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La inteligencia artificial que no ves, pero ya está cambiando tu vida Digital

La inteligencia artificial que no ves, pero ya está cambiando tu vida

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Ana Guajardo
Por : Ana Guajardo Presidenta Asociación Mujeres en la Industria de los Videojuegos - Mujeres en VG www.mujeresenvg.cl
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La IA dejó de ser una curiosidad tecnológica para convertirse en una presencia silenciosa que acompaña nuestras decisiones, nuestra salud y lo cotidiano. un ecosistema profundo que predice riesgos médicos, potencia nuestros dispositivos y comienza a construir modelos propios desde Chile.


Durante el último año hemos hablado de inteligencia artificial como si fuera un truco simpático: la foto que corrige la sonrisa, la app que reconoce la marca de una prenda, el filtro que rejuvenece una década. Mientras la conversación mediática se queda a ratos en lo anecdótico, en la vida diaria emergen indicios de algo mucho más profundo: tecnologías que operan bajo la superficie y que comienzan a moldear nuestros hábitos, decisiones y expectativas. No son adornos digitales, sino ecosistemas inteligentes que conviven contigo y trabajan para tu presente y tu futuro.

La IA que salva vidas, hoy

En salud solemos pensar en consultas, diagnósticos y medicamentos, pero casi nunca en algoritmos. Victoria Martínez, Gerente de Plataformas de IA para Latinoamérica en Red Hat, introduce un ejemplo que rompe ese imaginario. HCA Healthcare utiliza una plataforma basada en tecnologías abiertas, SPOT, capaz de detectar sepsis hasta veinte horas antes que los métodos tradicionales.

En términos clínicos, esas horas pueden marcar la diferencia entre vivir o morir. Sin grandes titulares, más de cien hospitales monitorean así a 2,5 millones de pacientes. Para Martínez, este caso demuestra que el software abierto puede sostener aplicaciones críticas, escalables y seguras incluso en entornos tan sensibles como el clínico.

La IA que vive en tu computador

En paralelo, la inteligencia artificial comenzó a instalarse directamente en los dispositivos personales. Sin grandes anuncios, está alterando la forma en que trabajamos y producimos. Ya no depende únicamente de la nube; ahora actúa desde el chip mismo. Un ejemplo elocuente son los nuevos Intel Core Ultra serie 3, construidos sobre el nodo 18A y capaces de ofrecer hasta 180 TOPS de potencia de IA dentro del propio equipo. En la práctica, esto permite ejecutar tareas complejas sin conexión a internet, con mayor velocidad y mejor resguardo de datos. Germán Loureiro, especialista técnico en Gaming para América Latina en Intel, explica que estas AI PCs integran la inteligencia artificial a nivel de silicio, lo que hace que procesos tradicionalmente pesados se vuelvan sencillos, accesibles y seguros para cualquier usuario.

La adopción ya está en marcha. El último Intel Global Research Report 2025 indica que gran parte de la población utiliza la IA local para resolver acciones cotidianas: obtener información con mayor rapidez, traducir contenido en tiempo real y crear o editar documentos directamente desde el computador. El efecto se ve en la experiencia diaria: más eficiencia, más privacidad y una autonomía tecnológica que hace poco parecía ciencia ficción.

La IA soberana: la nueva frontera de la autonomía digital

Chile también avanza hacia un modelo de inteligencia artificial arraigado en su propia identidad. Un ejemplo decisivo es PatagonIA, una iniciativa desarrollada por ISCI y WideLabs junto a Oracle y NVIDIA. Es el primer modelo de IA entrenado en Chile, con datos chilenos y alojado en infraestructura nacional. No busca replicar un chatbot genérico, sino construir una base tecnológica capaz de comprender el español local, la realidad cultural del país y sus desafíos específicos. Sus aplicaciones apuntan a ámbitos críticos como salud pública, energía, transporte, justicia y administración del Estado. Beatriz Ferrareto, de WideLabs, lo resume con una idea que parece obvia, pero rara vez se aplica: la inteligencia artificial no puede importarse como un producto neutro; necesita surgir de la realidad social y cultural de cada territorio.

El motor silencioso: supercomputación para un país que piensa en grande

Ninguna de estas transformaciones ocurre sin grandes capacidades de cómputo. Ahí entra en escena un actor clave, invisible para la mayoría, pero esencial para el progreso científico nacional: Leftraru 2, la supercomputadora del NLHPC impulsada por tecnología AMD. Esta infraestructura coloca a Chile en una posición destacada en América Latina gracias a su capacidad para resolver simulaciones científicas, modelar catástrofes, apoyar investigaciones biomédicas y acelerar proyectos de inteligencia artificial a nivel país.

En su interior, la potencia opera con precisión quirúrgica. Sus veintisiete servidores Lenovo ThinkSystem SR645 V3 con procesadores AMD EPYC 9754 de 128 núcleos y 768 GB de memoria permiten ejecutar miles de cálculos en paralelo, desde modelos climáticos hasta análisis genómicos. A ello se suman dos servidores Lenovo ThinkSystem SR675 V3 con procesadores EPYC 9224 y seis GPU AMD Instinct MI210 cada uno, diseñados para cargas particularmente exigentes, como entrenamiento de IA o procesamiento de imágenes satelitales.

