
Reanimación cardiopulmonar: cada minuto cuenta para sobrevivir a un infarto
La reciente emergencia vivida por Patricio Toledo durante un partido homenaje reabrió la conversación sobre la importancia del RCP. Expertos recuerdan que cada minuto sin oxígeno puede ser decisivo y que cualquiera puede salvar una vida al actuar rápido.
Lo que debía ser una jornada de homenaje terminó marcada por la angustia. A los 11 minutos del partido de despedida de los históricos capitanes de Universidad Católica, el exarquero Patricio Toledo, de 63 años, se desplomó en la cancha del Claro Arena y debió ser asistido de urgencia por personal médico.
Tras una rápida reanimación y su traslado al centro asistencial, Toledo fue sometido a una angioplastia y se confirmó que había sufrido un infarto agudo de miocardio con “muerte súbita recuperada”.
El caso puso en evidencia la importancia de actuar con rapidez. Así lo destacó Mauricio Carrasco, docente de la carrera de Enfermería de la Universidad de O’Higgins, quien fue categórico: “es fundamental, dado que la maniobra ejecutada correctamente permite aumentar el porcentaje de sobrevida de las personas que sufren un evento cardíaco. Sin realizar la maniobra, probablemente Patricio Toledo no hubiera sobrevivido”.
Carrasco explicó que entre tres a cinco minutos sin oxígeno pueden generar daños cerebrales irreversibles, lo que convierte al RCP en una intervención decisiva. “El masaje cardíaco, acompañado de ventilaciones, permite mantener la circulación y dar tiempo para que llegue la atención profesional”, añadió.
RCP: Reanimación Cardiopulmonar
Es una técnica de emergencia que se utiliza cuando una persona sufre un paro cardiorrespiratorio, es decir, cuando el corazón deja de latir y la persona deja de respirar.
Su objetivo es mantener la circulación sanguínea y la oxigenación de órganos vitales, especialmente del cerebro, hasta que llegue atención médica especializada.
El procedimiento combina:
- Compresiones torácicas: Presionar con fuerza y ritmo sobre el pecho para bombear sangre.
- Ventilaciones de rescate (respiración boca a boca o con dispositivo): Administrar oxígeno a los pulmones de la víctima.
RCP profesional y básica: diferencias mínimas pero igual de vitales
Sobre las diferencias entre la reanimación realizada por profesionales y la que ejecutan testigos, el docente señaló que la técnica básica del masaje se mantiene: “30 compresiones y 2 ventilaciones en el adulto, a un ritmo de 100 a 120 por minuto, con una profundidad de 5 a 6 centímetros. Lo esencial es no perder el ritmo y dejar expandir el tórax en cada compresión”.
Mauricio Carrasco también compartió consejos prácticos para quienes presencien un colapso cardíaco sin formación médica: “Lo primero es mantener la calma y asegurar que la escena sea segura, llamar al 131, pedir ayuda y buscar un desfibrilador externo automático (DEA). Más vale intentarlo que no hacer nada”.
Finalmente, advirtió sobre errores comunes, como no alcanzar la profundidad adecuada, hiperventilar o no dejar que el tórax se expanda. Para mantener el ritmo correcto, incluso recomienda apoyarse en canciones populares como “Stayin’ Alive” o “Baby Shark”.
La experiencia vivida por Toledo recuerda que la rapidez y la preparación pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Realizar ejercicio después de los 60
El caso de Toledo también abrió la conversación sobre cómo abordar la actividad física en personas mayores de 60 años. Aunque el deporte aporta múltiples beneficios, los especialistas advierten que el cuerpo pierde resistencia con el paso del tiempo y es necesario tomar precauciones.
La doctora Daniela Cuadra, directora médica de la Clínica de Recuperación de Lesiones (CRL), enfatiza la necesidad de un chequeo médico antes de iniciar o retomar ejercicios.
“Es muy importante tener una buena historia clínica, muy completa con sus antecedentes cardiovasculares, sus antecedentes metabólicos, su historial traumatológico y quirúrgico para determinar si tiene las condiciones necesarias para hacer ejercicio de manera sana,o se encuentra con una patología subyacente, cardiaca, respiratoria, diabetes o alguna otra que pueda mermar su desarrollo deportivo y amenazar su vida”, explicó Cuadra.
Otros exámenes útiles son los perfiles lipídicos y glicemia, además de evaluaciones articulares o estudios de imagen si existen lesiones previas.
Consejos para una práctica segura
Entre las recomendaciones principales se encuentran:
- Chequeo previo con médico deportivo o cardiólogo.
- Ejercicio progresivo: comenzar con 20 minutos de bajo impacto e ir aumentando tiempo e intensidad gradualmente.
- Frecuencia: aeróbico entre 3 y 5 veces por semana; fuerza 2 o 3 veces, no consecutivas; flexibilidad y equilibrio al menos 3 veces por semana.
- Control de signos de alarma: detenerse ante dolor torácico, mareos, palpitaciones o falta de aire.
- Supervisión profesional: kinesiólogo o entrenador capacitado para adaptar la rutina.
- Hidratación y controles periódicos: cada seis meses o con mayor frecuencia según enfermedades crónicas.
Desde la Clínica CRL aseguran que todo esa actividad física debe complementarse con el trabajo del equilibrio para evitar caídas y complementarlo con una hidratación adecuada. “Hacerlo siempre de manera supervisada con kinesiólogo o entrenador que esté capacitado para evitar o minimizar los riesgos. Realizar controles, además, cada 6 meses, o según la patología puede ser más frecuente”, enfatiza la doctora Cuadra.
Capacitar a la comunidad en maniobras básicas de RCP, instalar desfibriladores externos automáticos (DEA) en espacios públicos y fomentar la educación en primeros auxilios son medidas que pueden transformar la respuesta frente a una emergencia. Cada minuto cuenta, y contar con personas preparadas y recursos disponibles puede marcar la diferencia entre perder o salvar una vida.
El desplome de Patricio Toledo en pleno partido es un recordatorio de lo frágil que puede ser la salud cardíaca y de cómo la prevención y la preparación son claves. Actuar a tiempo salvó su vida, y su caso también subraya que, después de los 60, la actividad física debe estar siempre acompañada de chequeos médicos y un plan adecuado para disfrutar del deporte sin poner en riesgo el corazón.