
Volcán Lonquimay: el imponente gigante de La Araucanía que une aventura, ciencia y cultura
El Volcán Lonquimay se alza como uno de los atractivos naturales más impactantes de la Araucanía Andina. Su historia geológica, su belleza escénica y su vínculo con las comunidades locales lo convierten en un imperdible para los amantes de la naturaleza, la aventura y el turismo sustentable.
En pleno corazón de la Región de La Araucanía, se encuentra el Volcán Lonquimay, una joya natural que fascina tanto a montañistas como a viajeros que buscan desconectarse del ritmo urbano.
A 2.890 metros sobre el nivel del mar, este estratovolcán domina el paisaje de la Reserva Nacional Malalcahuello-Nalcas, entre las comunas de Curacautín y Lonquimay, ofreciendo un espectáculo único en cualquier época del año. Desde su cima, se pueden observar hasta diez volcanes distintos, entre ellos el Villarrica, Llaima, Lanín, Tolhuaca y Copahue.
El camino que conduce al Lonquimay se abre paso entre bosques milenarios de araucarias, transformando la ruta en una experiencia sensorial donde el verde intenso, el aire puro y el silencio de la montaña se combinan con la imponente presencia del macizo.

Crédito: El Mostrador.
Una maravilla natural moldeada por el fuego
El Volcán Lonquimay es un verdadero testimonio de la fuerza geológica. Su forma simétrica y su cráter elíptico son el resultado de miles de años de actividad volcánica. Las erupciones registradas en 1887, 1933 y 1988 marcaron su historia, siendo esta última la más recordada por la formación del Cráter Navidad, visible hasta hoy.
Las coladas de lava del Lonquimay han alcanzado incluso el río Cautín, ubicado a más de 18 kilómetros del volcán, mientras que su entorno conserva huellas de flujos piroclásticos y depósitos laháricos que hablan del poder del fuego bajo la tierra.
Más allá de su fuerza natural, el Lonquimay regala una experiencia visual incomparable: sus laderas cubiertas de nieve en invierno son ideales para el esquí de montaña y las caminatas guiadas, mientras que en verano se transforma en un destino perfecto para el senderismo, trekking y la observación de fauna nativa.
Ciencia y comunidad
Recientemente, un equipo de científicos chilenos y extranjeros realizó una investigación pionera sobre la historia explosiva del volcán, revelando que ha registrado al menos 17 erupciones en los últimos 5.500 años. El estudio, publicado en el Journal of Volcanology and Geothermal Research, determinó que el Lonquimay tiene una probabilidad de entre 30% y 60% de registrar una nueva erupción explosiva en los próximos 100 años.
El investigador Jorge Romero Moyano, de la Universidad de O’Higgins, explica que muchas de las erupciones del registro son pequeñas a moderadas, como la que registró el volcán Llaima en enero del 2008, o el Villarrica en marzo del 2015. “Sin embargo, cerca de un tercio de las erupciones, fueron parecidas a las del volcán Calbuco en 2015, o del mismo Cono Navidad en 1988-89. Es decir, estas últimas fueron más prolongadas o más explosivas, dependiendo del caso. Los minerales presentes en las rocas nos indican que, bajo el volcán, el material fundido está almacenado entre 8 y 30 km de profundidad, a temperaturas que van desde los 890 a 1100 °C”, señala.

Crédito: El Mostrador.
La particularidad del estudio radica en su enfoque comunitario. Los investigadores comenzaron escuchando las inquietudes de los habitantes de Malalcahuello, quienes conviven a diario con el volcán. La antropóloga y coautora del trabajo, Francisca Vergara, explica que esta investigación “intenta responder desde la geología a esas preguntas que los habitantes tienen sobre la actividad del volcán, siendo de especial interés y preocupación para ellos conocer el comportamiento explosivo del Lonquimay en el pasado para anticiparse al futuro: ¿cómo sería una erupción por el cráter principal? ¿puede llegar la lava o un flujo piroclástico al pueblo? ¿puede iniciarse una erupción hacia la zona habitada y que nazca un nuevo cono como Navidad? Estas incertidumbres surgen de la vida cotidiana y la familiaridad que poseen con su entorno volcánico”.
Esa mirada conjunta entre ciencia y territorio ha permitido fortalecer la preparación ante emergencias volcánicas, un tema que cobra relevancia tras la alerta amarilla decretada por SERNAGEOMIN en 2022.
Un destino para todos los sentidos
Hoy, el Volcán Lonquimay no solo es un referente científico, sino también un símbolo del turismo sustentable en la Araucanía. Su entorno permite conectar con la naturaleza en estado puro, disfrutar de las termas, practicar deportes de invierno o simplemente contemplar el horizonte desde alguno de sus miradores naturales.
Entre el rugido silencioso del volcán, la hospitalidad de las comunidades locales y la majestuosidad del paisaje cordillerano, este destino se ha convertido en un imperdible del sur de Chile, donde aventura, ciencia y cultura se unen en una experiencia que deja huella.