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Profesionales hacen dura crítica a Javier Rebolledo, autor del libro “Falsas denuncias” Opinión

Profesionales hacen dura crítica a Javier Rebolledo, autor del libro “Falsas denuncias”

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Janet Noseda Gutiérrez
Por : Janet Noseda Gutiérrez Psicóloga. Magíster en Psicología Clínica.
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A través de una carta abierta, más de 250 profesionales critican duramente el libro de Javier Rebolledo sobre falsas denuncias de abusos sexuales. Sostienen que el texto carece de básicos conocimientos psicológicos del fenómeno, cuyas cifras son altas tanto en Chile como en el mundo.


Escribo esta carta abierta al Sr. Javier Rebolledo, periodista de investigación, autor del libro Falsas denuncias, desde mi más profunda preocupación como psicóloga clínica, con veinte años de experiencia en género y diversidad sexual, magíster en Psicología Clínica y postitulada en la Universidad de Barcelona y quien fuera la creadora y primera Coordinadora de la Comisión de Género y Diversidad Sexual del Colegio de Psicólogas y Psicólogos de Chile.

He realizado trabajo de reparación y peritajes psicológicos a víctimas de agresiones sexuales y de violencia de género durante toda mi carrera, mujeres, niñas y niños víctimas de abuso sexual infantil. Me he desempeñado como docente del ramo de Sexualidad Humana en una universidad privada, enseñando el fenómeno psicológico del Abuso Sexual Infantil (ASI), el cual es complejo y una preocupación en todo el mundo, como también en Chile.

Escribo esta carta, puesto que el libro de su autoría carece de básicos conocimientos psicológicos del fenómeno, que es muy alto y de cifras muy preocupantes tanto en Chile como en el mundo, siendo de alta complejidad y con muchas aristas, no solo jurídicas. Los diferentes profesionales que intervienen en la reparación, acompañamiento e intervención de las víctimas, niños y niñas que terminan profundamente dañados por esa experiencia y con sus madres, quienes también tienden a ser víctimas de violencia contra la mujer y presentan en su mayoría sintomatología y sufrimiento psicológico grave, tenemos una voz y algo que opinar y considero gravísimo que se llegue a conclusiones del abuso sexual infantil tales como que, en su mayoría, serían falsas denuncias, sin haber entrevistado a psicólogas o psicólogos que conozcan y trabajen en ASI.

El libro carece de fundamentos y conocimientos básicos de este fenómeno, desde el punto de vista psicosocial. Me hubiese gustado que en su libro se tomara en cuenta la voz y opinión del Colegio de Psicólogas y Psicólogos de Chile, médicos pediatras, abogadas y abogados de familia, trabajadoras y trabajadores sociales, profesionales de la educación, peritos y peritas de área familia, con experiencia en ASI y otros, de la misma forma en que se tomó en cuenta casi exclusivamente el sistema judicial y la voz de los acusados de este crimen y con mucho énfasis en abogados defensores penalistas. El fenómeno no es solo judicial, Sr. Rebolledo. Es multiaxial y es un fenómeno que psicólogos que atendemos a estas víctimas conocemos y enseñamos en las universidades hace décadas.

Llama la atención que no fuésemos tomados en cuenta para una investigación de un fenómeno psicológico. Cabe resaltar que, al entrevistar con tanto énfasis a abogados penalistas o defensores, se debe tener en cuenta que estos últimos se dedican a rebajar penas o sacar presos o acusados de delitos de la cárcel. Ese es su trabajo. Por supuesto que están muy interesados y felices con este libro, que de seguro les servirá en su labor.

La pregunta ética es: ¿cuántos agresores sexuales podrían quedar libres, gracias a su libro, que no tiene fundamentos ni conocimientos de la psicología al respecto y se basa, casi exclusivamente, en el ámbito judicial? El libro carece de conocimiento de los demás actores del ASI y me resulta extraño que un defensor de DD.HH. escriba y asevere que la mayoría de las denuncias de abuso sexual infantil son falsas, debido a una estrategia de las madres de las víctimas. Me extraña que el libro carezca de lo que el enfoque de DD.HH. nos llama: a proteger a las poblaciones más vulnerables de la sociedad, entre quienes menciona el enfoque de derechos humanos en la ley, explícitamente, mujeres, niñas y niños.

Al escribir este libro, no se menciona el daño que se está haciendo a los niños y niñas que son víctimas y me preocupa que hasta fundaciones de padres, que supongo tienen miembros acusados o con penas de este delito, presentaron un proyecto de ley, auspiciado por la Dra. Cordero, que pretende sancionar con cárcel a las mujeres que no logren probar el ASI de sus hijos e hijas. Eso es lo que propone su libro y lo que usted ha declarado en televisión abierta: una falsa denuncia es aquella que no se puede demostrar.

