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Ramen Kintaro, pioneros en Chile de la especialidad japonesa: No Ramen, No Life  Gastronomía

Ramen Kintaro, pioneros en Chile de la especialidad japonesa: No Ramen, No Life 

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De Kurume a Santiago, el viaje de Nobuyuki Noda es el de un hombre y su plato favorito: el ramen. Entre caldos intensos, aromas profundos y cocteles con sake, “Nobu” comparte un pedazo de Japón desde el corazón de Santiago, demostrando que “sin ramen, no hay vida”.


La popularidad del ramen en Chile es evidente. La combinación de caldo, fideos, carnes y algas no solo da vida a un plato que fascina por su sabor, sino que también refleja, con cariño y autenticidad, la esencia de la cultura japonesa.

Cada región de Japón tiene su propio estilo de ramen. Por ejemplo, encontramos el ramen Shoyu en Tokio, el ramen Miso en Hokkaido y el ramen Tonkotsu en Fukuoka, de donde es originario Nobuyuki Noda, creador de Ramen Kintaro, específicamente de la ciudad de Kurume, al suroeste del país.

Créditos: @sibekay

La carta de Ramen Kintaro es generosa, con siete alternativas de ramen más el Tonkotsu, cuya disponibilidad siempre hay que consultar. Aun así, sigue siendo el favorito de los comensales que a diario llenan las mesas del restaurante, conquistados por su caldo de huesos de cerdo cocido por horas, los fideos artesanales suaves y delgados, la textura del kikurage -hongo comestible- y las sabrosas láminas de cerdo.

Créditos: @sibekay

Otro protagonista es el ramen Tantan / Spicy Tantan ($11.500), cuya versión picante lo vuelve vibrante en boca. Contiene una base de pasta de soya y sésamo, con topping de ajitama -huevo marinado-, pollo frito apanado, carne de cerdo molido, pebre y cebollín, combinando textura y sabor.

Créditos: @sibekay

Además del ramen, hay otros platos que destacan por su sabor. El infaltable Karaage ($8.500) ofrece cinco piezas de pollo frito japonés al estilo Kintaro, crujiente por fuera y tierno por dentro. También están las Buta Gyozas (desde $8.500), empanaditas de cerdo suaves y elásticas, perfectas para abrir el apetito. Y si buscas algo tan contundente como un ramen, pero diferente, el Yakimeshi Mixto ($12.500) es irresistible: arroz japonés salteado con aceite de camarón, cebollín, zanahoria, huevo, trozos de cerdo con salsa semidulce y camarones. No podrás parar de cucharearlo. 

La barra: coctelería de autor con sake y mocktails

Créditos: @sibekay

En Ramen Kintaro, la oferta de bebidas incluye sake, cerveza, whisky, gin japonés, destilados chilenos y vino, además de coctelería clásica y de autor. Entre los destacados está el Kintaro Sour ($7.800), con sake, vodka, reducción de yuzu y limón, albumina para espuma y decoración cítrica; un cóctel suave, elegante y con un sutil dulzor.

Créditos: @sibekay

También tenemos el Kajitsu no Tudoi ($8.000), a base de sake, vino blanco, arándanos, frutillas y syrup casero, presentado en un copón grande, dulce, fresco y frutal; y el Benzaiten ($8.900), un cóctel bicolor con gin infusionado en butterfly pea, shochu de arroz, licor de sauco y syrup de jazmín, equilibrado con un mix cítrico que suaviza su dulzor y aporta un toque floral.

Créditos: @sibekay

Y para quienes buscan algo más refrescante, el Akatsuki no Yume ($8.900) es una reversión del Ramazzotti Spritz con gin infusionado en frutilla, sake, syrup de albahaca y agua tónica. Entre los mockteles más populares está el Midori Kaze ($7.800), con peras acidificadas, matcha, menta, limón, yuzu, gingerbeer y perfume cítrico; fresco, frutal y con burbuja.

Créditos: @sibekay

El viaje de Kintaro

La historia de Kintaro comienza en 2017, cuando Nobuyuki Noda –Nobu– compró el localdel cual era cliente habitual, pese a que hasta entonces solo ofrecía sushi. Antes de él, el restaurante estuvo a cargo de los señores Suzuki y Yokoyama. Tras adquirir Kintaro, el 8 de septiembre de ese año, Nobu se propuso una misión: crear un ramen delicioso que le gustara a él y que, al mismo tiempo, mostrara la riqueza de la cultura gastronómica japonesa.

Créditos: @sibekay

Y así fue, buscando un lugar que hasta entonces no existía en Chile y que él mismo decidió crear. Un proyecto arriesgado y visionario. De los nuevos clientes que comenzó a conquistar, algunos no regresaron, pero la mayoría sí: volvieron una y otra vez por estos sabores intensos y llenos de emoción.

Para Nobu, el ramen es vida; lo ha acompañado en los momentos más importantes de su historia y asegura que podría comerlo todos los días. “El mejor ramen que he comido es el de mi abuelita, el segundo es el mío. Hay muchos recuerdos. El ramen siempre me ha acompañado; sin ramen no sería la persona que soy ahora”, afirma.

¡Aquí el slurping -sorber con sonido- está más que permitido! 

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