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Omeprazol vs. Esomeprazol: diferencias, beneficios, riesgos y advertencias de su consumo Salud Créditos: Cedida

Omeprazol vs. Esomeprazol: diferencias, beneficios, riesgos y advertencias de su consumo

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Aunque Omeprazol y Esomeprazol son similares, no son idénticos. Un experto explica sus diferencias químicas, efectos secundarios, riesgos del uso prolongado y mitos sobre su consumo como supuesto protector gástrico.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Aunque Omeprazol y Esomeprazol son medicamentos de la misma familia, existen leves diferencias químicas sin mayor impacto terapéutico. Ambos comparten efectos secundarios y riesgos si se usan por periodos prolongados sin supervisión médica. El químico farmacéutico Juan Pablo Bravo advierte sobre el aumento de su consumo sin control profesional y desmiente el mito de que funcionan como protectores gástricos. Además, alerta que su uso inadecuado puede ocultar síntomas graves, retrasando diagnósticos importantes.
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Si bien tanto el Omeprazol como el Esomeprazol son fármacos que pertenecen a una misma familia, estos presentan diferencias mínimas en términos químicos, pero “ambos son igualmente seguros y eficaces”, expresa Juan Pablo Bravo, académico de la carrera de Química y Farmacia de la U. Andrés Bello, sede Viña del Mar.

“Siendo lo mismo, no son idénticos, sino que más bien son la imagen recíproca proyectada en un espejo. Hay algunos matices químicos que podrían ser mencionados, pero son detalles que en el resultado farmacoterapéutico de sus usos realmente no tienen ninguna relevancia”. agrega.

Además, el químico farmacéutico indica que los efectos secundarios de ambos son los mismos, es decir, pueden producir “cefalea, dolor abdominal, estreñimiento (o bien diarrea), flatulencias, náuseas y vómitos. Como se puede ver, la mayor parte de estos riesgos se relacionan con trastornos digestivos generales y son más o menos predecibles”.

El experto agrega que en cualquiera de los dos si se emplea por tiempos prolongados, entendiendo con esto que se está hablando de meses o años, se le llama uso “crónico”. Y es complicado referirse a los riesgos porque, aparte del tiempo, lo que también se debe tomar en cuenta es la dosis que se emplea y, sobre todo, quién los toma: su edad, su condición general de salud, qué otros medicamentos usa y hasta cuáles son sus hábitos y costumbres (alimentación, consumo de alcohol, sedentarismo, embarazo/lactancia, etc.). Podría hablarse de riesgos añadidos en personas que tienen deficiencia de algunas vitaminas o minerales; si presenta ciertas enfermedades autoinmunes; si tiene diagnosticada osteoporosis.

Más consumo

Respecto al aumento del consumo de estos medicamentos, Juan Pablo Bravo alerta que actualmente “cualquiera que vaya a comprar a la feria el fin de semana va a ver que muchos medicamentos se venden en la calle, fuera de todo resguardo profesional”.

Asimismo, el académico de la UNAB advierte que “también puede ser cierto que el Omeprazol y el Esomeprazol están siendo cada vez más prescritos. Por ello, habría que preguntarse por qué, tomando en consideración las indicaciones terapéuticas que están descritas para ambos, lo que implica que antes de su uso hubo un diagnóstico clínico preciso”, cuestiona.

Sumado a esto, el experto aclaró el mito de que el consumo de estos fármacos sirve como ‘protector gástrico’, ya que “de alguna manera se instaló en nuestra sociedad la idea de que recubren el estómago y así lo protegen.
Ahora bien, la automedicación como práctica no constituye por sí sola un riesgo, este surge cuando la automedicación está asociada a una creencia, un mito, una idea errada que es todavía más peligrosa que la sola práctica”, aclaró Bravo.

Finalmente, el académico indicó que el mal uso del Omeprazol y Esomeprazol “puede retrasar el diagnóstico de procesos malignos y al ser tan eficaces en el control de ciertos síntomas digestivos, la gente no considera necesario controlarse periódicamente, lo que aumenta su riesgo”.

En definitiva, aunque Omeprazol y Esomeprazol son medicamentos eficaces y seguros cuando se usan correctamente, su consumo debe estar siempre respaldado por un diagnóstico médico preciso y supervisión profesional. La automedicación, especialmente basada en creencias erradas o recomendaciones informales, puede poner en riesgo la salud y retrasar la detección de enfermedades graves. Por ello, es clave informarse, consultar a especialistas y no normalizar el uso prolongado de estos fármacos sin control.

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