El Ministro Bulnes señaló en una entrevista que, como titular de Educación, hará cumplir la ley en cuanto a la exigencia de que las universidades privadas no pueden lucrar.
Así, ha fijado su posición y definido su obligación como ministro de Estado a cargo de un área que hoy se presenta con un alto grado de efervescencia social.
Está por verse cómo va a llevar a cabo esta tarea, que presenta complejidades múltiples, teniendo presente las variadas formas que se han desarrollado para burlar la letra y el espíritu de la ley.
Nadie duda ya de que el saliente Ministro de Educación, Joaquín Lavín, perdió toda credibilidad y ascendencia moral para liderar las reformas que el proceso educacional chileno requiere, precisamente por haber lucrado directa o indirectamente – mediante ardides y resquicios legales- en sus emprendimientos en el sector de la educación superior. ¿O acaso alguien cree que su salida de dicho ministerio no fue gatillada por su pasado en el área?
De allí que la tarea que se impuso el Ministro Bulnes no será fácil.
Tendrá que vérselas con su colega de gabinete, el Ministro de Justicia Teodoro Rivera, quien ha tenido y tiene una activa participación en el negocio de la educación superior, a través de la Universidad Autónoma de Temuco, de la cual era rector hasta antes de asumir como Ministro. Esta universidad ha tenido un explosivo desarrollo creando sedes en varias otras regiones del país, alcanzando una masa de alumnos muy significativa, todo lo cual indica que, al parecer, ha sido y es un negocio muy rentable.
Si efectivamente el Ministro Bulnes ha sido sincero en sus afirmaciones, y no existen antecedentes que permitan dudar de su palabra, la prueba de la blancura deberá darla a muy corto plazo adoptando las medidas necesarias para que en la educación superior no se siga lucrando, partiendo por investigar la universidad de su colega de gabinete, la cual, en materia de lucro se ha demostrado muy competente.
Hubo un ministro, en el último cambio de gabinete del Presidente Piñera, que no duró en su cargo más de tres días y debió renunciar bajo circunstancias bochornosas.
¿La pregunta que nos hacemos ahora es si una situación de esa naturaleza volverá a repetirse?
Por cierto que esta nueva forma de gobernar ha resultado mucho más compleja de lo que imaginaron los publicistas creadores de esa consigna.
(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl