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El sueldo ético del obispo Goic y el salario vital de Jeannette Jara Opinión

El sueldo ético del obispo Goic y el salario vital de Jeannette Jara

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El “salario vital” de Jeannette Jara no puede dejar de entenderse sino en sintonía con la visión que el obispo Goic le dio al “sueldo ético”.


“Sueldo ético”. Dos palabras pronunciadas por el obispo Alejandro Goic 18 años antes de fallecer hace unos días. Dos palabras que todavía llaman a la reflexión. También quedaron resonando como un mensaje que, de algún modo, inspiran la propuesta de Jeannette Jara en orden a establecer el “salario vital” de 750 mil pesos. 

El obispo Goic, después de jugar en 2007 un importante rol en la solución del conflicto de los trabajadores contratistas de Codelco, impulsó la idea de un “sueldo ético”, superior al ingreso mínimo vigente en la época: aquel año era de 140 mil pesos y él puso la “cifra ética” de 250 mil.

Su planteamiento le trajo duras críticas, entre ellas, la de la entonces senadora Evelyn Matthei: “Él no tiene idea de economía”, le dijo. 

Pero cuando el tema del sueldo ético salió nuevamente a la palestra en 2016, el obispo Goic recordó: “Algunos dijeron que yo no era economista. Claro que no, pero soy pastor, y como pastor en contacto con la gente, digo: ¿cómo se puede vivir con esa cantidad de dinero?”, refiriéndose a los 140 mil pesos del 2007. Y agregó: “La cifra que salió hace nueve años fue simbólica. Si yo no hubiera puesto una cifra, no pasaba nada. Si uno aplica el IPC y todas las alzas, ya se quedaron cortos los $250 mil. El problema de fondo en este país es cómo superamos esta codicia que existe y cómo somos capaces de comprender que para que haya una sociedad tranquila, en paz y justa, tenemos que ser una sociedad más distributiva de los bienes” (citas publicadas por USEC –Unión Social de Empresarios, Ejecutivos y Emprendedores Cristianos– en El Mercurio del viernes 1 de abril de 2016). 

Las dos palabras del obispo Goic envolvieron, sin duda, una concepción mucho más amplia que “un reajuste más” del ingreso mínimo. Se ubicaban en la esfera de la “paz social”, o sea, de la estabilidad social y política del país, esto es, en la armonía y la convivencia pacífica, en la ausencia de conflictos y en el respeto mutuo entre las personas y los grupos dentro de la sociedad. El concepto de “sueldo ético” del obispo Goic ha de entenderse, entonces, como uno de los pilares básicos de la paz social del país y “para el buen vivir” de las personas que lo habitan. 

El “salario vital” de Jeannette Jara no puede dejar de entenderse sino en sintonía con la visión que el obispo Goic le dio al “sueldo ético”.

Y, en estos días, la “paz social” ha vuelto a salir en el debate público. Jorge Desormeaux, destacado economista y esposo de Evelyn Matthei, cuestionó el 31 de agosto pasado –curiosamente, el día anterior al fallecimiento del obispo Goic– una de las principales propuestas del abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast: “El recorte de gasto fiscal de US$ 6 mil millones que plantea hacer en 18 meses es ‘absolutamente inviable’” y advirtió que “este país, con un ajuste de esa naturaleza, no va a tener paz social que es algo fundamental”(La Tercera, 31 de agosto de 2025).

Si bien las palabras de Desormeaux recogen la paz social como elemento esencial para la viabilidad del país, su concepción neoliberal de la sociedad no le permite asumir el “sueldo ético” ni “la sociedad tranquila y en paz” que planteó el obispo Goic. Tampoco concebir que en cuatro años es posible alcanzar el “salario vital” de 750 mil pesos que propone Jeannette Jara. Lo encontró una mala idea, repitiendo argumentos como que toda alza del ingreso mínimo afecta a las pymes y no se justifica sin aumentos de la productividad. 

Insistamos ante el matrimonio Desormeaux-Matthei en que, desde una perspectiva humanista, los planteamientos de Goic y Jara son muy válidos, porque resulta inmoral que la economía del país permita diferencias de sueldos de 100 veces entre los que ganan más y los que ganan menos. ¿O no hay, acaso, remuneraciones –hasta dentro de una misma empresa– que superan los 70 millones de pesos mensuales frente a sueldos de 700 mil pesos? Brechas de tal magnitud no contribuyen a la paz social, porque esta no la dan los primeros y porque las personas se reconocen en los valores éticos de la sociedad.

El llamado del obispo Goic y la propuesta de Jeannette Jara también persiguen reducir la brecha. Y eso pasa por instalar a las personas y a la convivencia social en el centro de la preocupación. Pasa, pues, por comprender que es el modelo económico el que debe someterse a la organización de la sociedad y no que sea “la genética” del modelo neoliberal la que determine su funcionamiento.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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