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Navidad en cuotas y vacaciones en crédito: un desafío para el nuevo gobierno Opinión

Navidad en cuotas y vacaciones en crédito: un desafío para el nuevo gobierno

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Alejandro Guin-Po y Dominique Keim
Por : Alejandro Guin-Po y Dominique Keim Alejandro Guin-Po, profesor adjunto del Instituto de Economía UC Dominique Keim, investigadora del Centro de Políticas Públicas UC
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Uno de los hallazgos más claros del estudio es que solo una de cada cinco personas entiende correctamente el concepto de “tasa de interés”.


Mientras el país elige a su próximo mandatario, es momento de revisar con seriedad una materia que seguimos postergando: la educación financiera. En un entorno de amplio acceso al crédito y productos cada vez más complejos, necesitamos estándares curriculares, formación docente y metas medibles. No es un tema accesorio: condiciona la calidad de vida de los hogares y la estabilidad del sistema.En estas semanas de cierre de año, cuando aumentan los gastos familiares y proliferan las ofertas para contratar créditos o adelantar consumos, se vuelve aún más evidente la necesidad de contar con ciudadanía financieramente preparada. Avanzar en una agenda consistente en esta materia debiera ser parte de las prioridades públicas del próximo período.

En esa línea, desde el Centro de Políticas Públicas UC, en alianza con Banco Falabella, publicamos un estudio que ayuda a entender mejor la realidad financiera de los chilenos. Los resultados son, a la vez, reveladores y preocupantes. En promedio, las personas sobreestiman sus conocimientos financieros, lo que se traduce en una brecha entre lo que creen saber y lo que efectivamente comprenden. Este exceso de confianza puede tener consecuencias directas en las decisiones económicas cotidianas: desde el uso del crédito hasta la planificación del ahorro o la elección de un instrumento de inversión.

Uno de los hallazgos más claros del estudio es que solo una de cada cinco personas entiende correctamente el concepto de “tasa de interés”. Sin ese conocimiento básico es difícil dimensionar el costo real de un crédito o distinguir una oportunidad de inversión de una oferta riesgosa. Además, un grupo cada vez mayor de personas, concentrada en los segmentos más jóvenes accede a múltiples productos financieros, pero sin entenderlos del todo. En un país donde el crédito de consumo y las tarjetas se han masificado, esta combinación puede transformarse en una bomba de tiempo si no se acompaña de educación. 

En paralelo, otros insumos recientes, como la Encuesta Financiera de Hogares del Banco Central, muestran que los chilenos tienen un desempeño aceptable en cálculos simples, pero su comprensión cae cuando se aplican pruebas más complejas, especialmente en materia de inflación. Ambos estudios coinciden en que las brechas de conocimiento se asocian fuertemente al nivel socioeconómico y educativo, y que pese a años de esfuerzos públicos y privados, no se observan mejoras significativas. En otras palabras, seguimos reproduciendo desigualdades que luego se expresan en el endeudamiento excesivo o en la imposibilidad de aprovechar oportunidades de ahorro e inversión.

Por eso, el desafío de la educación financiera no puede recaer únicamente en programas aislados o en iniciativas voluntaristas. Es necesario que el tema se integre al sistema escolar, y que los docentes sean agentes activos de cambio, con recursos y formación que les permitan abordar la economía cotidiana de forma transversal y práctica. 

No partimos de cero. La buena noticia es que el país ha avanzado en construir una institucionalidad más sólida. Iniciativas como la Comisión Asesora Permanente de Inclusión Financiera (CAPIF) y el mapa de iniciativas de educación financiera muestran una coordinación creciente entre el sector público, la academia y la industria. Pero aún falta pasar del diagnóstico a la implementación sostenida, y de las cifras a los cambios de comportamiento. En ese marco, el próximo gobierno debería asegurar una hoja de ruta gradual y evaluable —con responsables claros, indicadores y seguimiento— que dé coherencia a lo ya iniciado. 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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