Señor director:
El cuestionamiento de la diputada Cordero al daño irreparable sufrido por Fabiola Campillai a manos de agentes del Estado generó un rechazo transversal en la política nacional, salvo en un grupúsculo (Kaiser, de la Carrera, entre otros) que, escudado en la libertad de expresión, defendió la potestad de la psiquiatra de decir lo que quiera, pues solo se trató de una opinión (o de un “diagnóstico”, como la misma doctora intentó argumentar más tarde).
Pero, ¿es aceptable apelar a la libertad de expresión para justificar ofensas a otros? Se trata de una pregunta compleja. Mi intención no es responderla perentoriamente, sino contribuir con una reflexión en torno a ella a partir de la idea kantiana de dignidad. Para Kant, la dignidad humana consiste en que “el hombre no puede ser utilizado únicamente como medio por ningún hombre (ni por otros, ni siquiera por sí mismo), sino siempre a la vez como fin”. Este principio moral se expresa como derecho y deber: tengo derecho al respeto de otros y tengo el deber de respetar a otros. De este modo, yo tengo derecho a decir o hacer lo que estime conveniente, pero si mi discurso atenta contra la autoestima de otro estoy incumpliendo el deber moral de respetar la dignidad humana. Como resultó evidente para casi todo espectador racional, Cordero dañó cruelmente la autoestima de Fabiola Campillai y esto excede los límites de la libertad de expresión.
Uno podría, por cierto, discrepar con Kant respecto del estatus de obligatoriedad de la idea de respetar a otros, sin embargo, vale la pena tener en cuenta el principio: ¿no mejoraría nuestra convivencia si recordáramos que nuestros semejantes merecen respeto por el solo hecho de existir? ¿No sería bueno para la democracia que nuestros representantes actuaran guiados por un respeto racional por la dignidad humana y no por arrebatos egoístas e irreflexivos? ¿No está acaso más protegida la libertad de expresión al interior de un marco de un respeto incondicional por otros que en una dinámica en la que cada uno dice o hace lo que se le dé la gana?
Álvaro Muñoz Ferrer
Doctor (c) en Filosofía
