna posibilidad de que la gente lo vuelva a votar. Yo creo que en un balotaje, con el gobierno, gana la oposición. El proceso económico ha sido de fuerte deterioro del poder adquisitivo. Todos estamos peor en la Argentina: la industria, los actores económicos, los trabajadores, los planeros, que es un mundo, el “mundo plan”, es un mundo distorsionado, que lo llamo el mundo del pobrismo, el mundo donde creen que rezando y dando planes vamos a resolver los problemas de la Argentina.
-Más allá de la encuestas y de lo que dicen, hay dos puntos respecto de Milei que quería saber si pueden afectar a su entender, más allá de la encuesta, los resultados de este domingo y del balotaje, si es que pasa la segunda vuelta. Uno son sus comentarios fuertes, injuriosos, contra el Papa Francisco, y el otro es el tema vinculado al mundo judío y sus citas permanentes a Moisés. Argentina es un país que ha vivido y ha sufrido atentados. ¿Esos dos elementos piensa usted que pudieran influir?
-Yo le digo, sinceramente, el tema del Papa, el agravio personal, hablar del Papa en el plano personal, me parece un error. Yo he discutido las ideas de esta visión religiosa en la Argentina y muchas veces la cercanía de una parte de la Iglesia, no de toda, con el gobierno actual.
-¿Con el peronismo o con el kirchnerismo?
-No con el peronismo, con el kirchnerismo. Han tenido en los últimos cinco o seis años un acercamiento muy fuerte. No comparto la visión de que la Argentina es mejor que sea pobre, uniformemente pobre, que la pobreza es un estado casi de santidad que nos va a hacer mejores. No comparto que la propiedad sea un derecho secundario. Yo no estoy de acuerdo en las ideas que el mundo de la Iglesia y fundamentalmente algunas implementadas a través de encíclicas como la de laudato, que es una, la última…
-La última medioambiental, fundamentalmente…
-Bueno, bueno, estamos liquidados. En Argentina y Chile, si no podemos hacer petróleo, gas y minería, vamos a ser sí pobres, uniformemente pobres. Lo que digo es que hay que cuidar el medioambiente, hay que hacer todo eso, y no podemos permitir que las empresas depreden, contaminen, metan cianuro en las aguas, de ninguna manera. Para eso está el Estado. Pero la actividad nosotros tenemos que potenciarla y desarrollarla. En general la Iglesia en el país siempre ha estado en contra de cualquier proyecto de desarrollo minero, petrolero, siempre está el curita en el pueblo juntando buenas señoras para ir a hacer una procesión e impedir el desarrollo, pero, bueno, nosotros tenemos que crecer por las potencialidades que tiene Argentina. En la agroindustria hay un fenómeno que nadie está mirando, porque esta Argentina oscura no permite ver lo que se está haciendo en la agroindustria, eliminando el carbono, trabajando para estar en el comercio mundial a partir del 2040, donde los que no estén a la altura de las circunstancias no van a poder comercializar. Argentina tiene un gran potencial en todo eso, y el gran potencial está en el petróleo, en el gas y en la minería.
-¿Usted está optimista? ¿No le es aplicable a la Argentina ese famoso aserto del libro de Vargas Llosa de “cuando se jodió el Perú”?
-Yo estoy optimista respecto al futuro, en la medida que la Argentina esté gobernada de manera racional, responsable, con una mirada capitalista, productiva, yo creo que la Argentina sale. La Argentina tiene que controlar también el proceso de fronteras. Hoy nuestra candidata ha dicho que no va a atender a los extranjeros que vengan a atenderse en tour de turismo en los servicios de salud.
-Turismo médico.
-Turismo médico, les va a cobrar. Bueno, no me parece mal. Sí creo en el esquema de reciprocidad. Si Chile y Argentina firman un acuerdo de reciprocidad de atención de nacionales, bueno, me parece bien. O con Bolivia, que en Bolivia los argentinos se mueren, no nos atienden. No los atienden en Bolivia.
-Pero, Miguel Ángel, ¿respecto de eso está optimista?
-Pero optimista de una visión de la Argentina. No de esta visión del pobrismo, no de esta visión del kirchnerismo que todo lo arregla con planes, no de este presidente que no fue. Hay un libro muy conocido de Miguel Bonasso, El presidente que no fue. Se refería a Cámpora, que tampoco fue.
-Ya, pero se refiere a Alberto Fernández.
-Me estoy refiriendo a Alberto. La irrelevancia es mucho peor que el olvido, porque el olvido implica haber querido a esa persona, haberla odiado, amado, digamos, ha habido sentimientos ambivalentes. La irrelevancia significa la insignificancia. Y el vacío es peligroso para un país. Digan que estamos en un proceso electoral donde esto se termina, todo el mundo lo sabe, pero… está prácticamente en viajes por el mundo, pero, bueno…
-¿Y cómo se inserta esa visión positiva de Argentina con esta frase fuerte que usted ha dicho de la “destrucción sistemática de la política argentina” que conlleva la aparición de fenómenos como el de Milei?
-Es la necesidad que tiene Argentina de reformular su sistema institucional. Cuando digo que la Argentina se ha municipalizado es porque es más importante el triunfo de un intendente que la coherencia política de un movimiento de un partido político. En la Argentina se han debilitado los partidos políticos, se han debilitado las instituciones, tenemos problemas de representación. Yo, para llegar al Congreso Nacional, tuve que hacer una carrera en mi provincia. Primero fui concejal, después intendente, después legislador en dos oportunidades y los vínculos construidos me permitieron llegar al Congreso. Y cuando llegué al Congreso tenía 43 años y lógicamente tenía ya una trayectoria y una experiencia. Y cuando vine al Congreso, llegar a la Cámara de Diputados era, más allá del honor de ser diputado, un lugar importante donde estaba lo mejor y lo más graneado de la política argentina, lo más importante de la Argentina. Hoy llega cualquiera por la pertenencia a La Cámpora, por la pertenencia también a los espacios, porque también hubo equivocaciones en la elección de algunos representantes. Entonces, cuando uno va a la Cámara de Diputados, ve que hay mucha gente joven, sin experiencia y, bueno, los sentidos de pertenencia han permitido que gente sin experiencia haya llegado a ser diputado. Después lógicamente, hay un proceso de degradación del debate nacional, de la importancia que el Congreso tiene en la toma de decisiones, hay que reconstruir los gobernadores -finaliza.