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“Número 3”: El hijo de Bolsonaro acusado de estar detrás de las presiones de EE. UU. a Brasil MUNDO BBC/Gettyimages

“Número 3”: El hijo de Bolsonaro acusado de estar detrás de las presiones de EE. UU. a Brasil

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Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, ha presionado a las autoridades estadounidenses para que sancionen al juez de la Corte Suprema que investiga el presunto intento de golpe de Estado tras la victoria Luiz Inácio Lula da Silva en 2022.


Eduardo Bolsonaro está causando más revuelo del que inicialmente había previsto. El tercer hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro reside en Estados Unidos desde el pasado febrero, mientras es investigado en Brasil por presunta intromisión en el caso de su padre relacionado con el golpe de Estado.

Apodado ‘Número 3’ por su padre, con un tono casi militar, este hombre de 41 años ha mantenido un estrecho contacto con la Casa Blanca, presionando con éxito para que se impusieran sanciones contra el juez del Tribunal Supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, quien supervisa el procesamiento de su padre por presunta conspiración para un golpe de Estado en 2022 tras la victoria del ahora presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Moraes también es conocido por haber prohibido temporalmente la plataforma de redes sociales X de Elon Musk en Brasil debido a su negativa a cumplir con las órdenes judiciales relacionadas con la desinformación generalizada publicada durante la campaña presidencial de ese mismo año.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado su apoyo a Bolsonaro, primero enviando una carta a Lula exigiendo que se retiren los cargos contra Bolsonaro. Y luego, el republicano empleó su carta favorita desde que llegó a la Casa Blanca: los aranceles.

Trump ha amenazado con un impuesto del 50 % a los productos brasileños, calificando el procesamiento contra Bolsonaro como una “cacería de brujas” que “debe terminar de inmediato”.

El pasado viernes 18 de julio, el Tribunal Supremo de Brasil emitió órdenes de allanamiento y de alejamiento contra Jair Bolsonaro, prohibiéndole contactar a funcionarios extranjeros por presuntamente incitar a Trump a interferir en el caso. Además, la Policía federal allanó el domicilio del exmandatario y le ordenó usar un grillete electrónico.

A Bolsonaro también se le prohibió usar redes sociales y acercarse a embajadas, según la decisión emitida por Moraes, quien citó una “posibilidad concreta” de que el expresidente huyera del país. El juez del Tribunal Supremo defendió las medidas como necesarias dado lo que describió como “actos hostiles” de padre e hijo contra Brasil.

Washington respondió imponiendo restricciones de visa a Moraes. El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, calificó las órdenes judiciales del magistrado como una “cacería de brujas política” que lo llevó a revocar inmediatamente las visas de “Moraes y sus aliados en la corte, así como de sus familiares directos”.

Las amenazas arancelarias de Trump parecen haber fortalecido a la izquierda gobernante brasileña, según declaró al diario británico ‘The Guardian’ Nicolas Saldias, analista de América Latina de la Unidad de Inteligencia de ‘The Economist’.

Saldias afirmó que Lula, quien ha comenzado a usar una gorra azul con la leyenda “Brasil pertenece a los brasileños”, se beneficiaría significativamente de la intervención de Trump a favor de Bolsonaro.

“Será visto como el defensor del nacionalismo brasileño, una especie de nacionalismo progresista”, afirmó.

Por su parte, Bolsonaro ha estado intentando proteger su imagen ante la opinión pública brasileña, declarando que él y su hijo “se habrían opuesto a los aranceles”.

El expresidente también aseguró al diario local ‘Poder 360’ que podría solucionar el problema, que cree que se está agravando debido a lo que describió como una provocación de Lula a Estados Unidos, pero añadió que sus circunstancias actuales lo dificultan.

“Ni siquiera tengo pasaporte”, subrayó.

¿Quién es el “diplomático” detrás de la pugna Brasil-EE. UU.? 

Puede que Jair Bolsonaro no tenga pasaporte, pero su ‘Número 3’, nacido en Río de Janeiro y diputado federal por el estado de São Paulo desde 2015, claramente sí lo tiene y lo ha utilizado estratégicamente.

En un video grabado a las afueras de la Casa Blanca y publicado el pasado jueves 17 de julio en el canal de YouTube del congresista federal, que cuenta con más de un millón de suscriptores, Eduardo Bolsonaro anunció que acababa de concluir una serie de reuniones con funcionarios estadounidenses.

“Se están tomando decisiones”, aseguró, aludiendo a posibles sanciones contra Moraes.

Paulo Figueiredo, un influencer de extrema derecha acusado de participar en el presunto golpe de Estado, declaró el miércoles que se había reunido con funcionarios estadounidenses y que las decisiones sobre Brasil no solo estaban “sobre la mesa”, sino que eran “una prioridad” para el presidente estadounidense.

No es la primera vez que el ‘Número 3’ trabaja como “diplomático” para la agenda de su padre.

Eduardo, el único miembro de la familia Bolsonaro que habla inglés con fluidez, se convirtió rápidamente en embajador informal en el extranjero durante la campaña de su padre.

Su rol como representante de la extrema derecha brasileña en el escenario internacional comenzó con la conexión de su familia con Olavo de Carvalho, el difunto ideólogo de extrema derecha residente en Estados Unidos, y Filipe Martins, uno de los discípulos más cercanos de Olavo, vinculado a supremacistas blancos. Martins posteriormente se convirtió en asesor internacional de Bolsonaro.

El congresista brasileño se aferró a la red de Carvalho y posteriormente se alineó con figuras como Steve Bannon, exasesor estratégico de Trump, lo que contribuyó a introducir el populismo al estilo del actual líder de la Casa Blanca en la política brasileña.

En una entrevista de 2019 con la revista brasileña ‘Piauí’, Eduardo Bolsonaro describió su vínculo con Bannon como basado en valores conservadores compartidos y una cosmovisión común, afirmando que las acusaciones de racismo o extremismo contra Bannon nunca le habían preocupado.

“Todo aquel que es de derecha y se aleja de la corrección política recibe estas etiquetas”, afirmó. Cuando escuché este tipo de acusación en su contra, en mi opinión, fue un punto positivo a favor de Steve Bannon.

En 2019, Bolsonaro anunció su intención de nominar a su hijo como embajador de Brasil en Washington.

Eduardo comenzó entonces a reunirse con senadores para recabar apoyo para el nombramiento, que requería la aprobación del Senado.

Sin embargo, se enfrentó a una fuerte resistencia por parte de algunos legisladores, y el gobierno nunca logró obtener los votos necesarios.

Ante la creciente presión, Eduardo finalmente retiró su candidatura, declarando en un discurso ante la Cámara de Diputados que permanecería en Brasil para defender los valores conservadores y apoyar al gobierno de su padre.

“Me quedo para asegurar que el tsunami de las elecciones de 2018 se convierta en una ola permanente”, señaló.

Una narrativa que ha mantenido incansablemente durante los últimos siete años.

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