
La “ley del hielo” en la pareja: el silencio que también puede herir
El silencio prolongado como castigo en una relación de pareja puede tener consecuencias emocionales. Expertos advierten que la “ley del hielo” puede convertirse en violencia psicológica cuando se usa como forma de manipulación o control.
El distanciamiento emocional en una relación puede ser confuso. Una cosa es la necesidad temporal de espacio, pero otra es usar el silencio como una manera de hacer daño. La ley del hielo se manifiesta cuando una persona ignora deliberadamente al otro, evita conversaciones necesarias, se niega a responder preguntas o actúa con frialdad como forma de castigo.
La psicóloga Stefanella Costa, académica de la Universidad Diego Portales, explica que este patrón ocurre cuando una persona opta deliberadamente por guardar silencio, cortar el contacto o mostrarse emocionalmente distante como forma de castigar o manipular a su pareja. “Este comportamiento no es lo mismo que tomarse un tiempo para calmarse después de una discusión; es una estrategia activa y prolongada de distanciamiento que busca generar incertidumbre, incomodidad o sumisión en la otra persona”, señala Costa.
La especialista agrega que se reconoce como una dinámica de poder dentro de la relación y que si se vuelve sistemática, puede tener un impacto profundo en la salud emocional de quien la recibe.
El impacto emocional del silencio
Vivir bajo el efecto constante del silencio puede provocar un desgaste significativo. La ambigüedad, la falta de certezas y la sensación de estar “castigado” sin explicación, puede generar ansiedad, frustración y dañar la autoestima. “Muchas personas reportan que preferirían enfrentar una conversación difícil antes que soportar el silencio, ya que el vacío comunicativo suele vivirse como una forma de castigo emocional”, explica Costa.
Además del sufrimiento psicológico inmediato, esta práctica puede minar la confianza en la pareja, deteriorar el vínculo y abrir paso a relaciones marcadas por la manipulación o la inseguridad emocional. Por otra parte, el que aplica la ley del hielo también sufre, ya que reprime sus emociones y contribuye a un clima tóxico en la relación.
Este tipo de comportamiento no es exclusivo de un género, pero sí aparece con frecuencia en relaciones donde hay una asimetría emocional o de poder.

Crédito: El Mostrador
¿Qué hacer?
El primer paso es identificar la conducta y reconocer que no es una forma saludable de resolver conflictos. Si se trata de una situación puntual, lo recomendable es abrir el diálogo con la pareja y expresar cómo se percibe y afecta este comportamiento.
Sin embargo, según la experta, si la conducta es repetitiva y genera malestar constante, puede ser señal de una dinámica relacional dañina. “En estos casos, buscar apoyo psicológico puede ayudar a entender lo que está ocurriendo, fortalecer los propios recursos emocionales y evaluar si esa relación está ofreciendo un espacio de respeto mutuo y seguridad emocional.”, indica Costa.
Aunque en una relación de pareja es natural que existan momentos de distancia o necesidad de espacio, el silencio impuesto como forma de castigo o control no debe normalizarse. Detrás de esta estrategia puede haber dinámicas más profundas de manipulación y abuso emocional.