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Luz amarilla para Acueducto San Isidro-Quilapilún: pondría en riesgo Reserva La Campana en Olmué PAÍS

Luz amarilla para Acueducto San Isidro-Quilapilún: pondría en riesgo Reserva La Campana en Olmué

El proyecto, a cargo de la empresa Aguas Pacífico, ha encontrado una fuerte resistencia de parte de la comunidad La Dormida, quienes advirtieron que amenaza la reserva de la biósfera y que no es la primera vez que una iniciativa empresarial pone en riesgo esta zona. De hecho, actualmente los habitantes del sector se encuentran librando una dura batalla en contra del megaproyecto de carretera eléctrica Cardones-Polpaico, cuya Resolución de Calificación Ambiental (RCA) no tomó en cuenta el paso por la zona de amortiguación y por lo, cual el Tribunal Ambiental de Santiago acogió la reclamación presentada en contra del SEA.


Una nueva amenaza pone en peligro la Reserva de la Biósfera La Campana en Olmué. Un proyecto de la empresa brasileña Aguas Pacífico, pretende pasar por la zona de amortiguación. Se trata del acueducto San Isidro-Quilapilún, un ducto subterráneo que permitirá transportar 1000 litros de agua entre las regiones de Valparaíso y Metropolitana, para uso industrial potabilizable.

El proyecto ha encontrado un gran rechazo de parte de los habitantes de la comunidad La Dormida, quienes se oponen a que el acueducto pase por la zona de amortiguación de la reserva y cuestionan que las aguas serán para uso minero, por lo que no irá en beneficio de los habitantes de la zona. 

Los antecedentes generales del proyecto sostienen que su objetivo principal es la «conducción y disponibilidad de 1.000 l/s de agua desalinizada, generada en la costa de la Región de Valparaíso a partir del procesamiento de agua de mar por parte del Proyecto Aconcagua, para su venta y distribución a terceros en el área norte de la Región Metropolitana de Santiago, dotando a este sector de una fuente alternativa de abastecimiento de agua que no depende del ciclo hidrológico y por lo tanto, garantiza la disponibilidad de agua para uso industrial y/o potable, conllevando factibilidad para la continuidad y nuevos proyecto en la zona, sin necesidad de recurrir a la extracción de recursos hídricos, que ya se encuentran sobre explotados». 

El proyecto contempla una inversión de 210 millones de dólares y se encuentra en evaluación por el Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Además, está siendo gestionado por la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables, dependiente del Ministerio de Economía. 

No es la primera vez que un proyecto empresarial pone en riesgo a la Reserva de la Biósfera en la cuesta La Dormida. De hecho, actualmente los habitantes del sector se encuentran librando una dura batalla en contra del megaproyecto de carretera eléctrica Cardones-Polpaico, cuya Resolución de Calificación Ambiental (RCA) no tomó en cuenta el paso por la zona de amortiguación y por lo cual, el Tribunal Ambiental de Santiago por 2 votos contra 1 acogió la reclamación presentada por la comunidad en contra del SEA, ordenando a este organismo tramitar la solicitud de invalidación de la resolución que aprobó el proyecto de línea de transmisión Cardones-Polpaico. 

[cita tipo=»destaque»]Altamirano dijo que «no sabemos si la duración de las cañerías pudieran ser 20, 30, 50 años y una rotura podría generar una catástrofe desde el sector interior y lo otro, es que sigue una zona de afectación en lo que es la Reserva de la Biósfera. Recordemos que estamos todavía dando la pelea con el tema de Cardones-Polpaico (…) Este sería un segundo proyecto intentando afectar la reserva mundial. Desde la mirada ambiental, es un proyecto muy pobre en cuanto a la información que entregan, no supieron responder preguntas básicas, ni tampoco se profundizó en temas más de fondo».[/cita]

La presidenta de la comunidad La Dormida, Evelyn Marchant, explicó a El Mostrador la preocupación por la puesta en marcha de este acueducto de Aguas Pacífico, señalando que «no se evalúa como reserva el lugar. Es lo mismo que pasó con Cardones-Polpaico, se omite la reserva, no sé por qué motivo, pero la omiten. Las reservas en sí tienen una evaluación especial, y cuando tú omites que están dentro de una reserva, evalúas de acuerdo a la legislación vigente, pero al omitir que es reserva, no evalúas como corresponde. Nuevamente tienen la falencia de que no reconocen que están dentro de la zona de amortiguación».

