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¡A seguir brotando! Opinión

¡A seguir brotando!

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Victoria Uranga Harboe
Por : Victoria Uranga Harboe Presidenta de la Corporación Defensa de la Cuenca del Mapocho
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Estamos construyendo una Carta Magna durante una pandemia, con crisis social y económica. Ante tiempos sin mapas, requerimos respuestas excepcionales: deben ser distintas, mejores que las previas y necesariamente construidas entre todas y todos.

Aunque algunos no lo vieron venir, ya sabemos que no era un “simple” estallido con erupciones espontáneas. Se trababa de necesidades no satisfechas, perspectivas no escuchadas, territorios solo valorados por la naturaleza que se quiere explotar, movimientos y actores sociales que no tenían lugar en el mundo político tradicional. Hoy sabemos que es una búsqueda de un modo de vivir distinto.

Somos parte de un proceso histórico, naturalmente inédito y repleto de oportunidades. Antes en las calles y ahora con los resultados de las elecciones, se evidencia que como país requerimos nuevos modelos de participación, de ejercer la política y de construir proyectos de sociedad. No solo debemos transformar las estructuras piramidales patriarcales, sino que también crear grandes ventanas para ver más profundo.

El agua está fluyendo como hace tiempo no lo hacía. Los pequeños y grandes tiranos que nos rondan (y habitan) seguro actuarán como rocas. Pero sabiendo que el agua no tiene una única forma, y recordando a Sun Tzu, debemos ser más flexibles y tomar la iniciativa para ofrecer lo mejor de cada uno(a) y así transitar en este nuevo camino común.

Urgente es no solo instalar los mínimos comunes, sino soñar en conjunto el horizonte al que queremos aportar. Esta es la épica que nos puede sostener pese a que vivamos tiempos inciertos, a ratos excesivamente complejos y con respuestas casi siempre insuficientes porque surgen desde el paradigma dualista, binario y bipolar actual. Si le damos una interpretación de búsqueda, utopía y de esperanza a los cambios que vivimos y las nuevas conversaciones que son parte del proceso constituyente, es posible que podamos enfrentar mejor las cegueras parciales y estrecheces sectoriales.

Reconocernos como parte de un todo mayor que avanza, incluso a pesar de cada uno de nosotros, nos sitúa en un lugar de poder compartido, por lo tanto, infinitamente más grande. Igual que el quillay del bosque esclerófilo que sabe que su crecer nutre al bosque completo, pero que si ya no está serán otros quillayes, espinos, boldos y peumos los que encontrarán la forma de que la vida florezca. Mujeres, independientes, personas con diversidad de profesiones y saberes, movimientos sociales y generaciones de jóvenes políticos traen nuevos brotes al bosque, pero es tarea conjunta contribuir a la primavera.

 

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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