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83 años de la Corporación de Fomento de la Producción Opinión

83 años de la Corporación de Fomento de la Producción


El 29 de abril, se cumplieron 83 años de la creación de la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) en Chile, el primero en su género en el Continente Sudamericano, hecho que amerita, para los radicales chilenos, hacer un orgulloso recordatorio de su gestación y desarrollo. Uniendo canas y juventud, es importante tener en cuenta lo siguiente:

Durante el gobierno del Presidente de la República Pedro Aguirre Cerda, y como consecuencia del terremoto que afectó en especial a Chillán el año 1939, se determinó, por parte del Poder Ejecutivo, la creación de una institución que tuviese por objeto la misión de impulsar la producción e industrialización de nuestro territorio, mediante la intervención del Estado. El objetivo planteado por el entonces Presidente radical, enmarcado en el “plan de fomento de la producción nacional, destinado a elevar el nivel de vida de la población, mediante el aprovechamiento de las condiciones naturales del país y la disminución de los costos de la producción”, se focalizó en dos grandes proyectos, la «Corporación de Reconstrucción y Auxilio» y otra denominada «Corporación de Fomento de la Producción – Corfo”. Esta última tuvo de una difícil tramitación legislativa para su aprobación definitiva.

La Corfo fue creada a través de la Ley N° 6.334 del 29 de abril de 1939, fue parte, como señalase en su oportunidad el Presidente Aguirre Cerda, del “plan de fomento de la producción nacional, destinado a elevar el nivel de vida de la población, mediante el aprovechamiento de las condiciones naturales del país y la disminución de los costos de la producción”.

La creación de la Corfo no fue de fácil tramitación legislativa, ya que el Gobierno no tenía la mayoría legislativa requerida para su aprobación y solo gracias al voto del senador conservador José Francisco Urrejola Menchaca, en quien primó su confianza en el proyecto y su amistad con el Presidente, más en que en la orden del propio Partido Conservador, se logró finalmente el quórum necesario para nacer a la vida republicana.

La Corfo tuvo un inicio complejo de instalación y desarrollo de sus funciones y objetivos, durante los gobiernos radicales (Juan Antonio Ríos Morales y Gabriel González Videla). La falta de financiamiento fue uno de ellos, especialmente externos, a raíz del estallido de la II Guerra Mundial, que atrasó fondos y traspaso de tecnología. Solo gracias al aumento adicional al impuesto a las utilidades de las empresas del cobre y el empleo transitorio de los fondos asignados al servicio de la deuda externa, se logró crear empresas como la Compañía Nacional de Electricidad (1944), hoy en manos españolas; la Compañía de Acero del Pacífico S.A. (1946); la Empresa Nacional del Petróleo S.A., ENAP (1950); el Servicio de Equipos Agrícolas Mecanizados, SEAM, en ayuda de los pequeños agricultores; Industria del Azúcar, Iansa, y varias otras más.

Otra circunstancia difícil en su historia fue el golpe de Estado de 1973, de tan triste recuerdo, que pretendió eliminarla legalmente; pero sus esfuerzos fueron imposibles de materializar. Sin embargo, la mayoría de las empresas estatales que crearon los esfuerzos nacionales fueron privatizadas, relegando el Estado a un rol menor y subsidiario, dejando en manos privadas la industrialización y modernización del país con los resultados que todos palpamos.

Hoy recordamos esta emblemática Corporación y, por ende, al Partido Radical de Chile que, en la práctica, han sufrido igual desmantelamiento, con la incorporación de elementos en su dirección orgánica que no han contribuido a su desarrollo y crecimiento, y la desidia de sus militantes (en el caso del partido) que no han hecho nada ante el desperfilamiento de la centenaria colectividad.

La Corfo instaló un rol del Estado que hoy queremos recuperar, en donde el país siente una modernización industrial que sea el pilar nuevamente del Chile de progreso en favor de sus ciudadanos, dejando atrás la concepción de “negocio” que significa hoy incluso tener a empresas en sectores estratégicos de la Nación que solo cimentan el enriquecimiento de corporaciones y grupos privados, empobreciendo al país en sus riquezas naturales y oportunidades como plataforma de servicios.

Hoy la Corfo, aún existente a pesar de las circunstancias de la historia, se mantiene con un rol focalizado solo como apoyo del emprendimiento, la innovación y la competitividad, fortaleciendo, además, el capital humano y las capacidades tecnológicas, teniendo como principal objetivo promover una sociedad de más y mejores oportunidades para contribuir al desarrollo económico del país. Su mirada a futuro, esperamos que nos permita decir con orgullo el tan anhelado “Hecho en Chile”, como parte del proceso de plataforma de apoyo al fomento, industrialización y valor agregado a nuestra producción nacional.

La Corfo se niega a morir y mira con esperanzas el porvenir económico de Chile, contamos con ella, como ella cuenta con el partido político que la hizo nacer. Deseamos que la Corfo tenga una renovación y realización que la fortifique, recuperándola desde la ciudadanía con el respaldo y bases en la nueva Constitución de todas y todos los chilenos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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