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Sindicalizarse paga: 36,6% más de salario y un país que no lo aprovecha Opinión

Sindicalizarse paga: 36,6% más de salario y un país que no lo aprovecha

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La negociación colectiva es una de las herramientas más efectivas para reducir la desigualdad que marca al mundo laboral en Chile. La encuesta oficial de salarios lo confirma con datos inéditos.


Según la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) 2024, recién publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas, la mitad de las trabajadoras y los trabajadores en Chile gana menos de $611.162 líquidos mensuales, muy por debajo del promedio de $897.019. Con estos resultados, podemos afirmar que, el 37,6% de las personas ocupadas no podrían sacar de la pobreza a un hogar promedio de tres personas si ningún otro integrante trabajara.

Si se aplicaran las recomendaciones de la Comisión Asesora para la Actualización de la Medición de la Pobreza –que reflejan de manera más realista el costo de la vida y las condiciones socioeconómicas actuales–, la foto sería todavía más sombría: entre las personas propietarias de una vivienda, el 40% de las personas ocupadas no lograría, con su salario líquido, superar la línea de la pobreza para un hogar promedio sin ingresos adicionales. En el caso de las personas arrendatarias, la cifra trepa al 67%, es decir, dos de cada tres.

Aunque el Índice de Remuneraciones registra 28 meses consecutivos de alzas salariales reales, eso no significa que la mayoría de las trabajadoras y los trabajadores esté mejor. El indicador promedia sueldos formales y no sigue a las mismas personas en el tiempo, por lo que puede reflejar, por ejemplo, la salida de empleos más precarios. Así, la estadística sobreestima la realidad: un porcentaje relevante de quienes trabajan sigue ganando menos de lo necesario para que su hogar supere la pobreza si solo dependiera de su ingreso.

La novedad de esta ESI es que, por primera vez, entrega información sobre la afiliación sindical de quienes reportan sus ingresos. Los resultados son elocuentes: sin controlar por factores observables, existe una brecha salarial mediana del 36,6% a favor de las trabajadoras y los trabajadores sindicalizados, y una brecha promedio del 12,9%. Sindicalizarse, simple y llanamente, paga.

El problema es que este “premio salarial” llega a muy pocos. El porcentaje efectivo de cobertura de la negociación colectiva apenas alcanza el 15% en Chile. Y lo hace en un escenario de alta fragmentación sindical: casi 9 mil sindicatos, la mitad con menos de 49 afiliadas o afiliados, lo que limita severamente sus recursos de poder y su capacidad para lograr mejoras sustantivas.

En otras palabras: aunque el empresariado despliegue todos sus esfuerzos para debilitar a los sindicatos, estos siguen cumpliendo su misión histórica de mejorar las condiciones laborales, pero hoy esa conquista alcanza solo a una minoría.

La negociación colectiva es una de las herramientas más efectivas para reducir la desigualdad que marca al mundo laboral en Chile. La encuesta oficial de salarios lo confirma con datos inéditos: sindicalizarse incrementa el salario y es un antídoto probado frente a la ofensiva empresarial por ganar competitividad a costa de los derechos y las condiciones de trabajo.

Lo que muestra la evidencia internacional es que ahí donde existe negociación colectiva por sector, mejora la participación de los salarios en el PIB y existen efectos distributivos agregados. El desafío que Chile arrastra desde hace décadas es justamente ese: que la negociación colectiva sea una realidad efectiva para todas y todos. Y para lograrlo, hay un camino probado y sin duda posible: se requiere avanzar hacia la negociación por sector económico.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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