
“La hermanastra fea”: un cuento de hadas grotesco
Una de las sorpresas del cine de terror de 2025 viene desde Noruega: una versión retorcida de La Cenicienta convertida en un body horror feminista repulsivo. Una apuesta extrema, brutal y cómica en una ópera prima que no deja indiferente.
En los últimos años, una nueva ola de cineastas mujeres ha irrumpido en el panorama del terror, especialmente dentro del subgénero del body horror. Estas directoras no solo aportan nuevas miradas, sino que revisitan temas de género desde la carne, el trauma y lo cotidiano, con una potencia narrativa que le da un necesario giro al género. Julia Ducournau (Titane), Coralie Fargeat (La sustancia), Rose Glass (Saint Maud), Michelle Garza Cervera (Huesera) y ahora Emilie Blichfeldt con La hermanastra fea son prueba de ello.
Esta película fue una grata sorpresa en el año. Como ópera prima no prometía demasiado, pero gracias a su narrativa extrema terminó cautivando tanto a la crítica como al público. Es una propuesta intrépida, audaz y lamentablemente poco conocida, que probablemente no aparezca en los rankings de fin de año, pese a ser mucho más sólida que otras del género. El cine de terror nórdico está en plena alza, y este filme lo confirma.
La película presenta una reinvención oscura del clásico de los hermanos Grimm, centrada esta vez en Elvira, una de las hermanastras. En un reino donde la belleza femenina lo es todo, Elvira hará lo que sea para captar la atención del príncipe, del que está obsesivamente enamorada. El problema: no cumple con los estándares de belleza que la sociedad impone para ser “digna” de él.
El hecho de poner el foco no en Cenicienta, sino en su antagonista, permite una lectura mucho más ácida, sangrienta y provocadora del relato. El cuento de hadas es triturado y reformulado como una fábula sobre el dolor físico como camino a la aceptación social. Mutilaciones, vómito, pus, cirugía y deseo sexual conforman un banquete visual tan incómodo como fascinante.
El film mezcla momentos de body horror delirante, comedia negra y un gore contenido pero eficaz, que sostiene el relato sin caer en la saturación. Su estética de cuento de hadas se transforma en algo perverso y perturbador. Es grotesca, salvaje y cruel, con escenas que incluso harán que los fans más acérrimos del horror crudo aparten la mirada.
Temáticamente, la película dialoga claramente con La sustancia, de Coralie Fargeat. Ambas utilizan el terror corporal como herramienta para explorar la dictadura de los cánones de belleza y la presión social que enfrentan las mujeres por encajar en modelos inalcanzables. En La sustancia, la protagonista recurre a una versión mejorada de sí misma; en La hermanastra fea, Elvira se somete a procedimientos violentos para conseguir la atención del príncipe. Las consecuencias son devastadoras en ambos casos.
También hay una conexión temática con La favorita, de Yorgos Lanthimos: la competencia femenina por el poder, la aceptación y el estatus en un mundo jerárquico, todo desde una mirada satírica. Y con la sátira nórdica Sick of Myself, en donde la obsesión por la visibilidad lleva a la autodestrucción física. Estas películas dialogan entre sí, cada una con su estilo, pero unidas por una crítica feroz al modelo social que empuja a las mujeres a extremos absurdos.
En lo visual, el film brilla con un diseño de vestuario exquisito: vestidos de época reinterpretados con elegancia y locura, acompañados por una dirección de arte estilizada que bordea lo kitsch, con una estética colorida y excéntrica que potencia el tono bizarro del relato.
Lea Myren está formidable como Elvira. Su interpretación, intensa y casi sin diálogos, se roba la pantalla en todo momento. Su presencia desborda obsesión, dolor y tenebrosidad. Aquí Cenicienta queda completamente relegada; la hermanastra es la absoluta protagonista de esta tragedia corporal.
La hermanastra fea es una película desafiante, incómoda y visualmente poderosa. Una reinterpretación original del clásico infantil desde una perspectiva feminista. Da un giro inteligente y provocador al mito de la belleza, y ojalá que Disney tomara nota: así de oscuros, grotescos y valientes tendrían que ser sus próximos live actions.
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