El resultado es un salto cuántico en eficiencia: procesos que antes demoraban semanas hoy se resuelven en horas. Con esta arquitectura, el NLHPC cuadruplicó su capacidad de cómputo utilizando apenas el doble de energía, lo que lo posiciona como un polo científico regional al que pueden acceder universidades, centros de investigación y empresas.

La supercomputación al servicio de la salud: Proyecto MIRAI Chile

El mejor ejemplo de este impacto se manifiesta en un ámbito urgente: el cáncer de mama, primera causa de muerte oncológica en mujeres en Chile. En 2022 se estimaron 5.640 nuevos casos y 1.631 fallecimientos, con brechas persistentes en el acceso a diagnóstico temprano. En este contexto surgió el proyecto MIRAI Chile, una validación a gran escala del modelo predictivo desarrollado por el MIT, adaptado ahora a la realidad local gracias a una colaboración entre el Hospital Digital del Minsal, la Universidad de Chile y el propio MIT, con el soporte de la supercomputadora del NLHPC.

Por primera vez, un modelo de IA se prueba en Chile con datos del sistema público, abarcando mamografías de veintisiete Servicios de Salud. La muestra es monumental: 75.958 pacientes y 166.569 mamografías. Es también el primer estudio multi-vendor del mundo en esta área, porque procesa imágenes capturadas con distintos tipos y calidades de mamógrafos, reflejando fielmente la heterogeneidad del país. Para analizar ese volumen de información, entrenar variantes del modelo y calibrar resultados, se requería un nivel de potencia que solo Leftraru 2 podía ofrecer. Lo que antes habría tomado meses pudo resolverse en días.

MIRAI anticipa el riesgo de cáncer de mama con hasta cinco años de anticipación, superando al método tradicional basado en BI-RADS. En un caso documentado, el modelo detectó riesgo elevado en 2021 y 2022, mucho antes de que el cáncer se manifestara clínicamente en 2024. Las técnicas de saliencia confirmaron que el algoritmo enfocaba su atención en la zona donde luego aparecería el tumor.

Más allá de los resultados técnicos, el proyecto abre la puerta a una medicina preventiva y más equitativa, y posiciona a Chile en el mismo nivel de los centros de investigación líderes del mundo.

El proyecto avanza ahora hacia nuevas etapas: evaluación de costo-efectividad, umbrales de riesgo adaptados a la población chilena, integración con el entorno Cloud del Hospital Digital y un esquema de reentrenamiento continuo para evitar el deterioro del modelo con el tiempo. Para la profesora Susana Mondschein, directora del DII, esta iniciativa encarna la misión pública de la Universidad de Chile: poner el conocimiento avanzado al servicio de la salud y el bienestar de la población. Todo ello se sostiene en un motor silencioso, una supercomputadora ubicada en un data center que permite que el país piense en grande. Leftraru 2 no solo procesa datos; habilita descubrimientos, optimiza recursos y, eventualmente, salvará vidas.

La tecnología que ya vive contigo

Después de recorrer hospitales, supercomputadoras, modelos soberanos y chips con IA integrada, la mirada vuelve al lugar donde todo se juega: la vida cotidiana. La verdadera revolución tecnológica no ocurre cuando vemos un robot en un escenario, sino cuando la inteligencia artificial se vuelve tan natural que deja de llamar la atención. Se integra en los gestos mínimos del día a día, y es ahí donde los ecosistemas inteligentes cobran sentido.

Hoy, diversas empresas de consumo trabajan en entornos donde los dispositivos parecen comunicarse entre sí con absoluta fluidez. En Apple, este intercambio se vuelve casi imperceptible: comienzas un mensaje en el iPhone y lo continúas en el Mac, copias un archivo en el iPad y aparece listo para pegar en otro dispositivo, o te desplazas por pantallas como si todo perteneciera a un solo sistema. Samsung lleva esa continuidad a la casa completa mediante SmartThings, que permite luces que se ajustan solas, electrodomésticos que conversan entre sí y rutinas que aprenden de los hábitos del usuario. En mi caso, uso una configuración híbrida que me permite ver cuánta energía consume cada habitación o cuánto come mi mascota, todo desde el teléfono. Esa es la IA en su estado más suave: la que no exige atención, la que simplemente actúa.

En esa misma línea aparece la propuesta que Honor presentó recientemente. Su ecosistema, Honor Connect, muestra cómo la inteligencia artificial empieza a diluirse en tareas cotidianas. El smartphone y la tablet funcionan como un solo organismo digital: proyectas el teléfono en la tablet, arrastras archivos entre pantallas, retomas aplicaciones en el punto exacto donde quedaron y revisas un historial sincronizado sin necesidad de cables ni configuraciones complejas. La tecnología fluye, acompaña y luego desaparece, dejando solo la experiencia. Ese es el futuro posible de la IA en nuestro día a día: la naturalidad.

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