
Vacaciones escolares: una pausa clave para fortalecer vínculos y bienestar familiar
Las vacaciones escolares no solo permiten descansar del año académico, sino que abren un espacio valioso para fortalecer los vínculos familiares, reconectar con lo esencial y promover el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes.
Las vacaciones escolares son mucho más que un simple receso académico: son un período clave para el desarrollo emocional, social y familiar de niñas, niños y adolescentes.
Este tiempo libre permite a los estudiantes desconectarse del ritmo exigente del año escolar y reponer energías, lo que es fundamental para su salud mental y bienestar general. Más allá del descanso, las vacaciones ofrecen una oportunidad invaluable para fortalecer los lazos familiares. En medio del ritmo acelerado de la vida diaria, entre el trabajo, las tareas y las obligaciones, suele faltar tiempo para compartir de verdad. Este receso permite justamente eso: reencontrarse, conversar sin apuros, redescubrir intereses en común y crear recuerdos que perduren.
Camila Ovalle, psicóloga clínica, educacional y co-fundadora de bow.care, explica que “existen diversas realidades familiares, lo que también conlleva desafíos: el trabajo presencial o remoto, horarios incompatibles, limitaciones económicas, y el riesgo de que los niños pasen demasiado tiempo frente a pantallas”.
La experta explica que es aquí donde el enfoque estratégico marca la diferencia. Diversos estudios han demostrado que compartir tiempo de calidad con padres y familiares cercanos no solo fortalece la autoestima de niños, niñas y adolescentes, sino que también mejora su bienestar emocional y disminuye la probabilidad de desarrollar conductas de riesgo.
“Las vacaciones son más que desconexión: son una oportunidad de reconectar con lo verdaderamente importante para mantener una ‘pausa consciente’ y reconectar con nosotros mismos y con otros, no sólo para descansar”, agrega Ovalle.
Ante lo anterior, la experta recomienda crear “nuevas rutinas flexibles” durante las vacaciones para evitar el aburrimiento y fortalecer los lazos familiares. Asimismo, agrega que “debemos ser realistas y no crear falsas expectativas en relación a las actividades a realizar”.
Ya sea en un viaje, una caminata, jugando en casa o cocinando en familia, lo esencial es generar espacios de conexión auténtica. Momentos sencillos que, lejos de lo extraordinario, tienen un impacto profundo: fortalecen la comunicación, refuerzan la autoestima infantil y les recuerdan a niños y niñas que son vistos, valorados y escuchados.
4 acciones prácticas y realistas para estas vacaciones
- Comidas en familia sin pantallas demostrando interés en lo que les gusta: Ya sea un desayuno, almuerzo o comida sin celulares o tablets, donde predomine la conversación auténtica, aunque sean sólo 20 minutos. Pregúntales: “¿qué estás viendo?”, “¿qué te gusta de ese juego?”. Esa simple curiosidad puede abrir espacios de vínculo y diálogo
- Tareas compartidas: Cocinar, doblar ropa o pasear a la mascota se convierten en momentos naturales para hablar y compartir.
- Caminatas o salidas al aire libre: No hacen falta panoramas ostentosos, ya que sólo un paseo al parque o por la cuadra puede mejorar el ánimo y ofrecer un escenario para compartir.
- Una conversación breve antes de dormir: Algo tan sencillo como preguntar ¿cómo estuvo tu día?, sin prisa ni juicio, puede abrir caminos de confianza, especialmente con adolescentes.
Además, Ovalle explica que “es necesario tener en cuenta que no todo saldrá siempre como lo imaginamos. Lo esencial no es hacer muchas cosas, sino que lo que hagan juntos tenga sentido emocional. No esperes que te cuenten todo de inmediato: estar siempre disponible transmite un mensaje potente de confianza”.
En una época en la que las pantallas suelen reemplazar el contacto cara a cara, detenerse a compartir el presente con la familia se vuelve un acto esencial. Es en esos momentos donde se cultivan valores tan importantes como el cariño, la empatía y la atención plena. “Es fundamental estar atentos a señales de tristeza, irritabilidad o aislamiento. Si se mantienen, puede ser momento de conversar más a fondo o pedir ayuda profesional”, concluye la experta.