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“El placer genocida de Dios” en Isla Dawson: estudio cuestiona a religiosos que “salvaban” selknam CULTURA Crédito: Cedida

“El placer genocida de Dios” en Isla Dawson: estudio cuestiona a religiosos que “salvaban” selknam

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Marco Fajardo Caballero
Por : Marco Fajardo Caballero Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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“Todos los actores de la época lo sabían. En Dawson fueron confinadas especialmentes personas selknam, y en menor medida kawésqars y yaganes. La disciplina impuesta por los estancieros y los salesianos, con la apoyo del Estado, arrasó con sus prácticas”, explica un historiador.


Una nueva publicación cuestiona el relato tradicional sobre una misión salesiana en Isla Dawson, la misma que funcionó como campo de concentración durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).

El estudio, liderado por el historiador Alberto Harambour, analiza los propósitos y funciones de la Misión cristiana en Patagonia entre los años 1889 y 1911.

Tradicionalmente se ha sostenido que la misión salesiana en Isla Dawson, ubicada en el estrecho de Magallanes, se habría propuesto salvar a los habitantes de Tierra del Fuego de la violencia de los ganaderos, como asilo frente a las atrocidades de la colonización.

Niños indígenas en la producción de lana. Dawson, 1889. CA Villarroel.

“El lugar común de la bibliografía existente, y muy difundida por distintos medios, instituciones públicas incluso, plantea que los salesianos se propusieron la encomiable misión de salvar a los pueblos originarios de Patagonia pero vieron frustrado su intento. Este artículo demuestra, a partir de la documentación salesiana, que el dogmatismo salesiano planteó una salvación espiritual traducida como exterminio físico y cultural”, explica el historiador a El Mostrador.

“De esta muerte sistemática y dolorosa los salesianos estaban orgullosos porque garantizaba el placer eterno en el reino de los Cielos. Esta revisión indica que la historiografía ha sido poco rigurosa y muy ideologizada. Ha menospreciado el sufrimiento de las personas recluidas en Dawson, especialmente niñas y niños, por haber sido indígenas, y ha confundido una palabra dogmática -salvación- con una práctica horrorosa, por ser cristiana y occidental, o chilena”.

La historiografía tradicional ha planteado que las buenas intenciones de las y los religiosos habrían tenido pocos logros o que habrían fracasado a pesar del esfuerzo realizado.

Sin embargo, esta investigación publicada en la prestigiosa Revista Magallania, con la participación de la profesora Marcela Orellana y liderado por el investigador del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas de Altas Latitudes (IDEAL) y director del Doctorado en Ciencias Humanas de la Universidad Austral de Chile (UACh), Alberto Harambour, reinterpreta las versiones más extendidas y plantea que las misiones se proponían salvar “almas”, no vidas.

“Este trabajo es resultado de largas investigaciones. En ellas apareció una y otra vez una interpretación indulgente de la actuación de la Congregación Salesiana en Patagonia, muy contradictoria con la información de la época. Incluso la elaborada por los propios salesianos”, comenta el especialista a El Mostrador.

“La mayor parte de la documentación salesiana está disponible en diferentes repositorios electrónicos, en sus propias publicaciones, y en archivos públicos”.

La investigación, titulada “El placer genocida de Dios. La congregación salesiana y la ‘salvación’ de niñas y niños indígenas en la misión de Isla Dawson (Patagonia, 1889-1911)”, se concentra en el libro testimonial escrito por el sacerdote salesiano Maggiorino Borgatello, Florecillas Silvestres (1920).

“Allí se puede apreciar que la historia tradicional es tan ideologizada que no ha sido considerada brutal, a pesar de ser un texto chocante. Además, revisamos prácticamente todo lo que se ha escrito sobre la Misión de Dawson, otras publicaciones oficiales salesianas y documentos estatales y de prensa”, explica Harambour.

Para el investigador, las versiones colonialistas de la historia han sido normalizadas, incluso con sus “groseros errores” de interpretación y factuales. Asimismo, aclara que la inmersión en Isla Dawson suponía despojar de todo a los indígenas que habitaban la zona, partiendo por sus tierras y terminando con su memoria.

“Debían aprender de manera repetitiva frases hechas en castellano y en latín, producir objetos para los misioneros e incluso trabajar para ellos. Por supuesto, los salesianos saben que eso les terminaría por enfermar”, explica.

Agrega que, como han demostrado estudios liderados por Romina Casali o Carolina Odone, entre otros, la imposición de nuevos hábitos, como la sedentarización y concentración de población, el vestido y la dieta basada en carbohidratos pobres, fue “devastadora”.

“Todos los actores de la época lo sabían. En Dawson fueron confinadas especialmentes personas selknam, y en menor medida kawésqars y yaganes. La disciplina impuesta por los estancieros y los salesianos, con la apoyo del Estado, arrasó con sus prácticas”.

El historiador Alberto Harambour. Crédito: IDEAL

El estudio destaca tres aspectos relevantes. El primero de ellos hace alusión a que los Estados, las religiones organizadas y los dueños de tierras mantienen una deuda histórica con los pueblos originarios y que deben su existencia a la tragedia que produjeron con efectos que se expresan hasta hoy.

El segundo, que es imprescindible revisar con rigurosidad severa los saberes sobre el pasado que se presentan como neutrales y en realidad son tan ideologizados que han deformado incluso los hechos.

El tercero, que las instituciones involucradas en prácticas tan brutales no solo deben reconocer sus actos, sino que tienen el deber de repararlos, identificando los derechos de las comunidades que han sido, hasta hoy, víctimas del despojo colonizador.

“El lugar más activo de la Misión de Dawson fue el cementerio, indican fuentes de la época. Alrededor de mil personas fueron sepultadas allí en dos décadas. Esto es, después del de Punta Arenas, el cementerio más grande de la Patagonia. Sólo algunas pocas decenas de personas lograron fugarse o sobrevivir. Casi la totalidad de quienes fueron deportados a Dawson murieron allí, y los salesianos, como expresó Maggiorino Borgatello muy elocuentemente, se felicitaron por ello”, concluye.

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