Publicidad

Discriminación hacia los musulmanes

Isaac Caro
Por : Isaac Caro Universidad Alberto Hurtado
Ver Más

No existe un solo Islam, sino una serie de “islames”, cada uno de los cuales tiene sus propias características, connotaciones y procesos inherentes.


En Chile, diversos medios de comunicación han destacado un hecho de discriminación laboral a partir de los múltiples maltratos recibidos por una mujer musulmana en un call center de Santiago. Este caso debe ser visualizado en un contexto más amplio, que tiene que ver con cambios en la sociedad chilena y contemporánea, los que dicen relación con la presencia de una mayor diversidad cultural y religiosa y, al mismo tiempo, con un predominio de prejuicios que se sustentan en el desconocimiento de los “otros” (estos otros que pueden ser árabes, gitanos, musulmanes, judíos, homosexuales).

La sociedad chilena se ha caracterizado, en los 20 últimos años, por un proceso en donde la diversidad cultural y religiosa aparece como una característica cada vez más importante y presente de nuestras vidas. En este sentido, al crecimiento de movimientos migratorios, principalmente provenientes de Argentina, Perú, y otros países latinoamericanos, se unen otros desarrollos que tienen que ver con la incorporación o  consolidación de identidades de muy distinto tipo, sean éstas ecológicas, étnicas, de orientación sexual, religiosas, entre muchas otras.

[cita]No existe un solo Islam, sino una serie de “islames”, cada uno de los cuales tiene sus propias características, connotaciones y procesos inherentes.[/cita]

Estos fenómenos forman parte de una sociedad cada vez más globalizada y cosmopolita. En particular, el “regreso a la religión” es un proceso que en medida importante tiene por finalidad afirmar la identidad y la diferencia en un mundo en donde globalización implica uniformización, y también incertidumbre, inseguridad y exclusión. En el caso concreto de Chile, existe una comunidad musulmana que, según el Censo Nacional del año 2002, está estimada en alrededor de 3 mil personas, la mayoría de ellas agrupadas en la ciudad de Santiago.

El regreso al Islam es un tema de gran trascendencia en Europa, que nuevamente ha sido objeto de debate con algunas leyes y proyectos que se han implementado en Bélgica y Francia sobre el uso del velo en escuelas públicas y la vestimenta del burka en espacios públicos.  Este debate que también se da en España, Holanda, Alemania y otros países del Viejo Continente, tarde o temprano, llegará también a nuestra región.

El caso que ha afectado a una ciudadana chilena musulmana es un tipo de discriminación por género (basta observar los adjetivos con los que era tratada) y por religión (en donde el Islam es asociado con fanatismo). Existen prejuicios y estereotipos, arraigados en parte de nuestra población, los que se han reforzado después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, que consideran, en forma indistinta, a árabes y musulmanes como fanáticos y terroristas.  En contraste a esta posición, difundida por algunos medios de comunicación y académicos, que han defendido el “choque de civilizaciones” entre Occidente y el Islam, es importante diferenciar entre el islamismo radical -que puede adquirir connotaciones violentas y de fanatismo religioso, como es el caso de Al Qaeda-, y el Islam -que constituye una gran cultura y civilización, que ha realizado una contribución sustancial a la humanidad-.

La sociedad contemporánea, cada vez más globalizada, nos va a llevar a una tensión creciente entre globalización y reafirmación de identidades culturales. En la medida que estas identidades no recurran a la violencia, a la exclusión,  a la segregación, deberemos estar atentos para incorporarlas al panorama de diversidad cultural y religiosa que cada vez será más importante en Chile y en el mundo y, en esta dirección, es importante entender que no existe un solo Islam, sino una serie de “islames”, cada uno de los cuales tiene sus propias características, connotaciones y procesos inherentes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias