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Vergüenza internacional Opinión

Vergüenza internacional

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Mario Waissbluth
Por : Mario Waissbluth Ingeniero civil de la Universidad de Chile, doctorado en ingeniería de la Universidad de Wisconsin, fundador y miembro del Consejo Consultivo del Centro de Sistemas Públicos del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Chile y profesor del mismo Departamento.
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¿Qué lleva a Bermúdez a tomar una decisión tan errónea como pedir ser Auditor de ONU sin contar con las mínimas capacidades? En lo más profundo y esto ya lo hemos destacado en columnas anteriores, la grave carencia de personal especializado en auditoría financiera es una muestra más de la debilidad institucional de la Contraloría General, en un área que debiera ser fundamental para el cuidado de las finanzas públicas de Chile.


Nunca habíamos estado condenados por ocho años a tener un contralor que cometa tantos errores: Atrasos inexcusables en tomas de razón muy importantes, auditorías financieras donde pasan indetectados cientos de millones de pesos, las inmobiliarias y otras inversiones, paralizadas, el despido ilegal de la subcontralora rechazado en el Poder Judicial y la designación de su fiscal, que está bajo la investigación del Ministerio Público.

A esto se sumaron auditorías en municipios con diferentes criterios contables, en que recientemente «pagaron el pato» esta semana los auditores que lealmente hicieron los informes internos denunciando los errores cometidos. En la Contraloría de Jorge Bermúdez, de manera inaudita, se corta la cabeza a los mensajeros, como parte del clima de terror generalizado que se ha instaurado durante esta administración.

Se suma algo más grave: la vergüenza internacional que Chile está pasando en Naciones Unidas, como fue denunciado en un conocido medio electrónico de la capital el 15 de Mayo y que verifiqué discretamente con varios funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR).

En 2017, Chile fue elegido – después de un muy intenso lobby personal de Bermúdez- por una ajustada mayoría de los países miembros de la ONU, para integrar a contar de 2018 la Junta de Auditores. Este grupo, integrado también por India y Alemania, audita las operaciones financieras de las misiones en materias de paz, derechos humanos, emergencias sanitarias, etc.

[cita tipo=»destaque»]Paradojalmente, Bermúdez designó como jefa de dicho departamento a una abogada especializada en medio ambiente y como líderes de los 7 equipos de auditoría a 2 arquitectos, 2 administradores públicos, 2 abogados y a sólo una auditora, la que luego fue separada del cargo cuando denunció contrataciones irregulares para el equipo y un safari en horario laboral por parte de sus colegas en las misiones. Actualmente está restituida en su cargo por orden de la Corte de Apelaciones de Santiago. El ciclo es el mismo. Una denuncia interna, el denunciante es separado del cargo, las cortes lo restituyen. Imaginará el lector el ambiente que se vive en la CGR.[/cita]

El contralor o auditor general de cada país envía a sus equipos a los distintos países para revisar en terreno las cuentas. El trabajo, según se lee en el “Reglamento Financiero Detallado” es “realizar una comprobación anual de cuentas de las NNUU”, para cerciorarse de que los estados financieros concuerdan con los registros.

La Contraloría General conformó un departamento de Auditoría Externa ONU-CGR, que se haría cargo de emitir los informes de los estados financieros de los programas ONU. Al resultar electo, Bermúdez declaró muy orondo en la Asamblea de ONU en Nueva York que “este es un tremendo reconocimiento a nuestras capacidades, a nuestra competencia técnica, un reconocimiento a los 90 años de nuestra Institución y también a la institucionalidad de Chile”.

Paradojalmente, Bermúdez designó como jefa de dicho departamento a una abogada especializada en medio ambiente y como líderes de los 7 equipos de auditoría a 2 arquitectos, 2 administradores públicos, 2 abogados y a sólo una auditora, la que luego fue separada del cargo cuando denunció contrataciones irregulares para el equipo y un safari en horario laboral por parte de sus colegas en las misiones. Actualmente está restituida en su cargo por orden de la Corte de Apelaciones de Santiago. El ciclo es el mismo. Una denuncia interna, el denunciante es separado del cargo, las cortes lo restituyen. Imaginará el lector el ambiente que se vive en la CGR.

Un informe interno de la CGR da cuenta que para la mayoría de los entrevistados hay “percepción en el equipo que los Team Leaders desconocen completamente las metodologías de una auditoría financiera” y que hay “preocupación por la imagen que está quedando de Chile”.

El mismo informe indica que los arquitectos y administradores públicos chilenos en la ONU y el profesor de inglés que traduce los documentos, se presentan ante los auditados y firman sus correos electrónicos -con logo de la ONU y la Contraloría- como “auditores”, lo que podría rayar en lo ilícito (artículo 213 del Código Penal).

¿Quién controla al contralor? Algunos podrán decir que el Congreso Nacional, pero no es real. En los medios se han dado a conocer casos de varios parlamentarios que han requerido informes a Jorge Bermúdez  sobre denuncias en su contra o del funcionamiento mismo de la institución, pero hasta la fecha no hay respuesta.

¿Qué lleva a Bermúdez a tomar una decisión tan errónea como pedir ser Auditor de ONU sin contar con las mínimas capacidades? En lo más profundo y esto ya lo hemos destacado en columnas anteriores, la grave carencia de personal especializado en auditoría financiera es una muestra más de la debilidad institucional de la Contraloría General, en un área que debiera ser fundamental para el cuidado de las finanzas públicas de Chile.

Esto proviene de una Ley Orgánica Constitucional que obliga a que el contralor sea abogado, sin supervisión real de entes superiores especializados ni normas de contratación interna por concurso en ciertos cargos clave. Como lo he señalado anteriormente, urge corregir la LOC para llevar -en numerosos aspectos a la Contraloría General desde el siglo XIX al siglo XXI.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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