
Frente al cuartel de la DINA de Colonia Dignidad recordaron el 11 de septiembre
Cerca de 300 personas de distintas partes del país llegaron hasta el recinto de la secta fundada por Paul Schäfer. Los actos se realizaron sobre la rampa por la cual los prisioneros políticos eran ingresados al recinto de la policía secreta, donde eran interrogados y torturados.
Luego de que a inicios de este año fuera finalmente descubierta la ubicación del cuartel que poseía la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) al interior del recinto principal de Colonia Dignidad, por primera vez se efectuó un acto conmemorativo del 11 de septiembre en el frontis de dicho recinto, donde operaba la policía secreta de Pinochet.
Tal como consta en numerosos expedientes judiciales, aunque en Parral existía un cuartel de la DINA, al interior de la villa Baviera también había instalaciones de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet, donde incluso vivían los agentes, encargados de los y torturas en contra de los prisioneros políticos que eran enviados a ese campo de concentración desde ciudades como Santiago, Talca, Parral, San Carlos, Chillán y Concepción, entre otras.
El primer jefe de la DINA en Parral fue el ya fallecido oficial de Ejército Fernando Gómez Segovia, quien estaba a cargo de lo que en los papeles se denominaba como “Brigada Longaví” o “Brigada de Inteligencia Regional Sur” (BIRS). Aunque su oficina estaba en el centro de la comuna, en una casa que era propiedad de la secta, Segovia relató en una de las declaraciones que prestó ya en democracia, en medio de los múltiples delitos en que participó, que en cierta ocasión Schäfer lo llevó hasta la zona de inicio de la villa “y allí me exhibió una construcción que desde fuera parecía un establo, pero al ingresar era impresionante, pues prácticamente habían reproducido la oficina que yo usaba en Parral, con todas las comodidades, diciéndome que esa era mi oficina, lo cual reproché, pues nuestro trabajo era reservado. Schäfer se molestó y luego se la ofreció a Guy Neckelmann, quien me sucede en el cargo”.
Aunque fuera cierto lo que Gómez Segovia dijo, en orden a que él no utilizó nunca dicha oficina, la verdad es que existen múltiples testimonios que sitúan dentro de ese “establo” a múltiples oficiales y suboficiales de la DINA, como Pedro Espinoza, Fernando Laureani, Armando Fernández Larios y a torturadores como Osvaldo Pincetti (“El capitán Tormento”) u Osvaldo Romo Mena, el famoso “Guatón Romo”, interrogando y torturando a presos políticos, muchas veces ayudados por los alemanes, encabezados por Paul Schäfer, y también por al menos cuatro agentes secretos enviados por la dictadura brasileña para apoyar a la DINA.
El galpón
El problema es que dicho recinto nunca había sido ubicado, hasta que -como informó El Mostrador- en febrero de este año uno de los sobrevivientes de la colonia, Erick Zott, reconoció el lugar, en medio de pesquisas dirigidas por la ministra en visita para causas de Derechos Humanos de la Corte de Apelaciones de Santiago, Paola Plaza.
Se trata, efectivamente, de una suerte de galpón conocido al interior de la colonia como Hildegard Halle, que estaba semiderruido y que tenía una característica especial: una suerte de rampa, de un metro y algo más de altura, donde estacionaban en reversa los camiones con detenidos, para hacerlos bajar por allí.
De acuerdo con diversos testimonios de excolonos, en la villa se hicieron desaparecer entre 30 a 40 personas, las cuales fueron sepultadas en el sector de Chenco (a unos 6 kilómetros de la villa). Los cuerpos fueron exhumados en 1978, en el marco de la “operación retiro de televisores”, como se denominó la orden de Augusto Pinochet tendiente a hacer desaparecer todos los restos de detenidos desaparecidos.
Los mismos testimonios indican que los cuerpos fueron quemados durante cerca de una semana en verdaderas parrillas, luego de lo cual los restos óseos fueron triturados pasándoles encima una retroexcavadora, y lanzados al río Perquilauquén.
Además de ello, se dio la orden de hacer desaparecer los al menos 15 vehículos de personas secuestradas, que la DINA entregaba a la colonia como una suerte de pago por sus servicios de exterminio. En dicho contexto, en junio pasado la ministra Plaza sometió a proceso a uno de los exjerarcas de la DINA, Willi Malessa, justamente por su participación en el ocultamiento de dichos vehículos. Según el testimonio de Ulrich Schmidtke Miottel, “una vez que estos eran desarmados los subíamos a un camión Magirus Deutz (que actualmente se encuentra en los talleres). Estos vehículos fueron enterrados en una parte del valle al interior de la Colonia (donde la policía encontró parte de ellos). Para estos efectos Willi elegía los lugares y procedía a realizar un hoyo con una máquina retroexcavadora marca Caterpillar, con oruga”.
La ceremonia
Teniendo todo lo anterior como contexto, así como las últimas indagaciones realizadas por la PDI y la ministra en visita, que han permitido encontrar una serie de búnkeres hasta ahora desconocidos, es que se realizó una ceremonia el domingo pasado, cuyo proscenio estuvo simbólicamente ubicado en la rampa por donde subían los prisioneros hacia el cuartel de la DINA ubicado dentro de la colonia.
Al respecto, la presidenta de la Asociación por la memoria y los derechos humanos Colonia Dignidad, Margarita Romero, dijo que se trata de un acto “muy importante, porque está pendiente la expropiación de la colonia, para convertir partes importantes de ella en un sitio de memoria”, agregando que también se trató de “recordar a todas las víctimas de la dictadura, especialmente en un país donde vemos un evidente aumento del negacionismo y de la impunidad, que se expresa en los beneficios que se han concedido a distintos criminales de lesa humanidad”.
En dicho contexto, se estima que participaron más de 300 personas, varias de ellas pertenecientes a organizaciones de derechos humanos de Santiago, Talca y Concepción, entre otros lugares. Al acto también acudieron distintos parlamentarios -entre ellos Roberto Celedón, que representó a numerosas víctimas de la secta-, así como una serie de personeros de distintos ministerios, además del Director del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Yerko Ljubetic.