
Día nacional de las ciencias y el necesario cuestionamiento a las prácticas de investigación
En el entendido que estos son grandes desafíos y demandas para la investigación también nos parece que es un gran reconocimiento a los efectos que tienen las formas en que usamos las categorías y su impacto en el avance o retroceso para lograr sociedades más justas. Los tiempos actuales nos exigen someter nuestras propias agendas de investigación a preguntas tales como: ¿de qué manera mi investigación reproduce sexismo, racismo o clasismo? Esta es una pregunta compleja con cuya respuesta podríamos argumentar cómo nuestras investigaciones sirven a ideales comunes y de justicia para todas y todos. Llegó el momento de hacernos cargo no solo del conocimiento que está por ser producido, sino del que ya lo está.
En el marco del reconocimiento y celebración de la Semana Nacional de la Ciencia y la Tecnología, resulta fundamental cuestionar cómo las prácticas de investigación y sus resultados pueden estar perpetuando discriminación o injusticias. Dicho de otra manera, dada la persistencia de los continuos reportes que indican condiciones de desigualdad y de brechas en distintos ámbitos, es necesario preguntarnos por qué no hemos podido avanzar en temas de igualdad a pesar de la cantidad de investigación que tenemos al respecto. Dado que las agendas científicas se entrelazan con fenómenos históricos de crisis y precariedad para reorientar los futuros de la humanidad, nos parece necesario profundizar en el rol de la investigación en la persistencia de la desigualdad hoy en día.
[cita tipo=»destaque»]Llegó el momento de hacernos cargo no solo del conocimiento que está por ser producido, sino del que ya lo está.[/cita]
Con el fin de acortar brechas desde la investigación, hoy se están implementando una serie de estrategias que buscan regular y vigilar las formas en que, por ejemplo, se usan y definen categorías (género y raza) para el diseño de investigaciones dada las implicancias de estas en los resultados y conclusiones. Esto ha motivado a que equipos editoriales de diversas revistas científicas hayan propuesto indicaciones específicas a potenciales publicaciones, con el fin de clarificar y transparentar el uso de categorías y sus definiciones en los diseños de investigación. Por ejemplo, en el año 2000 editores de la revista Nature Genetics declaraban la relevancia de un escrutinio cuidadoso acerca del uso, por ejemplo, de grupos étnicos o poblaciones específicas en estudios de genética y epidemiología. Las preguntas propuestas a los investigadores con interés de publicar eran simples y complejas a la vez: ¿por qué este estudio usa estos grupos o poblaciones? y ¿cómo se logró esta clasificación? En la misma línea Nature Portfolio Journals ha indicado que -desde junio de 2022- los y las investigadoras deberán describir cómo las categorías de sexo y género son usadas en el diseño de sus investigaciones. Dos cosas a destacar de este requerimiento editorial son que aquellas publicaciones que en sus diseños y análisis no usen las categorías de sexo y género, deben igualmente justificar por qué no se usaron; y segundo, este requerimiento aplica no solo para investigaciones con participantes humanos, sino que también para aquellas que trabajan con animales vertebrados y estudios experimentales con células.
En el entendido que estos son grandes desafíos y demandas para la investigación también nos parece que es un gran reconocimiento a los efectos que tienen las formas en que usamos las categorías y su impacto en el avance o retroceso para lograr sociedades más justas. Los tiempos actuales nos exigen someter nuestras propias agendas de investigación a preguntas tales como: ¿de qué manera mi investigación reproduce sexismo, racismo o clasismo? Esta es una pregunta compleja con cuya respuesta podríamos argumentar cómo nuestras investigaciones sirven a ideales comunes y de justicia para todas y todos. Llegó el momento de hacernos cargo no solo del conocimiento que está por ser producido, sino del que ya lo está.
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