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Los candidatos chilenos de Trump Opinión

Los candidatos chilenos de Trump

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Pedro Vera Castillo
Por : Pedro Vera Castillo Delegado Junta Nacional DC (Distrito 20), y académico de la Universidad de Concepción.
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Su ídolo, Trump, lleva casi un año gobernando a través de resoluciones administrativas que le permiten ignorar al Congreso y que afectan no solo la vida nacional, sino también el escenario internacional, afectando el desarrollo, el comercio y la seguridad de otros países.


Las elecciones parlamentaria y presidencial son cruciales para el destino futuro del país. Es, por lo mismo, una obligación patriótica depositar en la urna un voto informado.

El título de esta opinión puede causar su sorpresa, ya que obviamente el nombre de Trump no está en la papeleta. Sin embargo, el fenómeno de la emergencia de una derecha dura y autoritaria, regresiva en democracia y derechos sociales y enemiga de la cooperación internacional no es un tema local; es un fenómeno global. Su coordinación internacional ha definido ya sus estrategias, en recientes encuentros en Madrid y Budapest, con participación de sus representantes chilenos, siendo su líder y jefe indiscutido el presidente Trump. Como puede ver, cuando usted se informa puede que el título adquiera sentido.

Los representantes nacionales de esa derecha sectaria y autoritaria están en la papeleta presidencial y en sus voceros en las parlamentarias. Son el candidato libertario, el candidato republicano y la candidata de la coalición Chile Vamos, que ha optado también por endurecer su discurso.

Revise sus planteamientos y propuestas. Todas ellas ya han sido ensayadas por Trump. Se trata de una lamentable copia.

Revise el trato despectivo y ofensivo hacia el presidente de la República. Se trata de un “atorrante”, de un “corrupto”, de un “travesti político” y podemos seguir. Ni en las épocas de más división social se vio un lenguaje como ese que es repetido incansablemente, tanto dentro como fuera del país, por los imitadores de Trump. Recuerde el trato dado en debates públicos por Trump a Hillary Clinton y al expresidente Biden, y verá que el modelo ya ha sido probado. ¿No le suena el reciente “vamos a ir por usted, presidente Boric”?

Observamos también, un claro desprecio a la institucionalidad republicana y a la convivencia internacional. Hoy, los candidatos de Trump están en una competencia desatada por convencernos de las bondades de las propuestas que impulsarán desde el primer día en La Moneda, gobernando por decreto y evitando la legítima discusión democrática en el Congreso Nacional.

Su ídolo, Trump, lleva casi un año gobernando a través de resoluciones administrativas que le permiten ignorar al Congreso y que afectan no solo la vida nacional, sino también el escenario internacional, afectando el desarrollo, el comercio y la seguridad de otros países. Como ejemplo de la sumisión a la que ello está conduciendo, constatamos que ninguno de los candidatos de la derecha ha alzado la voz para protestar por el alza de aranceles a los productos provenientes de Brasil, en que la única justificación dada por Trump es la “persecución” que la justicia brasileña ha realizado contra su amigo Jair Bolsonaro.

El autoritarismo y el debilitamiento de la democracia como forma de gobierno que él conlleva permite relativizar el respeto y la garantía de los derechos humanos. Mientras existe una condena casi mundial al régimen dictatorial de Maduro y al genocidio que Netanyahu –con el apoyo directo de Trump– ha llevado adelante contra el pueblo palestino, los representantes de Trump en Chile están disponibles para sumarse a esa condena a Maduro, pero son incapaces de decir ni una sola palabra en defensa de los derechos del pueblo palestino y de un Estado palestino, tema excluido del llamado pomposamente “acuerdo de paz”.

Tampoco dicen nada de los crímenes y la amenaza a la paz mundial que representan los asesinatos cometidos en el mar internacional del Caribe por Trump, hasta ahora sin pruebas que los justifiquen ni menos autoricen. Y finalmente, no se atreven todavía a condenar la cruenta dictadura de Pinochet y sus violaciones a los derechos humanos y nos dicen que la búsqueda de justicia y de los detenidos desaparecidos es “una venganza”, mientras preparan el indulto de los violadores de derechos humanos.

Y en los temas de seguridad e inmigración, Trump ya ha implementado todas las medidas que se proponen, a las cuales se suma un nuevo liderazgo para los candidatos de la derecha en la persona de Bukele. Así, hemos visto en EE.UU. militares en las calles para colaborar con la policía en el control y mantenimiento del orden público supuestamente amenazado. Y hemos visto lo que los candidatos de la derecha llaman “el respaldo jurídico y político absoluto a las policías”. ¿Cuántos ciudadanos afrodescendientes han muerto asfixiados brutalmente por esos policías que ahora sienten el pleno respaldo de su Gobierno?

En el tema de la migración hemos visto la separación de padres e hijos, muchos de ellos de corta edad, sin que a ninguno de esos candidatos les importe. En el reciente debate, la candidata –supuestamente– de una derecha democrática, ha amenazado con llevar a los delincuentes y terroristas a la cárcel o mejor al cementerio. Todos notificados: “El estado va a repartir balas”, ¿para contribuir a una mayor seguridad? ¿Qué distancia falta para promover que, como en el país de Trump, los ciudadanos se armen supuestamente para defenderse? ¿De qué política pública estamos hablando?

Se anuncia que los inmigrantes ilegales serán todos expulsados, sabiendo que ello será impracticable, porque deben viajar y deben ser recibidos por alguien. Promoviendo el miedo de una manera irresponsable, se da respuesta a la necesidad de un combate frontal contra el narcotráfico y el crimen organizado y se compite por adoptar las medidas más duras que se desee implementar, no importando que no tengan efecto y pretendiendo que nadie advierta que se niegan a levantar el secreto bancario de una manera que realmente debilite ese nivel de delincuencia.

Por último, empeñados en demostrar que este fenómeno de avance del crimen organizado es responsabilidad de este Gobierno, se olvidan de que este es un proceso que viene desde hace al menos una década y que fue el Gobierno anterior, el del expresidente Piñera, el que invitó y dio visas a parte de estos criminales que pudieron así instalarse en Chile.

Todo eso está ocurriendo bajo nuestras narices, confiando en que usted no es capaz de informarse.

Hagamos que se equivoquen. Nuestros hijos y nietos lo agradecerán.

Vote responsablemente y hagamos que Chile siga siendo Chile y no la copia trágica del “paraíso” de Trump.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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