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Chile Day y Las Malvinas

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
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El Reino Unido ha sido, históricamente, un aliado mayor extra-regional chileno. Y sigue siéndolo. Y debería mantenerse dicho estatus. Todo indica que la actual Administración de La Moneda así lo entiende….y en buena hora.

Cuando la Argentina era gobernada por un régimen militar de corte irrendentista, con intereses de proyección de un poder hegemónico y de expansión territorial, y justo en momentos en que la guerra se perfilaba en el horizonte chileno-argentino, el Reino Unido asumió un rol esencial para La Moneda: se embarcó en un conflicto que decidiría el fin del régimen antidemocrático trasandino, y con ello, el inicio de un proceso de  desmantelamiento de la ideología militarista trasandina. El Reino Unido evitó el derramamiento de sangre entre ambos países, pero lo que es más relevante aún, evitó cristalizar una relación de hostilidad permanente entre ambos países.

Gran parte de las relaciones conciliatorias entre ambos lados de Los Andes se debe a que se evitó una confrontación que habría calado en lo más profundo de la conciencia nacional chilena, y también argentina.

A la luz de lo anterior, debe haber resultado por decir lo menos, “interesante”  para Buenos Aires, observar que en los mismos momentos en que las relaciones entre La Casa Rosada y el 10 Down Street marcaban un hito más en sus vínculos de confrontación diplomática, fricción politica y amenazas militares veladas, el Ministro de Hacienda chileno, Felipe Larrain inauguraba el Chile Day, allí mismo, en Londres.

El espacio sudamericano, ya lo hemos señalado, atraviesa una fase de transformación, marcada por una inestabilidad politica endógena, profunda y casi estructural. Bolivia que se enliza en una crisis institucional e internacional de peso; Ecuador con un Rafael Correa que solo contiene los movimientos sociales; una Argentina que aún no encuentra un horizonte político de estabilidad; una Venezuela a la deriva y un Brasil que busca nuevos aliados “naturales”, esta vez en Perú. Nada nuevo dirán algunos. Chile sigue siendo un islote de estabilidad, de gobernabilidad y de un sostenido crecimiento económico.

Chile necesita identificar y establecer relaciones con entidades que brinden seguridad politica en la escena internacional, en particular frente a intenciones aventuristas de países vecinales. El Edifico Carrera necesita reinaugurar una politica de “Regionalismo Abierto”, pero está vez de naturaleza eminentemente “político”.

La Moneda debe reforzar la cooperación y la integración de carácter politica con potencias mundiales extra regionales. Frente a un escenario regional que proyecta incertidumbre política, nacionalismos, hostilización e inestabilidad, la Politica Exterior debería, sin dejar de lado sus interacciones vecinales ni regionales, apostar por potenciar aquellas con las cuales mantenemos coincidencia de intereses e nivel global.

La Cancillería chilena necesita implementar una Política de Potencia Extra Regional sólida, de proyección y que le permita bypassear un espacio vecinal que si bien es importante para el desarrollo nacional, necesita ser contrabalanceado por relaciones con paises miembros de la Comunidad de Potencias Mundiales.

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