El ex presidente de Enersis aprovechó su viaje a Chile hace un mes, cuando declaró como imputado por el caso SQM, para dar por concluida su relación con la ahora titular de Trabajo, quien –según sus cercanos– estuvo «muy bajoneada».
No han sido días fáciles para el ex presidente de Enersis Jorge Rosenblut. Especialmente porque debió dejar la empresa transnacional luego de que su nombre apareciera, según el testimonio de Giorgio Martelli, como el hombre clave en la articulación del esquema con el cual supuestamente se financió la precampaña de Michelle Bachelet. La suposición se basa en que la justicia investiga si ese diseño de recaudación se hizo con boletas irregulares que se entregaban contra prestaciones a empresas como SQM y SQM Salar.
Al complicado panorama judicial se agrega el personal. Rosenblut, instalado en Miami, viajó a Santiago para prestar declaración en calidad de imputado ante el fiscal Sabas Chahuán, pero también para terminar su relación con la actual ministra del Trabajo Ximena Rincón, que se mantenía y se hizo pública desde noviembre.
Cercanos a la ministra confirman a La Segunda, que estuvo «muy bajoneada» luego de la ruptura. Pero que ahora en el contexto de la discusión de la reforma laboral está «full pega». Además está preocupada de los preparativos del matrimonio de su hija Valentina Latorre (hija del ex diputado Juan Carlos Latorre).
