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Retroceso del glaciar San Rafael: la lengua de hielo que huye Juego Limpio

Retroceso del glaciar San Rafael: la lengua de hielo que huye

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Héctor Cossio López
Por : Héctor Cossio López Editor General de El Mostrador
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Imágenes satelitales muestran el drástico retroceso de los glaciares San Rafael y San Quintín entre 1987 y 2024, transformando hielo milenario en lagunas. El deshielo del Campo de Hielo Patagónico Norte revela el impacto del calentamiento global y su contribución al aumento del nivel del mar.


Cuarenta años. Ese es el intervalo de tiempo que separa dos imágenes satelitales capturadas por la Agencia Espacial Europea (ESA) y que muestran, sin lugar a dudas, cómo el calentamiento global está desdibujando el paisaje helado del Parque Nacional Laguna San Rafael, en el sur de Chile. Los protagonistas de esta historia de retroceso son los glaciares San Rafael y San Quintín, los dos más grandes del Campo de Hielo Patagónico Norte, cuyas masas se han encogido visiblemente entre 1987 y 2024.

  • La imagen más antigua, capturada por el satélite Landsat-5 en febrero de 1987, muestra una extensión de hielo robusta y poderosa que descendía con fuerza hacia el océano Pacífico. En contraste, la captura más reciente, tomada casi en la misma fecha de 2024 por el satélite Sentinel-2 del programa Copernicus, revela una escena inquietante: el hielo ha retrocedido tantos kilómetros que, donde antes había glaciares, ahora hay lagunas y sedimentos.

El glaciar San Rafael –famoso por ser uno de los glaciares con mayor tasa de desprendimiento del mundo– ha retrocedido hasta formar una extensa laguna arqueada: la laguna San Rafael.

  • Lo que alguna vez fue una lengua de hielo continua es hoy un cuerpo de agua turquesa surcado por icebergs, alimentado por el derretimiento de un glaciar que ya no avanza, sino que huye. La “leche glaciar”, esa mezcla de agua con finas partículas de roca arrastradas por el hielo, tiñe el agua de un tono aguamarina, hermoso pero profundamente alarmante.
  • Debajo de San Rafael, el glaciar San Quintín cuenta una historia similar. En 1987 casi llegaba hasta tierra firme. Hoy, su retroceso ha dado origen a un nuevo lago proglacial, una masa de agua que no existía hace cuatro décadas y que delata el repliegue implacable del hielo. Esta transformación no es anecdótica: es un síntoma global de un sistema climático alterado.

Según la ESA, el Campo de Hielo Patagónico Norte, aunque representa apenas una fracción de lo que fue la antigua Capa de Hielo Patagónica, sigue siendo la segunda masa de hielo más grande fuera de las regiones polares. Y, sin embargo, incluso esta gran reserva está sucumbiendo a las temperaturas crecientes. Su retroceso no solo amenaza con modificar irreversiblemente el paisaje, sino que también contribuye al aumento del nivel del mar, una de las consecuencias más devastadoras del cambio climático.

Las imágenes satelitales no solo documentan el presente: advierten sobre el futuro. El monitoreo detallado del ritmo de pérdida de masa glaciar es crucial para diseñar políticas de adaptación realistas. Porque lo que está ocurriendo en Laguna San Rafael no es un fenómeno aislado: es un recordatorio de que el tiempo para actuar se está derritiendo.

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