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Riesgos de la democracia en Estados Unidos: Mirada de un latinoamericano Opinión Archivo

Riesgos de la democracia en Estados Unidos: Mirada de un latinoamericano

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Sergio Bitar Chacra
Por : Sergio Bitar Chacra Ex ministro y ex senador.
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La deriva autoritaria de Trump es preocupante. La institucionalidad, la  tradición y la cultura democrática del pueblo norteamericano es fuerte, pero estará a prueba. Jefferson lo advertía así: “Cuando el pueblo teme al gobierno hay tiranía, cuando el gobierno teme al pueblo hay libertad”.


Los latinoamericanos seguimos con alarma los  síntomas  de involución de la  democracia  en EE. UU.  Las decisiones  del gobierno de Trump nos resultan familiares y similares al autoritarismo y a las  dictaduras instaladas en nuestra  región a lo largo de la  historia. ¿Será  distinta la percepción de los  ciudadanos norteamericanos  progresistas y democráticos? No lo sabemos, y por ello debemos  estar atentos. Un deterioro de la  democracia  en Estados Unidos puede  afectar nuestras democracias, y los admiradores de Trump pueden venir a  prestar apoyo a las  extremas  derechas locales para que sigan sus pasos y apliquen  sus prácticas en nuestros países.

¿Cuáles son los hechos más inquietantes en Estados Unidos que pueden transformarse en amenazas futuras?

  1. Emisión de ordenes ejecutivas que pasan por alto el estado derecho y chocan con el Poder Judicial. Numerosas decisiones del presidente han  sido paralizadas por  resoluciones  judiciales. El Ejecutivo responde con amenazas a jueces, arrestos ilegales e intento por restringir el ámbito de acción de la justicia. El presidente, con sus órdenes de deportación, ha sido denunciado de violar el debido proceso.  También se denuncia que su propósito de suspender el otorgamiento  de nacionalidad a niños que nazcan en territorio de EEUU sería inconstitucional. Hasta ahora, la Corte Suprema ha  favorecido a Trump al limitar el ámbito de  acción de los jueces federales para que obstruyan sus resoluciones. Las próximas decisiones de la Corte Suprema y la reacción de Trump darán luz sobre la magnitud del riesgo que acecha.
  2. El presidente elude la autoridad del Congreso. Ha cortado o amenazado con cortar el financiamiento a numerosos organismos públicos autónomos cuya creación y  recursos fue asignado por el Congreso. Un caso fue el United States Institute of Peace, fundado en 1984 por el poder legislativo, al que Trump ordenó cortar los  fondos y cerrarlo. Un juez suspendió la orden y el Congreso no protestó, sin proteger hasta aquí sus atribuciones. Unos lo atribuyen a la subordinación de los republicanos al poder de Trump; otros, a la debilidad del partido Demócrata.
  3. Imponer la autoridad presidencial sobre instituciones que  históricamente  han actuado con independencia. Tres ejemplos lo revelan: primero, su  intento de controlar al Attorney General o ministro de Justicia, que siempre ha  tenido una posición independiente del ejecutivo. Segundo, el propio FBI ha sido presionado para limitar las investigaciones  de aliados del presidente y vigilar a los adversarios. También ocurre  con la Office of Management and Budget (OMB) que  administra el presupuesto. El objetivo es concentrar más poder en el Ejecutivo, poniendo en riesgo el equilibrio de poderes.
  4. Involucrar a los militares para garantizar al orden público interno, como ocurrió con Marines enviados a California por una protesta menor de inmigrantes que temían ser  deportados. Asignar tareas de mantención del orden público interno a los militares es una función ajena en un régimen democrático. Esa práctica ha sido habitual  en las dictaduras de América Latina.
  5. Amenazar a gobernadores de algunos estados, incluso con arresto, como es el caso de Newsom en California, irrespetando las atribuciones que la Constitución les confiere en un sistema federal. Trump intenta concentrar mayor poder en la presidencia, debilitando también a las  autoridades estaduales elegidas que  se le oponen. Todas  estas medidas socavan sistema de checks and balances, atributo de la institucionalidad democrática para  evitar el monopolio del poder.
  6. Arremeter contra la diversidad, libertad de pensamiento y exponentes  del pensamiento liberal, por medio del rechazo a las medidas a favor  de la  diversidad y los derechos de las mujeres en materia de aborto. También  se manifiesta en el cierre del ministerio de Educación (Department of  Education), el ataque a  la autonomía universitaria y el asedio a la Universidad de Harvard, cortando el financiamiento para investigación y prohibiéndole recibir alumnos extranjeros, o el trato discriminatorio a periodistas. La meta de la Administración Trump es ir imponiendo un pensamiento conservador y constriñendo a los  centros académicos, políticos y sociales progresistas.
  7. Se extienden prácticas corruptas, corroyendo la integridad y la legitimidad democrática. Ejemplos son  la promoción de negocios de criptomonedas de la familia Trump, los negocios hoteleros en Vietnam mientras negocian aranceles o la recepción de regalo de un avión de otro Estado (Qatar), para  ser usado por su  fundación presidencial cuando finalice su mandato.
  8. Alimentar una atmósfera política agresiva y tóxica por el presidente que califica a sus opositores de “enemigos”, que insulta  a jueces, que trata de delincuentes y terroristas a  los inmigrantes deportados, de imbécil  a quien disiente, que ataca sin parar al expresidente Biden o  amenaza al presidente  del Federal Reserve (Banco Central). Ese lenguaje alimenta el odio, y el odio provoca violencia, como sucedió con el asesinato reciente de miembros del Congreso de Minnesota. Su  estilo exacerba la  animosidad.
  9. El uso masivo de las tecnologías de comunicación para desinformar, controlar y manipular es un riesgo mayor para la democracia en la nueva  sociedad  digital. El presidente muestra una particular capacidad de comunicación para desviar la  atención y eludir sus compromisos, como sucede con el caso Epstein.
  10. Actitudes agresivas y despectivas hacia otros países democráticos que destruyen  el llamado soft power, el poder de los valores democráticos que EEUU proclama y  dice defender. La  complicidad de la política exterior de EEUU en la masacre del pueblo palestino por Israel, las amenazas contra el Poder Judicial de Brasil, el  cierre de AID y su ayuda  a países pobres, su retiro de la UNESCO, OMS, y ka COP debilita la  gobernanza internacional, con daño al diálogo y la  democracia.

La deriva autoritaria de la Administración Trump es preocupante. La institucionalidad, la  tradición y la cultura democrática del pueblo norteamericano es  fuerte, pero estará puesta  a prueba. Jefferson lo advertía así: “Cuando el pueblo teme al gobierno hay tiranía, cuando el gobierno teme al pueblo hay libertad”.

¿Es  esto pasajero o irreversible?

Los procesos  en curso tendrán importantes consecuencias en el mundo y América Latina que es necesario observar y anticipar, con dialogo acuerdos multilaterales  en  defensa  del  derecho internacional y la  democracia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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