Lamentable que no sepa que en efecto, aunque sean reales, no se pueden demostrar jurídicamente, por los siguientes aspectos psicológicos que ocurren en el fenómeno y que, lamentablemente, no se mencionan en su investigación.

En el abuso sexual infantil prácticamente es imposible encontrar evidencias físicas en los niñas y niñas, puesto que estos no oponen resistencia, ni siquiera en casos de penetración. Los agresores, en su gran mayoría, son hombres, familiares directos de la víctima, como padres, tíos y padrastros. Están descritas las características de los agresores y de cómo manipulan a los niños y niñas, desde mostrarles que sus actos son una muestra de amor –muy fácil de creer para niños y niñas, en caso de agresores que sean padres–, que es algo normal y, además, un secreto.

No son hombres que realizan estos actos por enfermedad mental. Saben perfectamente lo que hacen. Esto en psicología se llama “hechizo”, donde los niños y niñas son totalmente manipulados y engañados y son abusados sexualmente por alguien en quien confían, lo cual los confunde y, por ende, no oponen resistencia.

Las denuncias que no se logran probar, que son la mayoría de los casos, por las razones anteriormente expuestas, son las llamadas falsas denuncias. ¿Qué propone para probar una denuncia como verdadera, si en el sistema jurídico las pruebas válidas son las visibles y comprobables mediante observación? Lamentablemente, la voz de quienes hemos periciado a los niños y niñas víctimas de este delito no es prueba determinante.

La opinión experta de peritos y peritas psicólogas, psicólogas o trabajadoras sociales, no es considerada en Chile válida, Sr. Rebolledo, y esto es lo que a Ud., como defensor de la justicia y DD.HH., debiese preocuparle del abuso sexual infantil. Es un fenómeno psicológico, pero se piden evidencias físicas. Quienes son víctimas y no obtienen justicia son los niños y niñas, no los acusados, debido a fallas en cómo funciona el Poder Judicial en este fenómeno.

Se debiese avanzar en lograr comprobar psicológicamente el delito. Más aún cuando las secuelas del ASI son en su gran mayoría psicológicas, siendo prácticamente el único fenómeno psicológico que causa daño, mayoritariamente, para toda la vida.

Los niños y niñas sufren de un quiebre en su psiquis de tal magnitud que presentan cuadros de estrés postraumático, trauma complejo, depresión infantil, enuresis y encopresis secundaria, mutismo y retroceso en el desarrollo psicomotor. Me llama mucho la atención, Sr. Rebolledo, siendo que usted conoce en primera persona a víctimas de tortura, que no sepa que el fenómeno de ASI es el único fenómeno psicológico donde las víctimas usan los mismos mecanismos de defensa que las víctimas de tortura física: contar las tablas de multiplicar o disociarse a través de imaginarse historias, cuentos y otros. A estos niños y niñas, a través de su libro, ¿se les va a decir que su experiencia fue una falsa denuncia?

Espero sea consciente del daño que usted está generando en niños y niñas víctimas de la más cruel acción: el abuso sexual infantil. ¿A estos niños se les va a encarcelar a sus madres, por no lograr probar algo que es psicológico? Como yo a usted lo conozco personalmente y hasta hemos colaborado en actividades de DD.HH., tengo la esperanza de que reconsidere su postura desde sus valores, de preocupación por las víctimas y por lo que podría pasar con seres indefensos que fueron víctimas de uno de los fenómenos psicológicos más graves y con consecuencias crueles, de por vida. Muy parecidos a quienes vivieron tortura física, pero considero que estos casos producen aun más trauma, porque las víctimas son niños y niñas. Sus psiquis no están preparadas para soportar una tortura y un dolor tan grande.

En su libro, usted señala como prueba que la mayoría de las víctimas se retracta después. Bueno, le informo que es parte precisamente del ser víctima de abuso sexual infantil. Las víctimas tienden a retractarse por la culpa o por lo terrible, agotador y cruel que es pasar por un proceso de denuncia sexual, especialmente, niños y niñas. Estamos hablando de sus seres más queridos.

Se encuentran confundidos e incluso en su adultez, como toda víctima de agresión sexual, hasta en psicoterapia les cuesta bastantes sesiones contar que fueron víctimas de agresión sexual y muchas más aún que aquello fue por parte de su padre. Son muy pocas las víctimas de cualquier agresión sexual que perseveran en la denuncia, porque el proceso judicial es muy cruel, revictimizador y traumático.

