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Crecimiento con desconfianza

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Mario Waissbluth
Por : Mario Waissbluth Ingeniero civil de la Universidad de Chile, doctorado en ingeniería de la Universidad de Wisconsin, fundador y miembro del Consejo Consultivo del Centro de Sistemas Públicos del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y profesor del mismo Departamento.
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La actitud que todos toman y tomamos es: «Me importa un bledo el prójimo, hago lo que me conviene y que se jodan los demás». Tirar mugre a la orilla del camino, robarse unos pesos o el papel higiénico de la oficina, y pedir factura en el restaurante para cenar con la familia, pasa a ser legítimo.


¿Qué metas de largo plazo debe tener el Estado de Chile?

Obviamente, las consabidas de equidad, crecimiento, salud, educación, y similares.

Pero hay una meta oculta y que poco se menciona: reconstruir las confianzas. Tenemos uno de los peores índices de confianza interpersonal del mundo. No confiamos, y con razón, en los partidos y el Congreso. Las constantes manipulaciones de cifras del actual gobierno, más allá de lo jocoso, contribuyen a la pérdida de confianza.

Las raterías que presenciamos en la época de la Concertación y la Alianza hacen lo suyo. Los bajos estándares en la confección del futuro gabinete también. Los abusos que cometen muchas empresas contra los consumidores y sus trabajadores también. La destrucción irresponsable del medio ambiente también. Las violaciones flagrantes y evidentes de la legislación del lucro universitario también.

[cita]La actitud que todos toman y tomamos es: Me importa un bledo el prójimo, hago lo que me conviene y que se jodan los demás. Tirar mugre a la orilla del camino, robarse unos pesos o el papel higiénico de la oficina, y pedir factura en el restaurante para cenar con la familia, pasa a ser legítimo.[/cita]

La actitud que todos toman y tomamos es: Me importa un bledo el prójimo, hago lo que me conviene y que se jodan los demás. Tirar mugre a la orilla del camino, robarse unos pesos o el papel higiénico de la oficina, y pedir factura en el restaurante para cenar con la familia, pasa a ser legítimo.

Resolver esto tomará tiempo y requerirá de liderazgos con una importante componente épica, ética y moral, que va más allá de la mera definición de políticas públicas. Sin confianza no habrá desarrollo, digan lo que digan las cifras.

(PD: Ruego a lectores zurdistanos abstenerse de echarle la culpa a la Alianza, y a los derechistanos de echarle la culpa a la Nueva Mayoría. Cada país tiene los políticos que se merece. La solución somos todos.)

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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