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La Industria y la Construcción: ¿Hacia una Crisis de Doble Zambullida?

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La situación económica reciente de la economía chilena y el agravamiento de la situación económica internacional nos ha llevado a plantear que la economía chilena pudiera estar en los primeros momentos de una nueva crisis cíclica. Esta posibilidad la planteamos en el artículo «Desempleo: ¿Hacia una Crisis de Doble Zambullida?» publicado también en El Mostrador.



Desde el punto de vista de la ocupación y de la desocupación, la economía chilena ha seguido en una situación de crisis. Luego de cierto alivio, la situación nuevamente se empeora. En enero del 2001, la ocupación global en el país disminuyó en 58.000 personas comparado con enero del 2000.



Compartimos los comentarios del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el sentido de que la desocupación no es mayor debido a un comportamiento anormal de la Fuerza de Trabajo. Si la Fuerza de Trabajo es corregida tomando los años de normalidad, previo a la crisis, el desempleo pasaría de 490.000 personas a 681.000 y la tasa de desempleo subiría de 8,4% a 11,3%.



La crisis económica internacional en 1980-1982 se denominó como una crisis de doble zambullida. En 1981, en varios países se produjo una recuperación de los niveles de actividad en relación con 1980. Se pensó, entonces, en una recuperación relativamente sólida y que iba a continuar. En Chile, en un documento del Banco Central de esa época se compartía esta visión optimista.



En la realidad, la dinámica de la economía mundial, luego de cierta recuperación, se frenó, pasando en 1982 nuevamente a una crisis. Esta se manifestó con gran fuerza en América Latina, que arrastró a la región a una crisis económica con crisis de deuda externa.



La economía chilena había comenzado una recuperación posterior a la crisis de fines de 1998 a 1999. Inicialmente, el gobierno y la mayoría de los economistas pensaron que la recuperación iba a ser muy fuerte. En algunos estudios, se planteó que la recuperación iba a ser débil, más prolongada y que existía la posibilidad de que algunos indicadores que estaban mejorando se revirtieran. La situación actual de la economía chilena es mucho más preocupante que eso.



En el cuadro siguiente se puede observar que la producción industrial, las ventas industriales y la construcción tienen un comportamiento similar, con cierto desfase. Durante gran parte de 1999, se da un crecimiento negativo muy significativo (período de crisis). Posteriormente, se muestra una recuperación. Luego, caen los niveles de actividad en la construcción, posteriormente en las ventas industriales y finalmente en la producción industrial.



En el cuarto trimestre del 2000, estamos de nuevo en una situación de crisis en el sector industrial y en la construcción. La construcción disminuye su producción en cerca de 9%. Las ventas industriales caen en un 1,7% y la producción industrial permanece prácticamente estancada.







En enero de este año, la disminución de los niveles de actividad continúa. Tanto la producción industrial como las ventas industriales han tenido un crecimiento negativo en cada uno de los tres últimos meses.



La posibilidad de que la economía chilena esté transitando hacia una posible crisis de doble zambullida, queda más en evidencia en el siguiente cuadro.







En enero-agosto del 2000, la producción industrial en Chile creció en 4,4%, las ventas industriales en 5,4% y la construcción de nuevas viviendas se incrementó en 30,6%. Entre agosto del 2000 y enero del 2001, se presenta una situación opuesta: la producción industrial disminuye en 6,4%, las ventas industriales disminuyen en 10,0% y la construcción de viviendas nuevas disminuye en 22,1%



La inversión global, que es una variable clave en la reproducción de la economía y en la creación de nuevas capacidades productivas, el año pasado fue un 14% menor a la del año 1998. La fuerte disminución de la demanda, tanto de bienes de consumo como de bienes de inversión, explican la disminución de precios que se reflejó en la inflación negativa de febrero del 2001.



Posiblemente el tránsito hacia una nueva crisis se está expresando en el inicio de una situación deflacionaria. El comportamiento de los precios en vez de considerarse como un hecho positivo -tal como se refleja en las declaraciones oficiales-, debería considerarse como un elemento más de la grave situación de la economía chilena actual.



El conjunto de estos indicadores y la información anticipada sobre la disminución de la cantidad de dinero que expresa la vitalidad de la economía, llevó al Banco Central a una nueva disminución de la tasa de interés. La situación internacional, se ha agravado en Japón y en otros países del sudeste asiático, en Turquía y en Argentina. Todas estas situaciones afectarán en alguna medida a la economía chilena. Y el mayor impacto vendrá desde la economía norteamericana.



Estados Unidos, posterior a la crisis cíclica de inicios de los años 90, ha tenido la expansión cíclica más prolongada desde 1854. En los últimos trimestres del año 2000, la producción norteamericana disminuyó drásticamente desde 5,6% en el segundo trimestre a 2,2% en el tercer trimestre y a sólo 1,1% en el cuarto.



La inversión, que crecía a tasas superiores al 10%, en el cuarto trimestre del 2000 disminuyó en un 4%. Las importaciones, que eran muy elevadas y que le permitían a Estados Unidos cumplir el rol de locomotora mundial, crecieron en el segundo y tercer trimestre a tasas de 20% y 16% respectivamente. En el cuarto trimestre, las importaciones disminuyeron en 1,6%.



La economía chilena generalmente ha crecido en forma paralela al ciclo de la economía norteamericana. Sin embargo, la crisis de 1998 y 1999 en Chile llevó a una asincronía de la economía chilena respecto de los Estados Unidos. En el 2000, esa asincronía se expresó en una situación polar. La política económica en Estados Unidos trató de frenar la gran dinámica de la economía norteamericana. En tanto, en Chile se producía un débil proceso de recuperación, acompañado de una política económica pasiva.



La situación actual podría lograr la sincronía a través de una crisis de la economía chilena arrastrada por los factores internos y la debilidad de la economía norteamericana.



Una nueva crisis de doble zambullida en la economía chilena no necesariamente se expresará en una tasa negativa de crecimiento del PIB. Basta que disminuya en forma significativa su tasa de crecimiento. Esta situación se puede expresar como crisis en las bases del proceso de acumulación, entre ellas principalmente en la inversión y en la ocupación.



La economía chilena está entrabada. Las empresas están transfiriendo al exterior sumas muy elevadas de capitales, como se expresa en la Balanza de Pagos. La Deuda Externa global y la de corto plazo han crecido mucho en los últimos años.



La disminución de la tasa de interés fortalece aun más a la banca, que ha tenido grandes ganancias. Permite también facilitar la compra de dólares para inversiones en el exterior. Es posible que en las condiciones actuales la baja de la tasa de interés no tenga grandes efectos en la reactivación. Los empresarios chilenos se acostumbraron a tasas de ganancias bastante elevadas. En la actualidad, con tasas de ganancias menores en Chile, aunque mayores que en los países desarrollados, no están invirtiendo.



Lo anterior, es lo que, según Keynes, «….resulta tan poco susceptible de control en una economía de capitalismo individual: Este es el aspecto de la depresión que los banqueros y hombres de negocio han tenido razón en subrayar y los economistas que han puesto su fe en remedios puramente monetarios han subestimado».



En términos más coloquiales, Keynes también dijo: «En una economía en la que los bancos no prestan y la gente no gasta, esto (bajar la tasa de interés) no es mucho más eficaz que empujar con un fideo cocido».



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Orlando Caputo es economista investigador de la Universidad ARCIS.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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