Los pacientes que consultan en la adultez, lo hacen con secuelas tales como polidependencia a sustancias, enuresis, imposibilidad de tener pareja, intentos múltiples de suicidio o de mantener relaciones sexuales. Sufren como en pocos casos vemos en psicología. ¿Qué mensaje entrega usted en su libro?, ¿que su vivencia no existió? Espero dimensione el daño que está generando. Vi sus entrevistas en televisión y lo primero que pensé es que algunos de mis pacientes podrían estar mirando el programa.

¿Sabía usted que como el ASI deja secuelas prácticamente solo psicológicas, los agresores quedan en libertad? Claro, si la psicología no es tomada como ciencia seria y suficiente como prueba y solo se basa en poco más que sorprender al agresor en el acto para una decisión judicial, no es suficiente para la pena de cárcel, en casi ningún caso. Se lo digo pues, aparte de realizar peritajes y atender a las víctimas, me desempeñé como delegada de libertad vigilada en Gendarmería de Chile.

Creo la prensa no sabe lo que significa esta pena: libertad en la sociedad, que implica asistir a intervenciones criminógenas por parte de los delegados y delegadas, una vez por semana, con el objetivo de ser reinsertados en la sociedad. Son precisamente abogados penalistas, defensores, quienes logran esta pena sustitutiva. A este beneficio acuden delitos comunes, agresores sexuales, agresores de pareja. Hay muchos agresores de niños y niñas y esa tiende a ser la pena que les dan, junto a medidas cautelares. Nada más.

Hay otro aspecto que me preocupa enormemente, que es lo que se está diciendo y reforzando en la sociedad, acerca de las mujeres: somos mentirosas, pérfidas, manipuladoras, especialmente con acusaciones sexuales. Estas son las creencias en nuestra sociedad, y en casi todo el mundo, que preceden a los crímenes de odio o violencia contra la mujer. Esto es el enfoque de género que los Estados del mundo y los profesionales del mundo estamos llamados a tener y no es por un capricho sin fundamentos. Datos hay y son alarmantes. Es ciencia, datos, no “ideología de género” (este término viene de un papa y de la Iglesia católica).

Me sorprende que usted, que es defensor de DD.HH., no tenga en cuenta la cantidad de vulneraciones que sufren las mujeres, gracias a estigmas y creencias sociales, que lamentablemente su libro refuerza y envía un peligroso mensaje social: las mujeres mentimos y manipulamos no solo con nuestra sexualidad para obtener ciertas cosas, sino también con la de nuestros hijos e hijas. Sé usted no cree en este enfoque ni menos en los movimientos feministas, ya que en una carta de respuesta a una periodista que lo increpó dijo que era un extremismo.

Me llamó la atención y quisiera saber por qué es un extremismo, ya que el feminismo se define como la lucha por la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres. ¿Es eso una ideología, algo que no es real? ¿No es, acaso, algo justo y que tiene un enfoque de respeto a los derechos humanos? Igualdad, nada más ni nada menos. Las mujeres sufren de violencia, son desaparecidas, asesinadas a manos de hombres, violadas, acosadas y constantemente puestas en duda.

Por último, Sr Rebolledo, ser un defensor de DD.HH. no implica defender solo a las víctimas de crímenes cometidos en dictadura. Implica tener una profunda preocupación y lucha por los derechos de quienes son víctimas históricas de discriminación y violencia, como las personas afrodescendientes, personas en situación de pobreza, mujeres, niños y niñas, y tener una actitud de lo que hacemos y sus consecuencias en otros y otras: ¿esto podría dañar a personas, en especial, personas vulnerables?

Lo llamo a usted, y a las organizaciones de padres que apoyan su tesis, a la cordura, o solamente a pensar en el daño a los niños y niñas. Están haciendo un daño enorme, a seres que ya sufren un gravísimo daño, en muchos casos de por vida. Especialmente por el proyecto de ley que nace de su libro, Falsas denuncias, que propone castigar una “falsa denuncia” con cárcel. En decir, encarcelar a las madres de estas víctimas. Ya fue explicado por qué, psicológicamente, ello sería un error y una ignorancia.

Janet Noseda Gutiérrez
Psicóloga. Magíster en Psicología Clínica.

Se hace presente que esta carta fue creada en conjunto con psicólogas que trabajan con violencias contra mujeres y niñas, en especial, abuso sexual infantil.

Apoyan esta carta los y las siguientes profesionales, de diversas áreas, que trabajan con enfoque de género y/o abuso sexual infantil.

Lea aquí las firmas que adhieren a la carta

 

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