
Cooke Aquaculture: el imperio del salmón que contamina tres continentes
Un informe internacional acusa a Cooke Aquaculture de operar con impunidad ambiental en Chile, EE.UU. y Canadá: sobreproducción dentro de áreas protegidas, escapes masivos, contaminación marina y uso de químicos prohibidos.
Desde la Patagonia chilena hasta las costas de Maine y los fiordos canadienses, la multinacional Cooke Aquaculture ha cultivado un modelo de negocio que levanta críticas en tres continentes. Un informe llamado “Los pecados ambientales de Cooke Aquaculture en Canadá, Estados Unidos y Chile”, elaborado por Conservation Law Foundation, de EE.UU., y la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén, de Chile, revela que la mayor empresa privada de productos del mar del mundo opera con una lógica de impunidad ambiental.
De acuerdo con el informe, en nuestro país la empresa Cooke instaló centros de cultivo dentro del Parque Nacional Laguna San Rafael, una Reserva de la Biósfera. Allí, produjo más de 35 mil toneladas de salmón con un permiso para solo 1.625. Hay antecedentes de escapes de salmones, contaminación por residuos y hasta dos ballenas muertas cerca de sus instalaciones.
- En Chile, Sernapesca presentó una querella criminal y la Justicia ambiental paralizó sus operaciones. Aun así, la firma insiste en promover su “salmón orgánico”.
- En Estados Unidos, Cooke es el único productor industrial de salmón en jaulas marinas en Maine. Las jaulas acumulan desechos fecales, plásticos y químicos que asfixian el lecho marino y afectan la pesca local. También amenazan la migración del salmón atlántico, en peligro de extinción. En 2025, la Conservation Law Foundation demandó a la empresa por múltiples violaciones a la Ley de Aguas Limpias.
- En Canadá, donde nació el imperio Cooke, la historia se repite: uso ilegal de pesticidas, brotes virales, además de ejercer presiones políticas para frenar la creación de áreas marinas protegidas. En 2013, la compañía fue multada por matar langostas tras usar cipermetrina en sus jaulas. Más recientemente, intentó bloquear una zona de conservación en los fiordos de Newfoundland y Labrador.
La paradoja es brutal. Mientras acumula sanciones y demandas, Cooke se presenta como empresa modelo, vendiendo “salmón sostenible”.
Cooke no es solo un caso corporativo de una firma extranjera. El 2019 la industria del salmón quedó en estado de shock cuando El Mostrador reveló las prácticas fraudulentas de la salmonera noruega Nova Austral. Estos casos constituyen un síntoma de una industria que necesita transformarse.
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