
Donde cayeron bombas hoy caen poemas, el proyecto chileno que rescata la memoria histórica
Estrenado en Santiago, once años después del fin de la dictadura, el espectáculo combina poesía, arte y memoria histórica en una performance, para muchos, “imposible de olvidar”. Para septiembre, a 47 años del golpe de Estado, planean intervenir el Palacio Pereira.
Lanzar miles de poemas desde un helicóptero sobre ciudades que han sido bombardeadas es el emblemático proyecto que el colectivo chileno Casagrande exporta desde hace más de dos décadas a una decena de capitales del mundo y que justo acaba de exhibir en Rotterdam, Países Bajos.
Estrenado en Santiago, once años después del fin de la dictadura, el espectáculo combina poesía, arte y memoria histórica en una performance, para muchos, “imposible de olvidar”.
“La gente empezó a saltar, a correr, a abrazarse, a subirse unos encima de otros o arriba de los árboles porque todo el mundo quería alcanzar la mayor cantidad posible de versos”, recuerda a EFE Lila Díaz que presenció el ´bombardeo de poemas´ del 23 de marzo de 2001 en la Plaza de la Constitución de la capital, frente al palacio de La Moneda.
Era la primera vez que un helicóptero sobrevolaba el espacio aéreo del palacio de gobierno después del ataque ordenado en 1973 por Augusto Pinochet (1973-1990), que derrocó al gobierno socialista de Salvador Allende. Sin embargo, lo que esta vez caía del cielo no eran bombas: eran 100.000 poemas escritos en marca de páginas de libro.
“El público era como niños felices recogiéndolos del suelo –recuerda Díaz–, leyéndolos, mirándolos, guardándolos e intercambiándolos”.
Detrás de Casablanca están los artistas chilenos Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, un grupo forjado en los años universitarios y que comparte el amor por la poesía y las heridas de la dictadura.
“Esa noche descubrimos que el cielo se transforma en un espacio de recuerdo con la belleza de poemas cayendo mientras la luz de la ciudad los ilumina, como si fueran estrellas”, rememora Bianchi a EFE.
“Resignificar” los lugares bombardeados
Las intervenciones de Casablanca giran en torno a los conflictos contemporáneos y el pasado reciente y buscan, dice Cristóbal Bianchi, “resignificar” los lugares que fueron devastados, “restituir la destrucción” y “construir un mundo dentro de otro”.
Desde la misma plaza donde 24 años antes arrojaron miles de poemas, Julio Carrasco recalca hoy a EFE que estos actos “son de un profundo simbolismo” porque “afectan el ánimo y las emociones” de comunidades enteras. “Son –dice– como las corrientes marinas: invisibles a simple vista, pero capaces de cambiar el clima de los continentes”.
Para los tres, nacidos el año del golpe de Estado de Pinochet, la dictadura y el silencio de la transición fueron “la motivación para actuar”.
“La imagen de La Moneda en llamas es el símbolo de un gran trauma generacional que llevamos dentro”, apunta Carrasco.
“Llevar esta experiencia al mundo”
La intervención en el corazón de Santiago “tuvo un antes y un después” para el grupo. “Fue tan potente que decidimos llevar esta experiencia a otros lugares del mundo”, cuenta Bianchi.
Desde Chile, los bombardeos de poemas llegaron a Croacia (Dubrovnik, 2002); España (Guernica, 2004 y Madrid, 2018); Polonia (Varsovia, 2009); Alemania (Berlín, 2010); Reino Unido (Londres, 2012); Italia (Milán, 2015); y en mayo pasado en Países Bajos, donde coincidió con el 85º aniversario del bombardeo nazi que arrasó Rotterdam.
En Madrid, por ejemplo, fueron invitados por el Festival Poetas, del espacio cultural Matadero, y coincidió con la conmemoración de los 400 años de la Plaza Mayor durante la gestión de la exalcaldesa Manuela Carmela (2015-2019).
“Hoy esta performance no se podría hacer en Madrid –añade Bianchi–. Las autoridades de turno son importantes porque tiene una dimensión política incuestionable”.
“Un Hawker Hunter dibujado”
Por primera vez en los 24 años de historia de su espectáculo los bombardeos de poemas coinciden con bombardeos militares de alta “intensidad”, dice a EFE Joaquín Prieto. Quizás, en unas décadas, un día también caigan poemas desde el cielo de Kíev o de Gaza.
“Esta intervenciones solo pueden llevarse a cabo en contextos democráticos, con estabilidad política y distancia temporal a los bombardeos ocurridos”, añade.
Por ahora, los artistas tienen interés en llevar su experiencia a las ciudades de Buenos Aires, bombardeada en 1955 para derrocar al gobierno de Juan Domingo Perón; e Hiroshima y Nagasaki, víctimas de bombardeos nucleares durante la Segunda Guerra Mundial.
Para septiembre, mes de la conmemoración de los 47 años del golpe de Estado en Chile, planean intervenir el Palacio Pereira, una antigua mansión neoclásica en pleno centro de la capital, con otro proyecto, llamado Panóptico.
Los artistas cubrirán el techo del patio interior del edificio con una malla con la silueta recortada a tamaño natural de un avión Hawker Hunter, el mismo que los que bombardearon La Moneda: “El espectador verá un Hawker Hunter dibujado con nubes, con lluvia o con el cielo azul, en un obra viva, que va cambiando”, explica Carrasco.
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