Publicidad

La falacia de la comisión de evaluación

Carlos Ruz
Por : Carlos Ruz Director de Fundación MauleScholar
Ver Más

A todas luces, se puede desprender que más que un cambio sustancial y profundo al concepto de evaluación, se harán cambios en la forma y manera de trabajar en SIMCE, pero no se puede esperar un cambio de paradigma al respecto, por los intereses y conflictos que están dados entre los actores existentes.


Durante el mes de diciembre, la Comisión de Evaluación de Simce, instancia creada en julio de 2014 con el fin de evaluar el sistema de medición, emitirá su informe final al respecto. Por lo que algunos medios especulan, serán en tres líneas las conclusiones y recomendaciones que se darán: primero, dejar un par de pruebas a nivel nacional, tanto en básica como en media, de tipo censal, y que el resto sean de tipo muestral; segundo, eliminar rankings con resultados de cada colegio o escuela; tercero, reducir el número de pruebas y establecer nuevos instrumentos de diagnóstico de aprendizajes. Ante ello, es bueno profundizar un poco más esto, e indagar tras los titulares o grandes discursos existentes.

En Chile, existen más o menos 3 grandes centros que elaboran pruebas estandarizadas, las cuales son las que suministran el insumo y que se adjudican, mediante la Agencia de Calidad de la Educación, las baterías de test en las áreas de medición de Simce. El presupuesto para ello, son poco más de 22 mil millones de pesos, algo así como una Teletón. Una cifra no menor, y que, a todas luces, es un negocio bastante grande como para ser cambiado o intervenido en su raíz. A dicha Agencia de Calidad, recordemos, han emigrado varias personas que trabajaron en MIDE-UC, una de las agencias que trabaja en el negocio de la elaboración de pruebas estandarizadas, incluyendo, por cierto, al actual Secretario General de la Agencia, Carlos Henríquez Calderón, quien se desempeñó como Gerente General de MIDE-UC, hasta antes de asumir el cargo gubernamental. Esto ya da un indicador sobre las redes y posiciones de las piezas, en el juego de las pruebas estandarizadas y Simce.

[cita]A todas luces, se puede desprender que más que un cambio sustancial y profundo al concepto de evaluación, se harán cambios en la forma y manera de trabajar en Simce, pero no se puede esperar un cambio de paradigma al respecto, por los intereses y conflictos que están dados entre los actores existentes.[/cita]

Pero veamos la mencionada Comisión de Evaluación de Simce. Sus integrantes, van desde Jorge Manzi, Director de MIDE-UC, con un notable conflicto de interés y sobre el que nadie ha hecho reparo ni consideración alguna, pasando por Paulina Bustos, actual Jefa Suplente de DAEM Curicó, con la menor calificación y conocimiento en evaluación estandarizada o construcción de éstas. Curioso este caso, ya que ante 12 personas con experticia o postgrados importantes en la materia, aparece como la más débil y de menor relevancia dada. Por otra parte, tenemos a Lorena Meckes, que preside el equipo técnico, y que ha sido históricamente la principal defensora de Simce, y que fue elegida para dirigir una comisión para modificarla. Simplemente paradójico. El resto del equipo es bastante conocido en el ambiente educativo.

Según se desprenden de las minutas de las reuniones que han tenido desde el 27 de julio hasta el 14 de noviembre, se puede destacar que han participado en las sesiones, como invitados, entidades como la Vicaría de la Educación, Sociedad de Instrucción Primaria, CONACEP, FIDE, Educación 2020 y Alto SIMCE, y personalidades como la Premio Nacional de Educación Beatriz Ávalos, Erika Himmel, Gregory Elacqua, Cristián Bellei, entre otros. Nota al margen: el fuerte acento en lo técnico de las presentaciones e invitados, dentro de la esfera habitual de la Educación en Chile.

Los principales temas discutidos han sido la ordenación de escuelas y colegios, el sistema de evaluación de aprendizajes y el sistema de rendición de cuentas, esto último, presentado por Daniel Koretz, conocido “experto” en la validez de pruebas y test basada en cómo se entrena para ellas, de la Universidad de Harvard. A todas luces, se puede desprender que más que un cambio sustancial y profundo al concepto de evaluación, se harán cambios en la forma y manera de trabajar en Simce, pero no se puede esperar un cambio de paradigma al respecto, por los intereses y conflictos que están dados entre los actores existentes. En pocas palabras, nadie permitirá que esos 22 mil millones de pesos se tiren a la basura de un día como otro, amparándose en datos, estudios y tecnocracia educativa.

Todo parece indicar que, al terminar el año, seis meses de trabajo de la Comisión de Evaluación de Simce, solamente será un “saludo a la bandera” en materia de pruebas estandarizadas, un maquillaje con grandilocuencia y que solo busca, como en otros aspectos de la política pública educativa, cambiar todo para quedar todo igual.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias