
El Aprendizaje Servicio: un catalizador para el progreso y la justicia social en educación superior
El AS (aprendizaje servicio) promueve una participación ciudadana más consciente y activa, esencial para la consolidación de una sociedad democrática.
En el marco de las modernizaciones del sistema de educación, las Instituciones de Educación Superior en Chile estamos viviendo una coyuntura histórica en 2024, tanto por la configuración de escenarios dinámicos de crisis y cambio, como por la necesidad de posicionarse como centros de saber y como ejes vitales para el desarrollo sostenible y democrático del país.
Este es el año para redoblar esfuerzos y asegurar que las universidades chilenas sean reconocidas no solo como centros de formación académica, sino como verdaderos motores de cambio y bienestar social.
Actualmente, presenciamos la cristalización de un movimiento robusto y significativo en torno a las metodologías activas de innovación para la transformación, como lo es el Aprendizaje Servicio, señal de evolución dentro de las universidades chilenas.
A través del Aprendizaje Servicio no solo se enriquece la experiencia educativa, también se refuerza la relación sinérgica entre la investigación y la enseñanza, solidificando su rol como una tercera misión esencial de las instituciones, lo que releva a las universidades como laboratorios vivos de transformación social, promoviendo una modernización sostenible del sistema que se alinea con las necesidades y desafíos locales y globales.
En Chile, desde la consolidación de los criterios de Vinculación con el Medio propuestos por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), que establecen indicadores para su aseguramiento en las universidades nacionales, observamos que el AS es además una poderosa herramienta para el fomento de derechos sociales, ya que gatillan la oportunidad de ofrecer impactos sostenibles en el entorno social relevante. El desafío será expandir estas contribuciones para que reflejen un compromiso genuino con la modernización del país, alineados con las necesidades del entorno para un desarrollo sostenible.
A través del Aprendizaje Servicio, las universidades inciden directamente en el tejido social, educando en y para la solidaridad, la justicia y el compromiso cívico, y desencadenando así un impacto que trasciende las aulas para erigir una sociedad más equitativa y consciente de su poder transformador. Esta transformación trasciende las fronteras académicas, impulsando la construcción de una sociedad más democrática. Se despliega más allá de las aulas, en un compromiso por nutrir la democracia de nuestros países, un compromiso que nos desafía tanto a nivel práctico como teórico a ponerlo en práctica.
El AS promueve una participación ciudadana más consciente y activa, esencial para la consolidación de una sociedad democrática. Los proyectos vinculados con el medio permiten que los estudiantes no solo sean receptores de conocimiento, sino también participantes activos en la generación de soluciones a desafíos sociales, económicos y políticos. Además, el AS interpretado a través de un prisma latinoamericano, desafía la noción de centro y periferia, reconociendo la contribución de cada individuo en la construcción de una democracia robusta y un diálogo democrático racional, más crucial que nunca en tiempos donde la irracionalidad gana camino. Así, el ejercicio de esta metodología es una chispa de esperanza y un vehículo para la modernización de nuestras instituciones educativas, iluminando el camino hacia un futuro más prometedor.
En el marco de la agenda de modernización nacional, el AS desafía la noción tradicional de “centro y periferia” dentro de las universidades, permitiendo un análisis más profundo del papel de estas en la contribución a sus comunidades y a un entendimiento global más complejo. Este entendimiento también abraza y promueve el pensamiento complejo, con una perspectiva que infunde una dimensión política, científica y personal en la academia.
Entonces, este tipo de proceso educativo se revela como una estrategia de modernización, una fuerza que impulsa el desarrollo productivo y social. No es solo una respuesta a las necesidades inmediatas de progreso del sistema, sino una anticipación activa y consciente a los retos futuros, integrando conocimiento especializado en los procesos productivos para el desarrollo sostenible.
Esta visión despierta la inteligencia colectiva y alimenta la esperanza de un futuro mejor. En 2024, el reto es que la AS trascienda su rol tradicional y se pueda convertir en el corazón de una academia más justa, inclusiva y sostenible, y también con la creación de nuevos mercados, propiciando un ecosistema de crecimiento económico justo, inclusivo y sostenible. Los proyectos de aprendizaje servicio, por ejemplo, son un claro reflejo de esta sinergia, respondiendo a problemas específicos de las comunidades y potenciando la economía local. La evidencia proporcionada por diversas instituciones de educación superior ha demostrado que la vinculación con el medio es un catalizador que mezcla la acumulación de saberes disciplinares con las exigencias de una sociedad en constante cambio, marcando un precedente en la modernización de la educación superior chilena.
- El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.