Además, aseguró que «el agua no es potable ni va a servirle a la comunidad ni siquiera para regadío (…) no sirve para nada. Pero la preocupación que nosotros tenemos, es que estos tubos están enterrados, no podemos registrar las filtraciones de cal que se van a producir, porque hay una corrosión (…) al final esta agua desalinizada trae una cal que va a correr con el tiempo. ¿Tú piensas que el Gobierno va a ir a fiscalizar esos tubos enterrados donde ya no los van a ver nunca más? No lo van a hacer, entonces eso es lo mismo que estamos viendo ahora con Cardones-Polpaico. Ellos tenían que fiscalizar y no han hecho nada. Nos van a contaminar nuestros pocos afluentes que tenemos».

En la misma línea, el abogado Juan Molina dijo que «esto sería un trayecto por el mismo lugar que corre Cardones-Polpaico, o sea, ingresaría a la zona de amortiguación de la Reserva de la Biósfera y eso no está reconocido, no está evaluado, no está determinado si ese impacto es legal o no y no se ha hecho el proceso de evaluación que corresponde, evaluar los servicios ecosistémicos que este lugar presta, cómo afecta eso a las personas que viven ahí y las características únicas de monumentalidad y belleza que tiene el lugar. Eso está en la ley, no es una aspiración hippie».

El concejal por la comuna de Olmué, Pablo Altamirano, también rechazó que el proyecto pase por la zona de amortiguación de la reserva. Agregó que «los vecinos se mostraron bien incómodos y reacios al proyecto en vista de que no es para la comunidad ni tampoco es para consumo humano (el agua) y además, datos puntuales que se les consultaron a la empresa encargada, era por ejemplo, cuánto era la vida útil de las cañerías, pregunta que no supieron responder y eso fue complejo, porque el caudal que pretenden llevar ahí son mil litros por segundo».

Altamirano dijo que «no sabemos si la duración de las cañerías pudieran ser 20, 30, 50 años y una rotura podría generar una catástrofe desde el sector interior y lo otro, es que sigue una zona de afectación en lo que es la Reserva de la Biósfera. Recordemos que estamos todavía dando la pelea con el tema de Cardones-Polpaico (…) Este sería un segundo proyecto intentando afectar la reserva mundial. Desde la mirada ambiental, es un proyecto muy pobre en cuanto a la información que entregan, no supieron responder preguntas básicas, ni tampoco se profundizó en temas más de fondo».

En el marco del proceso de evaluación de impacto ambiental, los habitantes de La Dormida enviaron sus observaciones, a las cuales tuvo acceso El Mostrador, donde señalan que este proyecto «no cumple con los requisitos mínimos de admisibilidad, toda vez que el titular no incorpora la justificación técnica y ambiental para la localización del proyecto para las comunes de Olmué, Limache, entre otras».

Además, establecieron una «flagrante omisión dentro de la línea base del estudio en evaluación, en cuanto al impacto que genera el proyecto sobre el valor ambiental del territorio, específicamente, la Reserva de la Biósfera de la Campana – Peñuelas. En consecuencia, el estudio en evaluación no considera la zonificación de la Reserva de la Biósfera establecida por la Unesco en el año 2009». 

«Nos oponemos por que el estudio no reconoce el impacto sobre la reserva. Se comente el mismo error que en Cardones Polpaico (…) No permitiremos un Nuevo Interchile», dijo Marchant, quien adelantó que, de aprobarse la RCA, acudirán a los tribunales.

El Mostrador tomó contacto con la empresa Aguas Pacífico, con el fin de conocer su versión de los hechos. Sin embargo, señalaron que no se referirían al tema.

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