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El altísimo precio de la (no) educación en Chile

Rafael Moyano
Por : Rafael Moyano Licenciado en Pedagogia Social y Terapéutica por la Universidad Complutense de Madrid , Maestría en DDHH y Cooperación al Desarrollo. Director Ejecutivo de la Corporación Educacional Escuelas del Cariño.
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Hoy en día en Chile más de 5 millones de personas no cuentan con educación escolar finalizada. Según los datos de la Organización Mundial de los Trabajadores (OIT) esto supone casi un 60% de la población chilena activa, y aún más duro; 2 millones tienen entre 18 y 45 años.

No finalizar la educación media no sólo implica un enorme hándicap a la hora de insertarse en el mundo laboral, (en términos de renta, tener estudios medios finalizados y superiores permite casi triplicar los ingresos con respecto a los que no finalizaron), supone sobretodo el no ejercicio de un derecho fundamental, una renuncia con un altísimo coste, social y económico.

Según los datos del Ministerio de Desarrollo Social, hasta 2006 la tasa de población reclusa en Chile aumentaba a razón de un 6% anual, esto son casi 1.300 personas por año, teniendo uno de los coeficientes más altos de la región; por cada 100.000 habitantes 248 reclusos, casi el doble que Argentina (147). Pues bien, según la misma web del Ministerio el 87% de los reclusos en nuestro país no cuentan con la educación media finalizada, y advierte que es perfectamente posible sustentar la idea de que quienes en la actualidad no tienen los niveles educacionales que la sociedad actual demanda constituyen una población en riesgo de delinquir (MDS 2006)Con esto no pretendo decir que no estudiar te hará terminar en prisión, eso sería infundado y ofensivo, pero desde luego no poder acceder a la estructura de oportunidades que ofrece la sociedad, por no tener la nivelación de estudios, producirá a la larga un efecto dominó; Sin estudios medios será difícil la inserción al mundo laboral, bajos sueldos dificultarán el acceso a vivienda, salud y otros servicios de calidad por carecer de activos monetarios, y tristemente hasta que sea rota, la espiral de vulnerabilidad y exclusión se repetirá inexorablemente de generación en generación

Sin caer en populismos, La educación potencia los activos y despierta talentos que pueden estar dormidos, permite recomponer planes de vida, proyectos de desarrollo personal y familiar, y también emprendimiento económico e innovación social. A nivel país, la educación precede al crecimiento, según el informe PIRLS-TIMSS realizado en España en 2011, incrementar 25 puntos en los informes PISA se podrían traducir hasta en un 3% de aumento del PIB.

[cita tipo=»destaque»]Un país nivelado en estudios es un país educado y preparado, que avanza social y económicamente al mismo tiempo. Un país donde la desigualdad no duela, donde podamos dejar de mirar para otro lado como ciudadanos ante injusticias que hoy todos vemos a diario.[/cita]

Un país nivelado en estudios es un país educado y preparado, que avanza social y económicamente al mismo tiempo. Un país donde la desigualdad no duela, donde podamos dejar de mirar para otro lado como ciudadanos ante injusticias que hoy todos vemos a diario.

Y ¿Cómo lograrlo? Existen distintos programas educativos destinados a la nivelación de estudios, algunos de ellos nacionales y municipales y también propuestas lideradas por sostenedores que creen firmemente que la educación es la llave del progreso. Es fundamental motivar e impulsar que todos aquellos y aquellas que no pudieron finalizar sus estudios por la razón que sea, se ilusionen con la idea de retomarlo y puedan de verdad valorar el impacto tan positivo que tendrá en sus vidas, en su presente y en su futuro.

Convivencia y educación son dos palabras que caminan de la mano, educar a todos los adultos del país implicaría abrir los ojos a un mundo en el que los éxitos pueden llegar fruto del esfuerzo y el trabajo, supondría cualificar a millones de ciudadanos cuyo desempeño profesional impactaría directamente en el crecimiento económico y en el bienestar socia.

Si la economía chilena ha crecido enormemente con unas cifras de nivelación educativa tan bajas, ¿Qué desarrollo podríamos alcanzar si logramos este desafío? La respuesta invita a soñar.

Ante un escenario de incertidumbre económica a nivel mundial, apostar por la nivelación nacional de estudios nos permitirá contar en el futuro con muchas más soluciones, de la mano de una población activa, creativa y emprendedora, que a su vez, podría ser una importante generadora de empleo.

Ese puede ser Chile hoy y ha llegado el momento de darle el peso social y político que debe tener este tema. Si queremos un Chile que progrese, un Chile que avance en igualdad, en el que las brechas sociales no sean abismales y en el que todos los ciudadanos puedan acceder a oportunidades, debemos colocar la educación de adultos y jóvenes en la agenda política. Como país contamos con recursos para destinar a esto, y existen buenas voluntades y disposición desde el sector público. Ojalá aprovechemos ese buen viento y llevemos entre todos a Chile al podio de los países más educados del mundo, y, así, en el futuro no tengamos que pagar el verdadero precio de la exclusión.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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