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Déficit de Omega-3 en la menopausia: el riesgo silencioso que afecta la salud femenina BRAGA Crédito: Cedida

Déficit de Omega-3 en la menopausia: el riesgo silencioso que afecta la salud femenina

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La disminución de estrógenos durante la menopausia reduce la capacidad del cuerpo para aprovechar los ácidos grasos esenciales. El déficit de Omega-3, presente en hasta un 80% de las mujeres, puede aumentar los riesgos cardiovasculares, óseos y emocionales.


Resumen
Síntesis generada con OpenAI
Durante la menopausia, la caída del estrógeno reduce la capacidad del cuerpo para sintetizar ácidos grasos esenciales, lo que agrava el déficit de Omega-3 presente en hasta el 80% de las mujeres. Este desequilibrio impacta en la salud cardiovascular, ósea y emocional. Expertos destacan el valor del Omega-3 ALA de la chía y el DHA de algas como aliados naturales para aliviar síntomas y prevenir enfermedades crónicas. La evidencia científica respalda la suplementación como parte clave de un enfoque integral de salud femenina.
Desarrollado por El Mostrador

En lo que respecta a este año, la Organización Mundial de la Salud estima que 1.000 millones de mujeres en el mundo estarán atravesando la menopausia. De ellas, 37 millones vivirán en América Latina. En Chile, según el último Censo 2024, existen 3.755.889 mujeres entre 45 y 85 años y más, equivalentes al 20,3% de la población nacional, que forman parte de este proceso vital.

A pesar de su magnitud, la menopausia sigue siendo un tema poco abordado. De acuerdo con la encuesta Ipsos (2022), en Chile solo el 54% de las mujeres se considera informada acerca de la menopausia, mientras que entre los hombres esa cifra cae al 35%. Este desconocimiento se suma a un dato preocupante: hasta un 80% de las mujeres presenta déficit de nutrientes esenciales, vitaminas, minerales y ácidos grasos de omega-3, lo que impacta directamente en su calidad de vida.

Omega-3 y salud ósea: un aliado para prevenir la pérdida de calcio

Los ácidos grasos omega-3, en particular el ALA, podrían favorecer una mayor absorción de calcio y ayudar a reducir la degradación ósea. Además, el Omega-3 ALA contribuye a combatir la inflamación, un factor clave en la prevención de enfermedades crónicas asociadas a la edad. La evidencia científica también muestra que la suplementación con omega-3 puede disminuir el riesgo cardiovascular, aliviar dolores articulares, mejorar el estado de ánimo, reducir la frecuencia de los sofocos nocturnos y favorecer un sueño reparador.

La chía: fuente natural de Omega-3 esencial para la menopausia

“El déficit de omega-3 en la menopausia no solo afecta la salud cardiovascular y cognitiva, sino también la calidad de vida diaria. La chía es particularmente valiosa porque aporta ácido alfa-linolénico (ALA), un omega-3 esencial que el organismo necesita ante la disminución de estrógeno; además, ofrece fibra dietaria, fundamental para la regulación metabólica y digestiva. Esta combinación convierte a la chía en un aliado natural y sustentable para las mujeres en esta etapa”, explica Carolina Chica, Gerente de Nutrición, Investigación y Desarrollo de Benexia.

Combinación de ALA y DHA: el equilibrio perfecto para la salud femenina

La evidencia acumulada muestra que la combinación de Omega-3 ALA proveniente de la chía y DHA de algas puede marcar la diferencia en el manejo de síntomas y riesgos asociados a la menopausia. En un escenario donde la mayoría de las mujeres presenta déficit de Omega-3, la ciencia apunta a que la suplementación será cada vez más relevante en la agenda sanitaria.

Nutrición y salud hormonal: un enfoque pendiente

Abordar la menopausia desde una mirada integral que combine la nutrición, la prevención y la educación es una deuda pendiente en salud pública. Durante años, esta etapa ha sido tratada casi exclusivamente desde lo médico o farmacológico, dejando de lado el impacto que una alimentación equilibrada puede tener sobre los síntomas y la calidad de vida. Incorporar el rol de nutrientes como el Omega-3 en las políticas de salud femenina permitiría no solo aliviar molestias, sino también prevenir enfermedades crónicas que aumentan en esta fase.

El déficit de Omega-3 es un problema silencioso, pero con amplias repercusiones: afecta la función cardiovascular, la densidad ósea y la regulación del ánimo, pilares fundamentales del bienestar en la madurez. Por eso, los especialistas coinciden en que la educación nutricional debe comenzar mucho antes de la menopausia, promoviendo una alimentación rica en fuentes naturales de Omega-3 como la chía, las nueces, el lino o las algas, junto con hábitos que favorezcan el equilibrio hormonal.

Más allá de los suplementos, se trata de generar conciencia sobre la importancia de nutrir el cuerpo para sostener la salud en todas las etapas de la vida. La ciencia ya demuestra que pequeños cambios en la dieta pueden marcar una gran diferencia. La menopausia no debe verse como un fin, sino como una oportunidad para reconectarse con el propio bienestar y adoptar una relación más consciente y sostenible con la alimentación.

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