Gastronomía
Créditos: El Mostrador.
Chile, el país del té: líder latinoamericano y protagonista de una nueva era de consumo consciente
Con más de 400 tazas por persona al año, Chile se posiciona entre los mayores consumidores de té del mundo. Hoy, esta tradición familiar vive una renovación marcada por el interés en mezclas naturales, envases sostenibles y propuestas locales que combinan calidad, bienestar y conexión.
El té es una de las fusiones preferidas por cientos de familias chilenas. Su consumo va más allá de lo cotidiano y se ha transformado en un ritual que transciende de generaciones y horarios, además de acompañar en momentos que van desde las reuniones de trabajo hasta las reuniones familiares.
Según diversos estudios, el consumo de té por persona se estima que es de alrededor de 400 tazas al año, lo que equivaldría a un volumen aproximado entre 80 y 90 litros per cápita al año. Nuestro país lidera el ranking latinoamericano en cuanto al consumo de té y se ubica en el top 5 a nivel mundial, solo detrás de países como Marruecos, Rusia y Turquía. Este gusto masivo se refleja en el hecho de que el 90% de los hogares del país declara consumir té de forma habitual.
Hoy esta costumbre ancestral está viviendo una renovación marcada por el interés en productos naturales, mezclas aromáticas y formatos que reflejan las nuevas formas de bienestar que se toman el mercado.
Chile: líder regional y las nuevas tendencias
En Chile, la tendencia es especialmente marcada: el país se consolida como el mayor consumidor de té en América Latina, con un promedio de 1,19 kilos por persona al año, según datos de Global Tea Auction. Esta cifra ubica a Chile en el puesto 14° a nivel mundial.
El té negro sigue siendo el favorito de los consumidores, aunque variedades como el té verde, el chai y las infusiones de hierbas, entre ellas la manzanilla y la menta, han mostrado un crecimiento sostenido durante la última década.
En este escenario, la chilena Caso y Cía decidió apostar por una propuesta que une tradición y modernidad. Así nació Sabha, una línea que combina los clásicos té negro y verde con mezclas como chai y Earl Grey, además de infusiones naturales de manzanilla y menta, las favoritas del público local.
“Queríamos ofrecer algo que conectara con la vida real de las personas, que volviera a lo esencial. El té en Chile no solo se bebe, se comparte. Por eso, más que crear un producto buscamos generar un vínculo. ‘Sabha’ significa reunión, conexión, momentos compartidos; ese es el espíritu que queremos transmitir”, comenta Indra Ribalta, jefa de Marketing de Sabha.
El desarrollo de la marca tomó más de dos años, un período en el que el equipo se dedicó a encontrar los proveedores adecuados y definir formulaciones que aseguraran calidad y consistencia en cada mezcla. “El té proviene de Sri Lanka, pero cada región imprime matices distintos. Realizamos múltiples pruebas hasta lograr el equilibrio ideal entre aroma, cuerpo y naturalidad”, explica Ribalta.
A medida que el consumo de té evoluciona, las preferencias locales se diversifican hacia mezclas más sensoriales, envases sostenibles y formatos accesibles. Estudios internacionales apuntan a que la categoría se ha fortalecido impulsada por la búsqueda de experiencias más conscientes y saludables, una tendencia que también se refleja entre los consumidores chilenos.
Así, el té reafirma su lugar en la vida cotidiana: una costumbre viva que se adapta a los nuevos tiempos sin perder su esencia. “Entre tradición y cambio, cada taza se convierte en una oportunidad para detenerse, compartir y reconectar”, concluye la jefa de Marketing de Sabha.