Opinión
La fiebre del oro se enfría temporalmente
La compra de oro por parte de los bancos centrales es un factor estructural que refleja el deseo de los mercados emergentes de reducir su dependencia del dólar estadounidense como moneda de reserva.
Tras una caída del 8% desde su máximo histórico reciente, el oro ha descendido y se sitúa ligeramente por arriba del umbral de los 4 mil dólares la onza. Además, la plata demuestra una vez más ser, en esencia, una versión más volátil de su homólogo. La presión sobre los precios se originó debido al optimismo generado por los pactos resultantes de las conversaciones comerciales entre los presidentes Trump y Xi, mismos que hasta hoy parecen seguir en pie.
En este sentido, los medios señalaron que la reunión no logró un acuerdo comercial amplio, sino el retorno a una tregua inestable basada en un puñado de acuerdos destinados a mantener la estabilidad en la relación mientras ambas partes avanzan hacia uno definitivo. Xi consiguió una reducción en las tarifas impuestas recientemente por Trump a cambio de intensificar los esfuerzos para controlar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos. También logró que Estados Unidos aceptara suspender una nueva norma que habría ampliado considerablemente el número de empresas chinas vetadas para la compra de tecnología estadounidense sensible.
Por su lado, Trump evitó que Pekín impusiera un conjunto más amplio de restricciones que podrían haber paralizado las industrias que dependen de los minerales de tierras raras de China. Funcionarios estadounidenses indicaron que China también aumentará las compras de soja y otros productos agrícolas estadounidenses.
Ante la fuerte reacción de los mercados del oro y la plata, es importante preguntarse si una tregua comercial duradera alteraría realmente el panorama fundamental o si, por el contrario, las noticias positivas representan una oportunidad para tomar utilidades. Consideramos que esto último es mucho más probable. El mercado alcista del oro se basa en dos factores fundamentales: la creciente demanda de refugio seguro por parte de los inversores y la continua presión al alza que generan los bancos centrales de los mercados emergentes.
Dado el debilitamiento de la economía estadounidense, junto con las expectativas de tasas de interés más bajas y un dólar más débil, consideramos que la demanda de refugio seguro es un factor cíclico. Podría volverse estructural si se confirman las actuales preocupaciones sobre la situación del dólar y la independencia de la Reserva Federal.
La compra de oro por parte de los bancos centrales es un factor estructural que refleja el deseo de los mercados emergentes de reducir su dependencia del dólar estadounidense como moneda de reserva. Por supuesto, esto se relaciona principalmente con China y sus vastas reservas de divisas, lo suficientemente grandes como para influir tanto en el dólar estadounidense como, sobre todo, en el precio del oro.
Sin embargo, dudamos que una tregua comercial entre Trump y Xi sea suficiente para poner fin a la acumulación estratégica de oro por parte de China. Las tensiones comerciales no fueron la razón por la que China comenzó a acumular oro, sino más bien la instrumentalización del dólar estadounidense en respuesta a la invasión rusa de Ucrania, que sigue siendo una amenaza en el mundo multipolar actual.
En este contexto, mantenemos un panorama fundamental favorable, prácticamente sin cambios, tanto para el oro como para la plata. La liquidación refleja el enfriamiento del optimismo desmedido entre los operadores a corto plazo y especulativos del mercado de futuros, alimentado por la narrativa de las crecientes tensiones comerciales y la devaluación del dólar estadounidense, una narrativa que se sustentaba más en expectativas que en realidades. Tenemos un precio objetivo a 12 meses de 4.500 USD por onza para el oro y de 54 USD por onza de plata.
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