
¿Una estafa verde?
La verdadera estafa sería no hacer nada, seguir negando lo evidente y condenar al sufrimiento a nuestra gente que vive en las regiones, en los campos y en la costa, a un futuro cada vez más incierto.
Así se refirió al cambio climático el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas esta semana. No es la primera vez que intenta sembrar dudas sobre la evidencia científica que demuestra el cambio climático y sus devastadores efectos, pero cuando esas palabras se amplifican desde un podio mundial no son solo declaraciones: son un golpe directo a los millones de personas que sufren a diario las consecuencias de la crisis climática.
Para quienes vivimos en regiones alejadas de los grandes centros de poder, como La Araucanía, esas consecuencias son cada vez más palpables. En 2024 enfrentamos temporales de viento que dejaron a miles de familias sin electricidad por más de 20 días, mostrando la fragilidad de nuestra infraestructura frente a fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y cada vez más frecuentes. Al mismo tiempo, ya estamos observamos los primeros indicios de desertificación en el sur, lo que implica la falta de agua en sectores rurales y la dificultad creciente de producir alimentos con estabilidad y seguridad.
¿Es acaso también “una estafa” el dolor de las comunidades que ven morir sus cosechas por falta de agua? ¿Es “una estafa” la incertidumbre de las familias que esperan semanas para recuperar la luz tras un temporal?
Hace varias décadas que la ciencia no discute si hay cambio climático, sino cómo enfrentarlo y cómo reducir las emisiones que lo agravan. Negarlo es dar la espalda al conocimiento, pero más grave aún: es dar la espalda a la gente más vulnerable.
Estamos en un año decisivo para Chile, con elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina. Sería bueno preguntar con claridad a quienes aspiran a gobernar: ¿reconocen la evidencia científica sobre la crisis climática o prefieren repetir discursos negacionistas?
La “estafa” no está en el cambio climático ni mucho menos en las energías renovables que son parte fundamental en la mitigación de sus fatales y dañinos efectos. La verdadera estafa sería no hacer nada, seguir negando lo evidente y condenar al sufrimiento a nuestra gente que vive en las regiones, en los campos y en la costa, a un futuro cada vez más incierto.
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